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Los obispos contra Europa.

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Bueno Bluelite, a mí también me bautizaron de pequeño, como bien dices no puedes elegir que no lo hagan.También fuí al catecismo para la preparatoria de mi primera comunión.Y era tan pequeñajo e inocente yo, que cuando mi maestro me dijo que había que asistir a las correspondientes clases, para mí supuso poco más que otra asignatura pendiente puesto que el mismo profesor de escuela que ejercía como tal también lo hacía a la par como cura.:p

De todos modos no es tan importante, no creas que por el hecho de que yo fuera por entonces pequeño sería fácilmente influenciable en ése aspecto.Con el tiempo el sentido común puede con cualquier tipo de educación al respecto, y más tratándose de un tema como la creencia, pues al final todo queda basado en una fé que si luego no arraigas por pura convicción de nada servirá.

Desde el principio me conmovió el mensaje esperanzador de Cristo, un mensaje que solo te hablaba de paz, igualdad y amor entre la gente."Amaros los unos a los otros" decía, y ¿no es lo que todos queremos, amar y ser amados?.
Un mensaje que perdurará hasta el final de los tiempos mucho más allá de que cualquiera dude o no de su figura.

Un mensaje capaz de traspasar toda alma de quién no se cierra en banda afirmando que la Fé es íntima y personal: debe creerse bajo firme convicción.No pretendas enriquecerte con ella, y bajo ningún concepto y por nada del mundo la sirvas como baluarte para tratar de inmiscuirte irrespetuosamente en la vida de nadie, y muchísimo menos, para llevar a su perdición a costa de pisotear los derechos de ningún ser humano.

Para mí ése es el mensaje principal en cuyo eslabon fundamental se aferra la inquebrantable cadena de ése amor que profesa.

Bluelite dijo:
y no hablo de ser creyente, que es diferente a pertenecer a una religion.
Yes ;)
Tal y como alguien dijo en la película de El Vuelo del Fénix, "La religión divide a la gente, pero la creencia los une" :)
 
En la disputa o gatuperio montado en torno al llamado «matrimonio homosexual», que pillo enconado y cetrino como suele ocurrir con casi todos los debates patrios (pues casi todos degeneran en reyertas), descubro de inmediato la interposición de un tabú. ¿Existe una verdadera libertad para discutir la cuestión? Los partidarios de su aprobación -triunfantes desde mucho antes de que el Parlamento respaldase sus vindicaciones- suelen partir de una premisa falaz, a saber: quienes se oponen al llamado «matrimonio homosexual» son homófobos encarnizados. Los detractores, por su parte, temerosos de que les cuelguen este sambenito infamante, se esfuerzan por desplazar el debate hacia un terreno puramente nominalista, aceptando que tales uniones se celebren, pero bajo nombres diversos que dejen a salvo la designación de «matrimonio» referida exclusivamente a la unión entre un hombre y una mujer, reduciéndose así la discusión a una búsqueda un tanto bizantina de sinónimos o alternativas semánticas. Casi nadie logra sobreponerse al tabú implícito en el debate; y, de este modo, se orilla el meollo de la cuestión, que no es otro que determinar la naturaleza jurídica de la institución matrimonial.

Empecemos refutando el tabú que unos y otros acatan: se puede combatir la homofobia, por ser contraria a la dignidad inalienable de la persona, y estar en contra del llamado «matrimonio homosexual». Por una sencilla y diáfana razón: la institución matrimonial no atiende a las inclinaciones o preferencias sexuales de los contrayentes, sino a la dualidad de sexos, conditio sine qua non para la procreación y, por lo tanto, para la continuidad social. Alguien podría oponer aquí que la procreación no forma parte del contenido estricto de esta institución jurídica, que se trata de un adherencia de orden religioso. Entonces, ¿por qué las legislaciones civiles declaran sin excepción nulo el matrimonio contraído entre hermanos? Pues si, en efecto, la procreación no estuviese indisolublemente unida a la institución matrimonial, bastaría que los hermanos contrayentes declarasen ante el juez que la comunidad de vida que se disponen a iniciar la excluye, para salvar el obstáculo de la consanguinidad. Otra prueba evidente de que el llamado «matrimonio homosexual» desvirtúa una institución jurídica con fines propios la constituye el hecho de que los jueces y demás funcionarios públicos a quienes se encomiende la tarea de casar a dos hombres o dos mujeres no podrán requerir a los contrayentes para que declaren sus preferencias sexuales: dos amigos solteros, viudos o divorciados, ambos heterosexuales, podrán acceder sin cortapisas a esta nueva forma de matrimonio. A la postre, el llamado «matrimonio homosexual» acabará propiciando el fraude de ley.

Las instituciones jurídicas no poseen otro fin que reforzar las sociedades humanas. Naturalmente, pueden ser reformadas y sometidas a actualización; pero cuando se destruye su naturaleza el Derecho se resiente y, con él, la sociedad humana. Lo dicho sobre el matrimonio sirve también para la adopción. La filiación de un niño se funda sobre vínculos naturales que presuponen a un hombre y a una mujer; la adopción es una institución jurídica que trata de restablecer dichos vínculos. El niño no es un bien mostrenco que pueda procurarse según su capricho una pareja, sea esta homosexual o heterosexual, sino un ser humano nacido de la unión de dos sexos. Esto ocurría, al menos, mientras el Derecho no estaba incurso en el cambalache electoral; pero ahora la naturaleza de las instituciones jurídicas la dictamina un puñado de votos. Sólo removiendo los tabúes puede abordarse este debate.

Autor: Juan Manuel de Prada | Fuente: Diario Abc, Madrid, 30 de abril de 2005
 
Juan Manuel Prada se agarra a un clavito ardiendo para deslegitimar este tipo de matrimonios. Y es que todo el mundo sabe que las leyes nos las determinan ni la biblia ni el diccionario de la academia de la lengua. Si fuese asi habría montones de leyes diferentes y montones de derechos conseguidos por la mujer y que son denominados con palabras que limitaban esos derechos a los hombres, que no se les podrían haber concedido.
Respecto a la adopción, si no es homofobia creo que es el desconociemiento voluntario el quele hace pensar de ese modo.

Ah, y lo mejor es lo del fraude de ley, como se puede ser tan bruto. Lo que propone este señor es eliminar las leyes para que no se puedan violar :lolazo:. O es que ahora un gay y una lesbiana no se pueden casar de lamisma manera que el dice que lo podrían hacer dos heterosexuales.

En serio hay que inventar un concepto mas ámplio que el del ridículo para este señor.
 
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dowjones dijo:
por fin el moderador a puesto en su sitio a los folla-feas ultraderechistas,esto ya estaba empezando a parecer la edad media

jajajaja ke pretendes con esto?

yo ya dije la mia! entonces me has llamado ultraderechista no?

ke es folla-feas?
 
¿Porqué sigue esta mierda aún abierta? :confused:.

Espero que tomeis medidas, de verdad. Y no sólo cerrando el post. Aquí se han lanzado insultos y ofensas de sobra.

Un saludo.
 
ShaN dijo:
¿Porqué sigue esta mierda aún abierta? :confused:.

Espero que tomeis medidas, de verdad. Y no sólo cerrando el post. Aquí se han lanzado insultos y ofensas de sobra.

No estoy para nada de acuerdo con eso.
El tema debería seguir debatiendose.

Si hay insultos entre usuarios, que se les excluya a ellos.
 
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