Es decir ISKANDER, que yo sólo debería tener derecho a casarme o ser padre, cuando "me dejen". Es decir, que lo que tú tienes asegurado por el hecho de follarte un coño, yo tengo que esperar hasta que "la sociedad" asuma que cada uno con su vida puede hacer lo que le dé la gana y que no hay derecho a que nadie juzgue a nadie por el hecho de elegir con quien compartes tu vida. Pero mientras, a pesar de ser un enfermo, un pervertido o un asqueroso (como diría Fraga), sí que tengo que pagar mis impuestos, al igual que tú. Es decir, tengo deberes, pero no derechos. Y el día de mañana, cuando me muera, hasta mis sobrinos segundos tengan más derecho a mi herencia que la pareja con la que he compartido mi vida; sólo porque a una pandilla de innombrables no les entre en la cabeza que tengo los mismo derechos que ellos.
Es una situación insostenible, y lo que es vergonzoso es que no se haya hecho hace muchos, muchos años. No entiendo que problema tiene la gente, cuando a ellos no les afecta en absoluto.
El cambio que se demanda, no es un minoría, como os gusta pensar; tampoco es una mayoría, ya que hay mucho cavernícola que le gusta meterse en las vidas ajenas, pero no somos ni mucho menos minoría los que apoyamos el matrimonio gay, en igual de condiciones que el heterosexual. Lo que es ridículo es montar un pollo por un término lingüístico, por el mero hecho que a determinados heterosexuales conservadores les ofenda que las uniones de dos "maricones" o dos "bolleras" se llamen igual que la suya y tengan lo mismos derechos que ellos. Ésa es la cuestión de fondo, nada más.