Los años ochenta se caracterizaron, aparte de por saber armonizar a la perfección las exigencias de calidad exigibles en todo producto con las del rendimiento comercial de los temas icónicos del período, por la incontable retahíla de composiciones con las que pudimos visionar, en las salas de cine, butaca en ristre, una amalgama plural, diversa y variada de producciones cinematográficas de toda laya y género, a elección del espectador: ciencia-ficción, drama, comedia, sátira, romanticismo, acción...
Algunas de ellas, erigidas en bandas sonoras de cabecera de algunos de los filmes más memorables de esta etapa histórica que analizamos, con las que algunas de esas cintas se vieron beneficiadas, sin duda, por el indudable atractivo e impulso sonoro de tales obras.
Podría enumerar un sinfín de ejemplos, pero me centraré en algunos muy selectos y concretos, que a mí, en particular, en lo personal me agradan, como melómano musical capaz de aglutinar en mi fonoteca una representación muy transversal de tendencias en cuanto a sonido, ritmos y arreglos:
- End Title - New American Orchestra: en 1982, el director Ridley Scott llevó a la gran pantalla un largometraje que, a quienes fueron testigos de su visionado, les legó una profunda huella difícil de cicatrizar, ocasionando un antes y un después en el mundo del celuloide, con un relato distópico, ciber-punk, que, a modo de thriller futurista, aventuraba el devenir de la humanidad y sus singladuras en el por entonces lejano 2019 (hoy, ya superado), en un planeta Tierra dominado por la Tyrell Corporation y sus replicantes, que conviven con unos seres humanos adocenados y anestesiados tras años de alienación, apatía y degradación moral y social. Estamos hablando de Blade Runner.
La New American Orchestra se permitió la licencia de readaptar orquestalmente la música compuesta para la película por el grupo Vangelis, plasmando como resultado el primer lanzamiento de un LP relativo a este metraje, en 1982. La canción que expongo abajo (para mí, más sobresaliente en su factura que la del consorcio griego), define a la perfección la civilización sombría, gris, turbulenta y plagada de contrastes que Scott y sus guionistas tuvieron en mente desde su misma concepción.
El veterano -y ampliamente denigrado en la parrilla televisiva, emitiéndose desde tiempo inmemorial en franjas horarias intempestivas, frente a la frivolidad de otras ofertas, incluyendo la de la propia primera cadena del mismo ente público- programa de denuncia social de Televisión Española, En Portada, adoptó la misma durante muchas temporadas de retransmisión en abierto, y tras ser reemplazada por otra a comienzos de 2000, por la presión social de una parte de nostálgicos del viejo himno, los responsables del espacio optaron por repescarla, recortándola sensiblemente en su extensión.
- Don't You (Forget about Me) - Simple Minds: quienes cultivaron absorbentemente hasta el último resquicio de su aliento los hábitos socioculturales de los ochenta en plena adolescencia recordarán, con absoluta presumibilidad, este ejemplar, con el que preservarán en la recámara el arranque de la película The Breakfast Club (1985), un canto a la amistad, a la existencia de aquellas pandillas juveniles tan variopintas y con matices tan acusados como las de las personalidades tan estrambóticas y, sobre el papel, abocadas a la antítesis entre unos y otros, siempre retratados con fidelidad, no importa la etapa en la que nos haya correspondido vivir, siempre abundarán: el macarra, el líder del grupo con aspiraciones, el opositor a detective, el gafotas, la chica problemática para la sociedad -y dulce, en cambio, en su fuero más interno, de raspar un poco, más allá de la superficie de su piel-, sus dilemas existenciales y conflictos internos, todo ello en el aula de una clase, en la que se han visto castigados, sin conocerse de nada, un grupo de díscolos alumnos en el seno de un instituto promedio estadounidense.
El grupo Simple Minds la esbozó, como parte del álbum del filme, permitiéndole alcanzar su mayor cúspide en ventas y recepción masiva, gracias al número 1 en Billboard Hot 100 que, como consecuencia de la popularidad de la obra del director John Hughes, les acarreó.
- Lily was Here - Dave Allan Stewart y Candy Dulfer: en 1989, este dúo hizo vibrar a los seguidores del jazz suave, pieza central de la película homónima. Sus cuatro minutos de duración estilan sensualidad en estado puro, sólo percibido por los sibaritas de buen y entrenado oído. Se trató de una incursión personal de Stewart, tras su exitoso periplo en Eurythmics con Annie Lennox, en la grata compañía de una, por entonces, desconocida saxofonista, la holandesa Candy Dulfer -una de mis debilidades personales-, quien no había publicado, hasta ese momento, ningún material con carácter oficial. Número once en Billboard Hot 100, sexto en Reino Unido, segundo en Bélgica, Noruega y Grecia... Un triunfo inapelable el que se anotó esta dupla en todos los rincones del globo.
Como anécdota, remarcar cuando, con motivo del videoclip del tema Partyman, Prince citó en un pasaje del mismo a Dulfer -con quien colaboraría, más tarde, en subsiguientes proyectos conjuntos- a través de la siguiente afirmación: "If I want sax, I call Candy!".
Y como anexo, tributar a una banda británica de imperdible recuerdo en nuestra recámara sentimental y que se encontró sumido en un estado de gracia inspiradora entre 1982 y 1984, por el carisma inconfundible de su tributario principal, como por el gracejo de su obra en dicho período:
- It's a Miracle - Culture Club: intercalada en medio de auténticos pelotazos musicales que inmortalizaron con su firma y que recorrieron el globo en 1983, como Karma Chameleon, nos encontramos con este tema del álbum Colour by Numbers (1983), el segundo de la formación encabezada por el poliédrico Boy George. Afirmar de ella que su título inicial obedecía al epíteto de 'It's America', el cual fue suplido por el que todos conocemos, al cundir el temor por la discográfica de que un rótulo tan patriótico pudiera ahuyentar al público objetivo del cuarteto londinense.
Adjunto la primeriza versión, desterrada por la oficial: