Por otro lado la vesión de 2014 de BG que refieres cuál es exactamente ¿podrías poner un link? Y la de BTM a mi la del disco Michael sin parecerme la repera la veo decentilla salvo por detalles de producción como esos postizos de coros de público o el "I love u Michael" final; por contra una que me gusta-y la que leo que es un puro montaje es la que utiliza la base musical del tema con la propia voz de Michael y que en principio pensaba que era la original del 82 (aqui me lío la verdad).
Muy buenas, pussycontrol. Encantado, como siempre, de emitir respuesta a tus interrogantes.
Como el enunciado textual que remití en la jornada de ayer mostraba una densidad sumamente extrema, quizá no me expresé con claridad meridiana. Así que zanjo dichas cuestiones de un modo breve y conciso.
A mí, la versión de 2014 de
Blue Gangsta, recogida oficialmente en el álbum
Xscape, como séptima pista del mismo, me parece uno de los peores ejercicios de actualización de una canción de Michael Jackson perpetrados por el Estate-Sony desde 2009 (como si debiera haber precisado de reajuste alguno, cuando la canción en su estado original -y presente, por fortuna, en la edición deluxe del disco- ya presentaba un estado más que pulido y definitivo. El tema objeto de mi crítica furibunda es el siguiente:
https://www.youtube.com/watch?v=6wsQb4n3T1k
Hasta el minuto uno, aceptable -aunque todo un ejercicio innecesario de retocamiento de algo inmejorable-. A partir de ese momento, un batiburrillo insondable de sonidos poco homogéneo, haciendo emparentar dicho híbrido más a un consomé musical que a una canción propiamente catalogada como tal.
La
Blue Gangsta que me complace, por el contrario, es la que todos intuyo presupondréis: la número quince de
Xscape.
https://www.youtube.com/watch?v=UIHoHTMJIGU
Slave to the Rhythm la defino como el artefacto más decente despachado por Timbaland para el proyecto que fuera alumbrado tres años atrás. Para nada la considero una reinterpretación discutible (sí, sin lugar a dudas, la no oficial de Tricky, de 2010, la cual preferiría ni mencionar), y/o profanadora de la visión expresada por Michael en la demo de las sesiones de
Dangerous. Aunque, no obstante, mejorable -personalmente, le hubiera incorporado nuevas variantes; la estimo un tanto breve en cuanto a su duración: ¿quizá, la resultante de la escenografía del olvidable
horrorgrama?-, yo, a riesgo de equivocarme, estimo que el Michael Jackson de 2000 en adelante habría discurrido por una senda pareja, similar, a la registrada en dicha pieza.
De hecho, en mi escala de preferencias, evaluando el desempeño de Timbaland con un cierto halo de retrospectiva,
Slave to the Rhythm figuraría en un orden de prelación más destacado que
Loving You. En mi opinión, la versión de Michael se muestra más conmovedora, gracias, en gran medida, al cambio de tono experimentado a partir de la segunda mitad de su reproducción, alcanzando un
crescendo mágico irresistible, como sólo Michael podía ejecutar con maestría en la década de los ochenta en baladas de dicha factura. La de este afamado productor queda aplanada bajo unos arreglos caracterizados por la continuidad, sin atisbo alguno de variación -¿producto de la correción del desafinamiento del pitch, por parte de Michael, en un error de producción, en los primeros segundos del tema de la demo?-.
Y, por último, de
Behind the Mask se ha hablado largo y tendido de una cierta sobreproducción en su haber, mediando la inclusión de elementos ajenamente descontextualizados de la letra y espíritu de la misma. Y tienen razón quienes lo esgrimen. Pero esas acciones suelen ser llevadas a efecto, con el fin expreso de enmascarar y minimizar las áreas de mejora, o flancos vulnerables, de una pieza inacabada, o con visos de no haber sido culminada, como bien pudiera haber sucedido con la que nos ocupa. Ello abriría un enésimo debate aparte de éste, consistente en la conveniencia o no de ser publicada la obra de un artista tras su desaparición, sin el consentimiento directo o tácito del concernido, y de ser así, en qué condiciones. Pero ya se ha abordado con suficiencia este extremo, y en el pasado de modo prolijo. Con lo cual, no cabría insistir más en ese sentido. Al menos, en lo que a mí respecta.
De la susodicha, destacaría el empleo del saxofón -que le dota de una pátina de elegancia y sofisticación que pocos podrán desmentir-, un instrumento infrecuente en el repertorio pasado de Michael, amén de otros, más sujetos a discordia, tales como los ad-libs del público en concierto -como en
Dirty Diana- y del propio Jackson; o la voz de cierre de la solista de acompañamiento como epitafio convincente a la misma.
Un cordial saludo, y un placer.