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Libro traducido: IT'S ALL ABOUT L.O.V.E. - HISTORIAS DE LOS FANS

Buaah que suerte!
Se me pone el bello de punta, un nudo en la garganta, mariposas en el estomago! Y todo eso solo con imaginarme el poder vivir una experiencia asi!!

Aix...gracias por compartirlo!
 
Que bonita la historia y que lindísimo es Michael!!! No tiene nombre... les dejaba notas, se paraba a hablar con ellos, les invitaba a pizzas y lo de los globos me encantó!!! Que cercano era Michael... Que suerte haber podido vivir esas cosas. Gracias chicas!!
 
Mil gracias chicas!! Sois un encanto. Gracias por vuestro tiempo y esfuerzo para acercanos a estos relatos que tanto nos emocionan.
Gracias Mpen y Xtar por estar siempre cerca de Michael, en los buenos y malos momentos, seguro que el se sintió tan feliz como vosotros.
Y como no, gracias a a nuestro Michael!! incomparable genio y persona
 
Mahe, Mariate y Blues,

Es hermoso, todo esto es como un regalo para nosotros. Creo que a todos nos encanta leer historias de fans con Michael porque es donde vemos el lado humanitario y sentimental de Michael. Estuve pensando... ya que esto no pudo ser un regalo para Michael en vida, ¿porque no le envian un par de copias del libro a sus hijos?

Estoy a la espera de mas historias hermosas como las que he leido hasta ahora.

:*)
 
Qué maravilla todo esto!!! Me muero por leerlas!! Pero qué investigaciones que se han hecho chicas!!!!!! No hay palabras para agradecerles toda esa devoción!!!! Y también a la gente que decidió dar a conocer todos esos testimonios , que nos permiten compartir y capturar de alguna forma, algo de la enorme ternura de Michael!!!!!
Gracias!!!!!!!!!!!!!!!!!!
 
Os traigo una nueva historia. Disfrutad!!

LA EXPERIENCIA EN EL “OMNI” O “¡EY, YA ESTÁ LLEGANDO!”
por Sonja Winterholler, Alemania

Era agosto de 2004 cuando yo y mis amigas Gitti y Marina reservamos un vuelo desde Munich a Los Ángeles para ver y apoyar a Michael una vez más. El 29 de agosto estaba apunto de llegar y Michael iba a cumplir 46 años. Sabíamos que sería difícil para él porque eran los meses previos a que su juicio (que estuvo basado en mentiras y terribles acusaciones – como ya sabéis todos) diera comienzo. Sentíamos una fuerte sensación de que teníamos que estar ahí para demostrarle nuestro amor y apoyo permanente. Y ¡llevarle algunos regalos de cumpleaños desde Baviera! Llegar a las puertas de Neverland fue muy emocionante y maravillosamente increíble – como siempre.

Los días anteriores al cumpleaños de Michael no sucedió nada especial. Pasamos algunos agradables y cálidos días bajo el sol viendo vacas y ardillas, charlando, haciendo guerras de Super Soakers con otros fans europeos y escuchando con atención algo de música clásica que emergía desde Neverland de vez en cuando. Sabíamos que Michael estaba allí y eso era lo más importante por el momento.

Entonces, llegó EL DÍA – era 29 de agosto. Más y más fans de diferentes países y estados llegaron a Neverland para celebrar el cumpleaños de Michael todos juntos y, tal vez, también junto a Michael… Lo pasamos muy bien en la calle; bailamos, cantamos e inflamos globos de cumpleaños pero, por desgracia, allí no había ninguna señal de Michael. Pasaron las horas y todo lo que vimos fueron algunos coches no identificados y una enorme mezcladora de cemento que no sabíamos lo que significaba. Finalmente llegamos a la conclusión de que Michael solo quería estar con sus hijos en un día tan especial y seguro que ellos disfrutarían en Neverland… Si, era totalmente aceptable que él no saliera o hiciera algo… era SU día, no el nuestro…

Pero - ¿por qué no envío a algunos guardias a recoger sus regalos de cumpleaños por lo menos? ¡Él sabía que nosotros estábamos aquí con nuestros regalos! Hmm, tal vez mañana.

Al día siguiente nuestra decepción se había esfumando - ¡Nuevo día, nueva esperanza! Una vez más, nosotras y otros cerca de 30 fans nos divertimos bajo el sol jugando a juegos más o menos tontos y escuchando música en nuestros coches. En este punto tengo que mencionar que no siempre escuchábamos música de Michael, nuestro repertorio era bastante amplio. Desde nuestro reproductor se escuchaba The Rocky Horror Picture Show Soundtrack, música típica de Baviera, lo mejor de Elvis y algunas otras cosas interesantes… Teníamos la ligera sensación de que algunos de los otros fans estaban un poco irritados por algunas de las canciones que sonaban a todo volumen en nuestro coche, algo que a nosotras nos hizo mucha gracia.

Después de un rato, una camioneta blanca apareció en el interior de Neverland. Era el coche de los guardias de seguridad que se dirigía hacia la puerta. Bajaron dos guardias y nos preguntaron si teníamos algo para el Sr. Jackson que ellos pudieran llevarle… ¡Por supuesto! Todo el mundo salió corriendo al mismo tiempo hacia sus coches para volver en un minuto sonriendo alegremente y con un pequeño paquete (o a veces grade), un dibujo, una carta, una postal, unas flores o cualquier cosa para Michael. Sí, ¡por fin podíamos entregarle nuestros regalos! Después de apilar todo en la camioneta, los guardias volvieron al interior de Neverland y desaparecieron detrás de las pequeñas colinas… Ahora todos estábamos completamente satisfechos e imaginando a Michael desenvolviendo los regalos…
De repente, vimos como otra camioneta blanca que salía de Neverland se acercaba lentamente por el camino… ¡Oh! ¿Quién estará ahí? Todo el mundo enmudeció al mismo tiempo y observamos cómo el coche se detuvo en la puerta. Entre los fans ya nos habíamos dado cuenta de que Michael no estaba en el coche pero, ¿quién era? Entonces, la puerta del conductor se abrió y del coche salió un cocinero. Sí, un cocinero con uno de esos grandes gorros blancos en la cabeza. ¡Qué gracioso! El cocinero se dirigió hacia nosotros y nos dijo: “Traigo algunos helados y refrescos para vosotros. ¡Es un regalo del Sr. Jackson para daros las gracias por vuestros maravillosos regalos!”.

¡Oh, eso fue muuuyyy dulce por parte de Michael! Había sido una reacción muy rápida, así que supusimos que ya lo tenía planeado.
Cada uno de nosotros gustosamente eligió un helado y una lata de refresco. Creo que yo tenía Ginger Ale y un helado muy acuoso, pero que sabía genial y de alguna manera también era muy especial. Le dijimos al cocinero que diera las gracias a Michael en nuestro nombre y que le deseara un feliz cumpleaños (con retraso) de parte de todos sus fans. El cocinero sonrió y asintió con la cabeza. Luego, volvió conduciendo al rancho y también desapareció tras las colinas.

Estábamos tan felices. Fuimos a nuestro coche para terminar de comernos el resto del helado. Ahora, después de toda la emoción, ya era hora de que nos relajáramos. Nos tumbamos en los asientos, colocando los pies en la parte superior de las puertas del coche, que estaban abiertas. Entonces, pusimos “Rollin’” de Limp Bizkit – muy alto.
Mientras permanecíamos allí, divisamos otro coche dentro de Neverland: Era una enorme limusina blanca. Vimos como se aproximaba, pero no reaccionamos en absoluto. Lo único que hicimos fue seguir cantando muy fuerte “keep rollin’, rollin’, rollin’…” (sigue rodando, rodando, rodando…) y la limusina lo hizo. Já, ¡Fue tan divertido! Pero, ¡Espera! ¿Qué diablos está haciendo esa limusina allí? Mientras tanto esta ya se había detenido a pocos metros de la puerta, que todavía permanecía cerrada. Los otros fans ya estaban esperando delante de la puerta cuando Marina gritó: “¡Será mejor que vayamos para allá también!” Al escuchar estas palabras de repente se me ocurrió: ¿quién más si no Michael va a estar sentado en una limusina que está saliendo de Neverland? Algunas veces, nuestros cerebros trabajan muy lentamente…

Dejamos nuestras latas de refresco en el suelo, salimos a trompicones del coche y corrimos hacia la puerta. Mi corazón latía como loco cuando se abrieron las puertas de la limusina. Kerry, el guardaespaldas personal de Michael en ese momento, salió y se dirigió hacia nosotros. Nos dijo que retrocediéramos un poco y entonces la puerta se abrió. Kerry dijo que a Michael le gustaría conocer a algunos de sus fans y un segundo más tarde, señaló a tres o cuatro personas. Ellos debían dar algunos pasos para acercarse al coche y esperar allí. Entonces, nos miró al resto de nuevo de arriba a abajo y señaló a otros tres fans. Una de ellas fue Marina ¡Oh Dios Mío! Pero en ese preciso momento, la chica que estaba a su lado saltó al grupo de los fans elegidos y eso fue todo. Una vez más, fuimos demasiado lentas para intervenir y Kerry tampoco dijo una palabra. Como seleccionaba a los fans al azar, para él no había ninguna diferencia entre los fans a los que se les permitía conocer a Michael. Así, sucedió que nosotros nos echamos para atrás y la puerta se cerró de nuevo. Todo lo que podíamos hacer era observar al pequeño grupo de seis o siete fans que iba a reunirse con Michael. Se les permitió entrar en la limusina en grupos de dos, donde pudieron intercambiar algunas palabras y abrazos con él. ¡Caray, era tan frustrante! Ni siquiera alcanzamos a ver a Michael, mientras que ellos estaban ¡hablando con él!

Después de algunos minutos el tiempo de reunión había terminado, la puerta del coche se cerró y las puertas de Neverland se abrieron de nuevo. La limusina comenzó a moverse y pasó por delante de nosotros, seguida de un todoterreno negro repleto de guardias de seguridad. Michael abrió la ventana y saludó brevemente desde la distancia. En cierto modo sentimos que no era justo, solo éramos unas 30 personas por lo que sencillamente podría haber abierto un poco antes mientras pasaba más lentamente… Más tarde supimos que Michael llevaba a sus hijos con él, por lo que podría haber actuado con especial cuidado. Aunque en ese momento nos sentimos un poco desanimados una idea recorrió nuestras mentes al mismo tiempo. Sin decir una palabra nos miramos las unas a las otras e inmediatamente corrimos hacia nuestro coche. Marina ya había encendido el motor cuando Stephanie, una amiga nuestra muy querida, llegó hasta nuestro coche. “Willi (su padre) se ha ido a la tienda hace diez minutos así que ¡no tengo coche! ¿Vais tras Michael?” “¡Sí – sube!” fue nuestra respuesta. El único problema era el completo caos que teníamos en el asiento delantero, normalmente no lo utilizábamos así que lo estábamos usando como almacén para todas nuestras cosas como comida, pancartas y mapas. Cuando Stephanie pudo, por fin, apartar todo a un lado el coche ya estaba en movimiento. Mitad dentro y mitad fuera fue dando traspiés hasta que logró entrar y cerrar la puerta. ¡Pobre Stephanie! Marina aceleró dejando atrás solo una nube de polvo – bueno, y nuestras latas de refrescos en el suelo. Tan pronto como giramos hacia Figueroa Mountain Road ya habíamos alcanzado los coches de Michael ya que nuestra velocidad era mucho mayor que la de ellos. Marina tuvo que pegar un frenazo para no acercarse demasiado al todoterreno. Nuestro coche era un Pontiac Grand Prix, ¡un gran coche con mucha potencia!

Bien, realmente estábamos persiguiendo a Michael – algo que nunca habíamos hecho antes porque pensábamos que era demasiado intrusivo, pero esta situación no nos hizo sentir mal, simplemente era emocionante. Gitti sostuvo nuestra pequeña bandera de Bavaria fuera de la ventana, pero tras unos segundos la retiró rápidamente. En el siguiente cruce, giramos a la derecha para coger una carretera más grande que nos conduciría, como bien sabíamos, la 101. En ese mismo cruce otro coche con algunos fans de Francia ya estaban esperando y se colaron entre el todoterreno y nosotras. Eso no nos hizo mucha gracia pero en realidad estar o no detrás del todoterreno no tenía importancia. Entonces, nos dimos cuenta de que había un coche más en la persecución. Se trataba de un grupo de dos fans alemanes y uno austríaco llamados Claudia, Jochen y Patrick a los que conocíamos bastante bien, incluso teníamos sus números de teléfono. Mientras nos dirigíamos a la 101 esperábamos que Michael se dirigiera a Solvang o tal vez a Santa Bárbara, ya que no llevábamos mucho combustible. Pasamos la salida de Solvang y seguimos y seguimos… Apagamos el aire acondicionado para ahorrar combustible y Stephanie llamó a Claudia, que iba en el “coche alemán”. ¡Oh no, tenían el mismo problema! ¿Qué íbamos a hacer? Mientras hablábamos agitadamente alguien tuvo LA IDEA. El coche de Claudia haría una parada en la siguiente gasolinera y se darían prisa para alcanzarnos, así nosotros todavía estaríamos siguiendo a Michael. Entonces nosotras haríamos una parada para repostar y los cogeríamos de nuevo. Já ¡Menudo plan! Michael no se nos iba a escapar…

De modo que Claudia y sus amigos tomaron la siguiente salida que señalizaba una gasolinera y nosotras seguimos conduciendo detrás de la limusina de Michael, el todoterreno negro y los fans franceses. En un rato, los fans franceses aceleraron, cambiaron de carril hasta ponerse a la altura de la limusina de Michael y colocaron un cartel contra la ventana. ¿Qué demonios estaban haciendo? Oh, por fin pudimos leerlo, el letrero decía: “¡Estamos sin gasolina!” Entonces agregaron su número de teléfono, parecían esperar que Michael los llamara. No sé si lo hizo…

Después de eso, cambiaron de carril de nuevo, nos saludaron y cogieron la siguiente salida. Nosotras les devolvimos el saludo y seguimos adelante con los ojos pegados al indicador de combustible. En realidad, Gitti y yo teníamos un segundo problema. Teníamos que ir al baño urgentemente… ¿Dónde estaba el coche de Claudia? ¡Necesitábamos repostar! Debido a que llevábamos el aire acondicionado apagado hacía mucho calor y olía fatal dentro de nuestro coche y además yo sentía una terrible urgencia… Tras unos minutos más, llegamos al océano. Las vistas eran preciosas, pero no había manera de disfrutarlas. Solo pensábamos en que ahora no habría una estación de servicio durante bastante tiempo ya que el Océano Pacífico estaba justamente a nuestra derecha. Realmente estábamos temiendo quedarnos sin gasolina en medio de la carretera cuando descubrí una señal que indicaba una gasolinera próxima. La señal indicaba hacia el lado izquierdo lo que me confundió un poco. “¡Marina! Rápido, al carril izquierdo!” grité, entonces vi que, efectivamente, existía un carril para girar a la izquierda. Marina giró mientras nos dábamos cuenta del pequeño espacio que había antes de que un montón de tráfico llegara por el carril contrario. “¡Vamos!” y Marina pisó el acelerador. Con un subidón de adrenalina llegamos a la estación de servicio. Todavía no podíamos creer que acabáramos de hacer un giro a la izquierda en una carretera ¡pero fue todo legal! Mientras que Marina corrió a la caja yo me puse a repostar, Gitti se apresuró a ir al baño y Stephanie llamó a Claudia para decirle que habíamos salido de la autopista. Después de llenar el depósito también corrí hacia el baño, pero todavía estaba ocupado. ¡Oh no, no podíamos perder tiempo! Cuando Gitti salió del baño las cuatro saltamos dentro del coche y salimos corriendo. Para volver a la autopista teníamos que arriesgarnos a hacer otro giro a la izquierda en una vía de varios carriles. Y después, teníamos que darnos bastante prisa, porque no sabíamos donde estaba el coche de Michael. El coche de Claudia no había logrado cogerlos por el momento, pero ella nos había prometido llamar tan pronto lo hicieran. El tráfico se hacía más denso a media que nos acercábamos a Los Ángeles, así que era muy difícil adelantar. Sin embargo, gracias a Marina y a nuestro Pontiac nos las arreglamos para hacerlo – un coche tras otro. Trascurrieron largos minutos, y con cada minuto que pasaba la esperanza de encontrar a Michael se desvanecía. Estábamos pensando en darnos por vencidas cuando de repente el móvil de Stephanie sonó. “¡Lo tenemos!, ¡Todavía estamos en la 101!”

Recuperamos todas nuestras esperanzas y Marina aceleró de nuevo. Un poco más tarde, Stephanie seguía al teléfono con Claudia, cuando descubrimos que íbamos justo detrás de ellos porque podíamos leer las mismas señales de tráfico. Y ¡Sí! Solo unos pocos coches y un camión enorme nos separaban. Una vez más, nos las arreglamos para adelantar y en el preciso instante en que habíamos alcanzado el coche de Claudia, la limusina y el todoterreno pusieron el intermitente hacia la derecha y tomaron la salida Downtown L.A. Wow, ¡por los pelos! Hubiera sido mucho más difícil encontrarlos allí. Seguimos a los coches durante varios cruces y giramos varias veces hasta que la limusina y el todoterreno indicaron que se dirigían hacia la derecha de nuevo. Habíamos llegado a la puerta de entrada a un garaje subterráneo de un hotel. Por suerte, inmediatamente encontramos algo así como dos plazas de aparcamiento en la calle (creo que era un área en la que estaba prohibido aparcar), así que pudimos salir de nuestros coches y colocarnos en la parte superior de la puerta del garaje. Yo, todavía tenía la urgente necesidad de encontrar un baño, pero de alguna manera me las arreglé para hacer caso omiso a eso. La limusina pasó por la puerta y entonces – se atascó en la esquina. Já, ¡era demasiado larga! Después escuchamos a Kerry hablar en el interior de coche, aparentemente con Michael. Una de las puertas traseras se abrió y Michael seguido de sus hijos salió del coche. Desafortunadamente, algunos fotógrafos ya estaban de pie junto a nosotros, así que Michael solo saludó y sonrió brevemente, luego desapareció en el garaje. Pero bueno, ¡él también se había dado cuenta de nuestra presencia! Por supuesto, nosotros también lo saludamos con la mejor de las sonrisas en nuestras caras. ¡Por fin habíamos visto a Michael! Llevaba puesto un pantalón negro, una camisa roja y unas gafas de sol. Se le veía muy relajado.

Continúa...
 
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Bien, sabíamos que Michael había entrado en ese hotel – era el “Omni Los Angeles”, un hotel de lujo con cinco estrellas. Bueno, eso no importaba en absoluto, estaba segura de que ¡allí iba a encontrar un baño! Así que entramos dentro, llevando todavía chanclas y las camisetas sudadas gracias a nuestro viaje “sin aire acondicionado”. Oh, por fin pude ir al baño ¡que alivio! Después de eso y tras tratar de sacar lo mejor de nosotras frente al espejo, salimos de nuevo para aparcar el coche de una forma más legal. Ahora, nuestro plan era “revisar” el hotel, lo que suponía echar un vistazo alrededor y encontrar las diferentes entradas y tal vez también las ventanas de la habitación de Michael – en el caso de que la hubiera reservado. Así que nos dividimos en dos grupos.

Claudia, Patrick y Jochen volverían dentro para tratar de encontrar la planta donde se localizaba su suite o lo que fuera… Marina, Gitti, Stephanie y yo caminaríamos alrededor del edificio para echar un vistazo. Pero Claudia y los dos chicos no se atrevían a caminar por el interior de ese elegante edificio, así que cambiamos los destinos de los grupos. Desde luego, no parecíamos ir muy a la moda pero no sé por qué, en ese momento simplemente entramos fingiendo estar interesadas en una habitación o algo. Marina estaba hablando con un empleado sobre los precios y la disponibilidad de las habitaciones cuando de pronto pasó una mujer que nos resultaba muy familiar. “¡Mira, es La Toya! Vamos a ver a donde va” nos susurró Stephanie a Gitti y a mí.
Marina, de una forma amable a la par que brusca terminó la conversación, habiendo conseguido la interesante información de que el restaurante y el piano bar se encontraban en la tercera planta. La Toya se dirigió al ascensor y pulsó el botón de la “tercera planta”. ¡Ajá! Subimos en el siguiente ascensor e hicimos lo mismo. Después de llegar al tercer piso, apenas conseguimos ver a La Toya girando una esquina así que seguimos la misma dirección. Un segundo más tarde, nos encontrábamos de pie en medio del piano bar, tratando de comportarnos de una forma discreta. La mejor idea parecía ser la de sentarnos en la primera mesa libre que viéramos de modo que terminamos sentadas en frente del piano. Aunque nos sentíamos como Sherlock Holmes, no sabíamos donde había ido La Toya exactamente. El restaurante estaba directamente adjunto a la barra, pero no podíamos verla allí. Oh, entonces descubrimos otra posibilidad, quizá más probable de donde podía haber ido. Había una sala extra al lado del piano bar, no muy lejos de nuestra mesa y cuya entrada estaba cubierta por una cortina. Nuestros susurros fueron interrumpidos por un camarero que quería tomarnos nota. Gitti inmediatamente pidió una Piña Colada, pensando que en ese tipo de bar debería probar una “auténtica” bebida. Marina, Stephanie y yo solo pedimos Coca-Cola. Nos trajeron nuestras bebidas muy rápido y todavía no teníamos ni idea de qué hacer pero ahí estábamos, esperando a que, ehm, tal vez La Toya saliera de nuevo o algo. Lo más importante era estar tranquilas y relajadas, no importaba lo que sucediera. No queríamos llamar la atención así que realmente intentamos parecer “cool” y fingir que éramos como todo esa gente rica que nos rodeaba. El pianista comenzó a tocar envolviéndonos en un ambiente muy acogedor.

Trascurridos un par de minutos, apareció alguien conocido. “¡Ey, ya está llegando!” declaró Gitti muy relajada. “¿Quién?”, pregunto Marina, que era la única desde cuya posición no podía ver a las personas que entraban en el bar. Gitti, Stephanie y yo sin inmutarnos respondimos: “Michael”. Marina, por supuesto, no nos creyó y dijo: “¿Dónde?”, a lo que nosotras respondimos: “Detrás de ti”. Marina se volvió hacia su derecha, el lado equivocado. Al no verlo preguntó de nuevo: “¡¿Dónde?!” Mientras tanto, Michael había caminado hasta acercarse a nuestra mesa, por lo que le dijimos: “Al lado de ti”. Todavía estábamos muy tranquilas y serenas cuando Marina se giró hacia la izquierda y lo vio - ¡Michael! Sí, ¡Realmente era él! El pequeño problemilla que Marina tenía en ese momento era que Michael no es que estuviera cerca de ella, si no que lo tenía directamente a una distancia de 30 cm máximo de su cara. Todo lo que Marina veía eran sus pantalones negros y cuando por fin se atrevió a subir la mirada un poco logró ver también su camisa roja. Marina, se sofocó de inmediato, especialmente por la cercanía de sus pantalones, así que ella simplemente se giró hacia el otro lado casi lanzándose al sofá para ocultar su rostro. Michael nos miró y por un momento dejó de caminar. Parecía no estar seguro de si ya nos había visto antes y ahora estaba esperando nuestra reacción. Stephanie incluso le oyó susurrar un discreto “¡Hola!”, pero como habíamos practicado antes, nos mantuvimos muy tranquilas y dijimos… nada. Stephanie estaba mirando a otro lado al igual que Marina, Gitti estaba sorbiendo su Piña Colada y yo estaba sonriéndole a él y asintiendo con la cabeza de una forma muy estúpida. Ay no, ¿Cómo podíamos reaccionar de una forma tan tonta? Y, ¡Menudo panorama para Michael! Un poco irritado, se dirigió a saludar al pianista. Se estrecharon la mano e intercambiaron algunas palabras. De repente, Marina estalló: “¡Será mejor que vayamos para allá! ¡Vamos!” Las cuatro logramos ponernos en pie, no sin antes tropezar con nuestras bolsas y mochilas, y encaminarnos hacia Michael. Algunos guardaespaldas, que todavía no nos habían reconocido, se alinearon frente a Michael pero lo oímos decir: “Está bien”, así que dejaron de interponerse en nuestro camino. Finalmente nos plantamos frente a Michael y le dijimos: “Hola Michael”, con una pronunciación terriblemente Bávara (excepto Stephanie, que no es de Baviera). Michael repitió: “¡Hola!” y estrechó nuestras manos una por una. Y entonces estrechó la mano de Marina otra vez – y otra – y otra… Mientras ellos estrechaban sus manos, una de nosotras dijo algo así como “¡Muchas gracias por el helado y los refrescos en Neverland!” a lo que respondió “¡Oh, estabais en Neverland!” al parecer, estaba encantado.
Todas tartamudeamos “Sí, sí…” mientras le sonreíamos. Mientras tanto una fotógrafa se las había apañado para entrar en el bar y comenzó a empujar y tirar de Gitti y Stephanie con el fin de conseguir una buena toma de Michael. Pero ella no contaba con Gitti y Stephanie, quiénes estaban empujándola con mucho ímpetu. En medio de esta pequeña lucha, Gitti dijo a Michael “¡Munich te ama!” que por cierto, era su frase estándar para conectar con Michael. Él reaccionó a eso y empezó a hablar mucho, empezando con las palabras “¡Oh, Munich…!” Ninguna de nosotras entendió las palabras que vinieron a continuación. No fue culpa nuestra, el pianista había comenzado a tocar de nuevo un poco fuerte. Después de que Michael terminara de hablar, pregunté educadamente “¿Perdón?” y él volvió a repetirlo todo de nuevo. Marina y yo tratábamos de entenderlo con todas nuestras fuerzas, incluso estábamos intentando leer sus labios, algo que no funcionó. ¡El piano sonaba demasiado fuerte! Gitti solo entendió las últimas palabras “… y todas esas cosas son vuestras” lo que seguramente era un comentario referido a nuestro regalo de cumpleaños de Munich. Como ninguna de nosotras se atrevía a preguntarle de nuevo y todas esperábamos entender mucho más, respondimos con un sondeo bastante inseguro “¡¿Sí?!”. Michael inmediatamente se dio cuenta de que no teníamos ni idea de lo que había dicho por lo que suspiró y empezó a hablar muy despacio y con claridad: “Esta bien, ¡quiero volver a veros!” al decir estas palabras, extendió la mano y nos apuntó con su dedo a cada una de nosotras. Mientras Michael estaba empezando a hablar, habíamos movido nuestras cabezas hacia delante tratando de entenderlo, pero cuando su mano se acercó a nosotras, echamos nuestro pecho hacia atrás. Por la posición en que nos habíamos quedado ¡Debíamos tener un aspecto muy gracioso! Estábamos muy contentas de haber logrado entenderlo y contestamos “Sí, ¡a nosotras también nos encantaría verte de nuevo!” Y entonces, Marina se giró para colocarse a su lado y señalando hacia nuestra mesa le dijo: “¡Mira, estamos sentadas allí mismo!” Sí, Michael ya conocía nuestra mesa porque acababa de pasar por ahí, pero no obstante, la escena ¡era tan mona! Michael cortésmente miró hacia nuestra mesa y respondió algo así como “ajá” y luego se despidió de nosotras. Tal vez también hizo algún gesto para despedirse, pero no estoy segura de eso. Solo recuerdo que caminamos lentamente hacia nuestra mesa y nos sentamos mientras que Michael y sus guardaespaldas se dirigían hacia la habitación contigua. ¡Dios Santo!, ¿Qué acababa de suceder? ¡No podía creer que se nos hubiera olvidado por completo desearle un feliz cumpleaños (con retaso)! ¡Oh, no! Eso había sido realmente embarazoso, pero por otro lado, Michael se había dado cuenta desde el comienzo de nuestro “encuentro” que estábamos bastante desconcertadas y – especialmente lentas. Así que él quizá podría habernos excusado… esa era nuestra esperanza.
Después de un rato, caímos en la cuenta de que Patrick, Jochen y Claudia ¡Seguían investigando los alrededores del hotel! Stephanie envió un mensaje a Claudia y unos minutos más tarde los tres se unieron a nosotras. Al principio estaban disgustados porque acabábamos de estar con Michael y no los habíamos avisado antes, pero después de explicarles la rapidez con la que había sucedido todo, se calmaron de nuevo. Y ¡Michael todavía estaba en la habitación! Tenía que volver a salir de nuevo en algún momento.
Mientras estábamos allí sentados, el pianista nos preguntó si deseábamos escuchar alguna canción. Vaya, ¡Nos permitía escoger una canción! Por supuesto, elegimos una para Michael así que pedimos “I will always love you”. Mas tarde, cuando nos volvió a preguntar elegimos “That’s what friends are for”. Era bastante extraño estar sentados en ese elegante piano bar mientras uno tras otro, los miembros de la familia Jackson pasaban por delante de nosotros para ir al baño y volvían de nuevo. Estaban los padres de Michael, Jermaine, Randy, La Toya y Janet. ¡Wow! Jermaine y Randy incluso se detuvieron en nuestra mesa para preguntarnos si estada todo bien… Michael debía haberles contado sobre el peculiar grupo de fans que había sentado en la otra sala. Y Patrick, quién también era un gran fan de Janet, tuvo la oportunidad de verla y ¡hablar con ella! Algún tiempo después, una vez más, el pianista comenzó a tocar “Happy Birthday” y todos los clientes en el bar y también algunos en el interior del restaurante comenzaron a cantar. Cuando llegó la parte donde dice “Happy Birthday dear hmm hmm”, nadie excepto nosotros conocía el nombre correcto. Así que estuvimos a punto de gritar “dear Michael” y en respuesta pudimos oír una risa muy fuerte que procedía de la habitación de al lado. ¡Sonaba como si fuera Michael! Cuando la canción llegó a su fin, el pianista anunció: “Esta noche, tenemos unos invitados muy especiales…”, nos preguntábamos si él realmente iba a anunciar la presencia de Michael y su familia, pero continuó “… desde Munich, Alemania”. ¿Qué? ¿Era realmente raro anunciarnos a NOSOTROS como invitados especiales mientras Michael y Janet Jackson junto a más miembros de la familia estaban sentados en la habitación de al lado? No sabíamos que pensar cuando el pianista comenzó a tocar el himno de Alemania. La situación no podía ser más irreal. Estábamos un poco avergonzados y sólo soltamos unas risitas mientras nos poníamos colorados. “Esto no puede ser verdad”, pensaba todo el tiempo, pero lo era. Más tarde, llevaron un gran pastel a la sala de al lado y de vez en cuando podíamos escuchar la risa de Michael. ¡Era genial ver como se estaba divirtiendo!

A la vez, todos a excepción de Michael salieron de la habitación y se encaminaron hacia los ascensores. Nosotros los saludamos por última vez, pero seguíamos esperando a que Michael saliera. Esperamos y esperamos, pero no pasó nada. Pagamos nuestra cuenta y también fuimos hacia las escaleras, pues la habitación parecía estar completamente vacía. En el vestíbulo del hotel vimos a dos de los guardaespaldas de Michael e inocentemente nos pusimos a su lado. Stephanie no pudo evitar escuchar la conversación telefónica, en la cual Kerry hablaba bastante enfadado con alguien que estaba trabajando en el garaje. “¡Tiene que estar ahí, es una GRAN limusina blanca!” Oops, ¡no encontraban la limusina de Michael! ¿Cómo podía suceder algo así? No sabíamos exactamente que hacer ahora, pero después de estar merodeando y ser vistos por los guardaespaldas de Michael y el personal del hotel, decidimos salir a la calle y esperar allí. No pasó nada. Toda la familia a excepción de Michael (y sus hijos) ya habían dejado el hotel, por lo que llegamos a la conclusión de que él tal vez se quedara esa noche. Deliberamos acerca de quedarnos allí o conducir hasta Buellton, cerca de Neverland, donde estaba nuestro motel y donde habíamos dejado nuestro equipaje.

Finalmente y una vez más, nos dividimos en dos grupos. Marina y Claudia regresaron al motel y el resto de nosotros nos quedamos allí, en frente del hotel. Ya era muy tarde y Marina tenía que conducir durante dos horas y media, pero se las arregló para hacerlo sin haber dormido. Patrick, Jochen, Gitty, Stephanie y yo pasamos la noche entera sentados en el segundo coche, viendo el todoterreno negro de Michael que estaba estacionado frente al hotel. Teníamos que estar atentos por si se movía. ¡Qué noche! Creo que ninguno de nosotros pudo dormir nada hasta la mañana siguiente. Y aún así, no pasó nada. Gitti y yo nos las apañamos de alguna manera para desayunar, teníamos las ensaladas que habíamos dejado el día anterior. Esperamos durante tres horas más, era alrededor de mediodía cuando de pronto, el conductor se metió en el todoterreno. Cruzamos la calle para ver donde iba y lo encontramos aparcando cerca de una salida lateral del hotel. A continuación, la limusina blanca, que, evidentemente ya habían encontrado, fue conducida directamente frente a la puerta de salida, así Michael solo tenía que recorrer un breve camino para entrar en el coche.
Desafortunadamente, los fotógrafos de la prensa estaban presentes de nuevo y trataban de hacerse con la mejor posición alrededor de la limusina. Entonces, uno de los guardias de Michael, no recuerdo si era Kerry, les dijo que se echaran para atrás. Y permitió que nosotros, los fans, nos situáramos en la parte delantera mientras que la prensa tuvo que moverse hacia la parte posterior. ¡Genial! ¡Eso había sido increíble!

Gitti y yo teníamos algunas cosillas para Michael, concretamente una tarjeta de agradecimiento por el encuentro en el hotel dónde también le contábamos que habíamos pedido esas dos canciones para él, y un CD con la canción “Calling Michael”. “Calling Michael” es una canción que los fans escribieron y grabaron para Michael, con la intención de mostrarle su apoyo en esos momentos, pues Michael seguro que lo necesitaba. Es una canción preciosa y habíamos prometido al productor hacer todo lo oque estuviera en nuestra mano para entregársela a Michael.
Y entonces, Michael salió del hotel saludando y sonriendo y se metió en su limusina, de nuevo seguido por sus hijos. Una vez dentro, abrió una ventana un poco para estrechar las manos de los fans. Esa era nuestra oportunidad para darle la tarjeta y el CD. Y sí, lo logramos. Cogió las cosas y nos dio las gracias de inmediato. También pudimos ver a Paris y a Prince sentados al lado de su papá mirándonos con sus enormes y preciosos ojos. ¡Eran tan monos! Y Michael realmente necesitaba una crema hidratante porque tenía las manos muy secas. Seguramente él tendría una buena en casa, ya que no había previsto su estancia en ese hotel en absoluto. Él todavía (o de nuevo) llevaba las mismas prendas que el día anterior. Já, ¡ahora no éramos los únicos que teníamos que llevar nuestra ropa sudada! Cuando la limusina comenzó a moverse, le gritamos “¡Te queremos!” (Gitti, por supuesto, dijo “¡Munich te ama!”) y rápidamente corrimos hacia nuestro coche. Patrick, Jochen y Stephanie también habían logrado tocar la mano de Michael así que ahora todos estábamos muy contentos. Patrick era quién conducía y de nuevo estábamos siguiendo a la limusina y al todoterreno negro. No estábamos seguros, pero teníamos la esperanza de que volvieran a Neverland.

Mientras tanto, Marina y Claudia, que tenían la misma esperanza, habían comprado algunos girasoles y algunas otras cosas para decorar la puerta de Neverland. Ya habíamos colocado corazones rojos en ella, pero Marina y Claudia querían poner algo más de decoración. Michael disfrutaría viéndola al volver a casa – ojalá.
Una vez ya estábamos en la 101, Stephanie envío a Claudia un mensaje contándole que Michael y nosotros estábamos de camino y que creíamos que nos estaba llevando de regreso a Neverlad. “¿Michael y nosotros?”. No estaban seguros de cómo entender eso ¿Estábamos sentados dentro de la limusina junto a Michael? Eso hubiera sido tremendo, pero más tarde, pudieron comprobar que estábamos sentados en nuestro propio coche.

Después de seguir a Michael durante un rato, finalmente nos libramos de dos coches de la prensa. Estaban conduciendo de forma temeraria solo para acercarse a la limusina de Michael, ¡una locura! Alrededor de una hora y media después, pensamos en pasar a Michael para estar en la puerta de Neverland cuando el la atravesara. Pero teníamos un problema - ¡este coche era una porquería! Marina llevaba el Pontiac y nosotros un viejo Chevrolet… Ahora entendíamos bien por qué a Claudia y a los demás les costó tanto tiempo coger a Michael de nuevo el día anterior. Ese coche no corría nada. Así que, avanzamos lentamente hacia el carril izquierdo y nos dispusimos a pasar la limusina. Gitti había preparado un cartel que decía, por supuesto, “Munich te ama” y lo sostuvo contra la ventana. Finalmente alcanzamos la limusina, pero el proceso de adelantamiento parecía no tener fin… Saludamos y sonreímos en dirección a las ventanas oscuras mientras pasábamos más y más y más vergüenza. Patrick había presionado el acelerador a fondo y unos largos segundos o incluso minutos más tarde, estábamos delante de la limusina. ¡Vaya, ya venía la salida! Giramos hacia derecha sin quitar nuestros ojos de la limusina hasta que nos cercioramos de que también cogió la salida. En este punto, tratamos de acelerar tanto como nos fue posible. Cuando llegamos a Neverland, se nos dibujó una gran sonrisa en el rostro, habíamos logrado manejarnos bien en el viaje y estábamos de vuelta a salvo. Marina y Claudia nos dieron la bienvenida y cada uno de nosotros cogimos rápidamente una de las preciosas flores así como nuestra pancarta “Munich está aquí por ti”, pudimos ver como Michael ya había abierto su ventana. Al pasar, estaba totalmente preparado en la ventana ¡mostrando una de sus sonrisas más deslumbrantes! Parecía muy feliz y estaba muy guapo en ese momento ¡era simplemente fantástico! Vaya, realmente le habíamos echo sonreír.

Un segundo después gritamos “¡Cuidado Michael! ¡Tu cabeza!” porque la limusina había llegado a la puerta que no era tan amplia y Michael podría haberse golpeado contra el lateral de la puerta de no haber estado atento. En el último momento se metió en el coche sin dejar de reír. Quizá estaba siendo consciente de que la puerta se aproximaba, pero no lo sabemos a ciencia cierta…

Con ese pequeño sobresalto nuestro viaje a L.A había terminado de nuevo, lo que no había terminado aún era nuestro “Viaje de Michael”. En realidad no lo vimos más hasta que volamos de vuelta a casa, pero tuvimos el gran honor de ¡visitar Neverland dos veces! ¡Fue increíble!
Pudimos conducir sus trenes (había uno pequeño y uno grande en Neverland), montar en todas las atracciones del parque y ver algunas de las actuaciones de Michael en directo en su cine. Me encantó especialmente el “Sea Draggon”, un gran barco que se balanceaba, y el “Spider” un carrusel que giraba de forma desordenada, aunque yo y Marina ¡casi nos mareamos! Y hay una cosa de la que estamos completamente seguras: El hizo que su frase “Quiero veros de nuevo” fuera verdad mientras nos veía en Neverland…
Neverland era tan hermoso, estoy increíblemente triste de que ya no exista. La pérdida de Neverland fue de alguna manera lo que marcó el principio del fin…
Michael, quiero darte las gracias por todas las maravillosas experiencias y sobre todo por los amigos a los que tanto aprecio y que pude conocer ¡a través de ti! Vives eternamente en nuestros corazones. ¡Te quiero, Michael!
 
Última edición:
Gracias Mariate!! Las de cosas que somos capaces de hacer los fans por Michael jaja Que suerte poder haber vivido todo eso, debieron de pasárselo genial!!

Se me olvidaba, me gustaría saber que pensó Michael al escuchar la canción de Calling Michael porque yo cuando la escuché no pude parar de llorar... Es preciosa.
 
Última edición:
muchisimas gracias por subir estas grandes anecdotas!! por lo que he leido en pags. anteriores juntareis todo y lo pondreis para poder descargarlo todo junto no???
 
muchisimas gracias por subir estas grandes anecdotas!! por lo que he leido en pags. anteriores juntareis todo y lo pondreis para poder descargarlo todo junto no???

Si, pero eso será al final, cuando ya estén publicadas todas las historias. De momento podéis leerlas aquí.

Besos!!
 
Ohhhhhh, Mariate ! Qué historia alucinante ! :eek::)
Realmente Michael despierta el amor más increíble del mundo...
Aluciné con las peripecias de estos fans y cómo Michael siempre estaba atento a ellos.
Es realmente asombroso. Me alegra inmensamente que él haya disfrutado de ese
amor incondicional. :eek::cor:
 
EStoy sin palabras, una vez más.

¡Qué hermosos momentos, increíbles, mágicos!!!!

Me encantan todos los detalles con que cuentan la historia. Es totalmente surrealista la situación de estar sentadas en el hotel y que aparezca Michael y hablar con él. No sé si en su lugar podría aguantarme de desubicarme y largarme a llorar , echarme a sus brazos, no sé lo que haría.

Gracias chicas!!!!!

¡Qué hermosas historias!
 
Esta última historia ha sido.. poco menos que increíble... que experiencia dios! Lo que me hubiera gustado vivir algo así...
 
No encuentro palabras. Parece, una narración sacada del mejor de nuestros sueños, no de una realidad, no de las atenciones reales que Michael profesaba a sus verdaderamente amados fans. Es algo nunca antes visto. Jamás.
Increíble la lectura. Muchas gracias.
 
Wow, no habia empezado a leer las historias.


Maravillosas todas. Es indescriptible lo que se siente al leer cada una de ellas,
realmente te transmiten toda la emoción y la adrenalina y puedes imaginar cada detalle, cada escena, en tu cabeza. Sencillamente mágico...

Me gustó mucho la experiencia de nuestro compañero del foro,
del que hemos tenido el placer de conocerle varias anécdotas suyas con Michael.


Absolutamente todas las historias de los fans, por mínimas que sean valen ORO.



Grandísimo trabajo chicas!!!
 
Gracias a todos por el interés y vuestro ánimo!
Seguimos:



Praga 1996 - Mi Historia
Por Olaf Haensch, Alemania

Toda la gente que había reunida en la entrada del hotel, esperándole a ÉL, empezó a olvidarse de su entorno. Imperturbables, se centraron en las puertas centrales, aumentando su nerviosismo a cada minuto. Todo el mundo se concentraba ahora en sí mismo, todos los demás se convertían en competidores.


Si no sabías qué es lo que estaban esperando, podrías haber imaginado que estarían tratando de conseguir algo que comer después de tres semanas de ayuno. La escena tenía algo de animalístico en sí misma, algo amenazante, instintivo.

A través de las puertas de cristal podíamos ver a la gente afuera, bajo la lluvia, estaban llenos de alegría en ese momento, gritando, saludando y luchado por mantener su espacio. La razón no se veía, pero nosotros lo sabíamos. ÉL acababa de volver y en pocos segundos el tumulto estallaría justo donde estábamos nosotros, en la bien protegida entrada.

El día anterior, mi amigo y yo habíamos llegado a la capital checa. Ninguno de los dos habíamos asistido nunca a un concierto. Y ahora habíamos escogido especialmente el mayor de todos: El estreno mundial del Michael Jackson HIStory Tour. Junto al hecho en nuestras mentes de que habíamos visto fotografías en reportajes de televisión sobre sus giras anteriores, estos recuerdos de gritos, pánico y fans desmayados y exhaustos, fuimos a Praga llenos de expectación y nerviosismo.

Afortunadamente, encontramos pronto alojamiento. Mucho antes de llegar a la ciudad, posters enormes nos dieron la bienvenida poniéndonos de muy buen humor. De modo que era cierto, él está aquí, tenemos entradas, ¡le vamos a ver! Hasta entonces, era algo irreal e inimaginable. Sólo le conocíamos por televisión, donde siempre era presentado como sobrenatural, inalcanzable y casi como un alien. ¿Cómo podía ser que de repente estuviera en la misma ciudad? ¿Sólo necesitábamos ir y ya está?

Rápidamente dejamos nuestro equipaje en el hotel y nos fuimos al centro. Como no sabíamos exactamente donde estaba el Letna Park, el lugar del concierto, primero nos dirigimos hasta el hotel Intercontinental, donde ya se habían reunido cientos de fans. Tuvimos que tomar aliento, ¡esto era algo que no habíamos visto antes!

Rápidamente nos metimos entre el barullo. No tuvimos que esperar mucho. Pocos momentos después, el mismo Michael Jackson salió del hotel. Se paró brevemente, saludó… ¡y vino directamente hacia nosotros! A tan solo un metro de la valla justo en frente de nosotros se paró con su chaqueta roja y firmó unos pocos autógrafos.

¡Increíble! Te sientas en tu coche por la mañana para conducir varias horas, después te torturas por la capital checa buscando alojamiento y, dos horas más tarde, la persona más famosa de la tierra está enfrente de ti. Todavía me encanta recordar este momento, su increíble presencia y el hecho de que me parecía muy pequeño.



¿Qué podía ir mal ahora? Acabábamos de llegar y ya lo habíamos conseguido todo. Verle en persona solo una vez, para convencernos de que era todo real, apaciguar nuestra pasión compartida. Michael había dejado el hotel para ensayar. Ahora podíamos buscar tranquilamente el estadio después de haber comido algo en el restaurante de la esquina. Encontrar el estadio fue simple, el sonido estaba bastante alto. Los típicos sonidos del bajo sonaban fuertemente por toda la ciudad. A nuestro modo, adivinábamos las canciones: Scream, Off The Wall, Billie Jean… después de todo, no sabíamos nada sobre qué pasaría al día siguiente.



Nada, absolutamente nada se sabía sobre el concierto. No había internet, que ya te cuenta cada detalle días o semanas antes. Como los niños, difícilmente podíamos soportar ya más la tensión y así se sobrellevaba bien. Tan bueno como es internet hoy día, y a veces lo maldigo. Roba a la gente el no saber, el encanto de la novedad, la emoción.


Así, junto a otros fans estuvimos tras grandes paneles negros escuchando los ensayos, que se alargaron hasta la noche. A la mañana siguiente estábamos de vuelta en el mismo lugar, y aquí conocimos a Ulrike de Renania. Estaba allí sola, se alojaba en el mismo hotel que Michael y nos invitó a reunirnos allí con ella. No podíamos creernos nuestra suerte de que de repente estuviéramos al otro lado de las barricadas. Afuera, los fans estaban bajo la lluvia y nosotros estábamos sentados confortablemente en la recepción con un zumo de naranja y esperándole a él. Caras familiares del equipo de Michael pasaban delante de nosotros. Bob Jones estaba charlando en el bar, algunos músicos estaban sentados a poca distancia.



Michael estaba en alguna parte de la ciudad y nosotros estábamos esperándole. Le habíamos visto de cerca, habíamos estado en los ensayos y por supuesto, finalmente tuve la idea de intentar conseguir un autógrafo. Precavidamente, había llevado conmigo una tarjeta con la foto de Michael, había encontrado rotulador grueso en nuestro hotel y ahora estaba en medio del tumulto en el pasillo, en un lugar, en mi opinión, estratégicamente bueno. Había elegido una esquina por la que Michael tenía que pasar inevitablemente a su paso hacia el ascensor, así que esperaba tenerle lo suficientemente cerca.


Entonces todo comenzó a ir deprisa, mucho más deprisa de lo que yo quería. Las puertas se abrieron y un grupo de guardaespaldas entraron. Michael tenía que estar en algún lugar en medio de ellos. Al final pude verle como si quisiera firmar autógrafos. No tenía bolígrafo todavía ¡pero yo sí tenía uno! Y efectivamente, sí, lo había visto y venía directamente hacia mí.

Ya pensaba que lo había logrado, pero, ¿qué fue eso? ¡Una mano agarró mi tarjeta y mi bolígrafo! ¡pero no pertenecía a Michael! Uno de los guardaespaldas se dio cuenta de su petición y le dio el bolígrafo. Michael, sin embargo, no hizo nada de lo que yo esperaba, se volvió unos metros más atrás y firmó algunos albums, libros y mapas, después volvió más cerca de mí –me pasó- directo hacia el ascensor.

Qué impertinencia, pensé, haber perdido totalmente mi tarjeta y mi bolígrafo delante de mis ojos. Así que aquí estaba yo a empujones entre la masa detrás de 6 u 8 guardaespaldas y rogando que me devolvieran mi tarjeta. El ascensor se abrió y ya vi desaparecer a Michael con mis cosas. Pero en el último momento, sucedió lo inesperado. Vi una mano acercarse a mí con mi tarjeta, ¡firmada! De quién fueran las manos, jamás lo sabré. Pero Michael no se había olvidado de mí y ahora había recibido, de hecho, algo de él personalmente, un garabato ininteligible en mi tarjeta, el cual, con un poco de imaginación podía identificarse como “Michael Jackson”.

La tarjeta desapareció inmediatamente en mi chaqueta, porque los fans a mi alrededor estaban fuera de control y tenía que estar preparado para cualquier cosa. Se quedó con mi bolígrafo, por supuesto…



Esas fueron mis primeras reales y más intensas experiencias durante mi tiempo como fan. Nunca deberían haber terminado. Pero nunca aspiré a más. Él me ha dado todo lo que podía darme. Así que estaba y estoy satisfecho. Nunca he podido entender la manera temeraria en que algunos fans han acosado al ser humano Michael Jackson, solo por estar cerca o coger algo de él. Junto con otros amigos viví la experiencia de 7 conciertos. Las hermosas vivencias en Praga y en otros conciertos que nunca olvidaré.



En 2002, Michael vino a Alemania de nuevo. Disfruté su estancia principalmente detrás de la escena, y estaba profundamente asombrado por el egoísmo de los hombres. Presencié cómo un cámara caprichoso y descontento maldecía por no conseguir el “material” que quería. Incluso había organizado una fiesta para los fans para filmar a la estrella junto a los fans. Vi a los egoístas fans rogando para que Michael visitara la fiesta, aunque la discoteca elegida no reunía las medidas de seguridad apropiadas y los mismos organizadores parecían desorganizados y excesivamente nerviosos.


En principio, no había nadie allí para vender entradas y las entradas por sorteo fueron vendidas aunque no había precios. No existía programa del acto. La fiesta fue un fiasco, y nadie se preocupaba de la seguridad de Michael. Nuestro grupo finalmente llamó al manager de Michael, que casi estaba ya de camino al nightclub con Michael, para prevenirle y cancelar la visita.
Esta decisión no era fácil para nosotros, pero la persona era más importante que la personalidad. Después de todas estas experiencias, decidí retirarme casi por completo de la escena como fan, aunque había sido uno de los más activos tras la escena durante años. No podía soportar a los fans y a la gente del negocio que arriesgaban con todas las consecuencias solo para conseguir su pedazo del pastel.

Hoy día todavía disfruto escuchando la inigualable música y compartiéndola con amigos.

Su muerte me golpeó más fuerte de lo que había esperado. Alguna vez habíamos pensado en ello, cómo sería después. Por supuesto es diferente. Incluso ahora sigue siendo duro entender muchas reacciones y opiniones. La muerte de Michael Jackson se convirtió en un acontecimiento mundial. Gente que se había burlado de él anteriormente de repente son ahora sus seguidores. La gente sigue una tendencia, en nuestro paradójico mundo ahora “se lleva” comprar y escuchar la música de Michael Jackson. Todo el mundo se apunta a ello, publica una biografía, organiza un concierto en su memoria, va a la televisión –antes de que se seque la fuente del dinero.


Yo saco el álbum “Dangerous” de la estantería, me sumerjo en los recuerdos, en la maravillosa música. Las noticias se desvanecen mientras la música inunda la habitación y a mí mismo. Las imágenes en mi mente son las últimas de Michael cuando estaba ensayando para “This is it”. Está inspirado, lleno de alegría y expectativas, riendo. Me siento bien.
 
Cuantos capitulos os kedan por traducir? Estoy deseando imprimirmelos todos para hacerme yo un libro lleno de estas historias ke son fantasticas. Muchas gracias por el esfuerzo, un abrazo.
 
Cuantos capitulos os kedan por traducir? Estoy deseando imprimirmelos todos para hacerme yo un libro lleno de estas historias ke son fantasticas. Muchas gracias por el esfuerzo, un abrazo.

El libro contiene 60 capítulos pero aquí no los vamos a subir todos porque algunos de ellos son poesías intraducibles o simples menciones que no tienen tanto interés. Pero en el libro sí irán todos, estará completo tal y como lo está el original. Así que David, aún nos queda material para subir!! :D

Me alegro mucho que os esté gustando :)
 
Gracias Bluecita ! Es verdad, muchas veces pensé que aún algunos fans enloquecían
a Michael. Aunque él los amaba , debe ser terrible estar absolutamente rodeado y
atosigado SIEMPRE.
Como diríamos aquí: Hay amores que matan.
 
Gracias chicas!!! Ya me estaba haciendo falta otra historia.


Leí una vez una entrevista donde Michael contaba que una fan le mostraba un mechón de su pelo mientras le decía: " Te lo arranqué hace dos años"

¡Pobrecito!!!

Puedo entender empujones, apretujones entre los fans, pero dañarlo a él, ya es mucho. Pero bueno, forma parte de lo que él provocaba, esa desesperación, por verlo , por tocarlo, por hablarle.
 
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