La autora habla de que la escena de crimen fue contaminada antes del ingreso de la gente de investigación, debido al acceso de gran cantidad de personas que entraban y salian de la casa:
"Se incautaron dos jeringuillas: una contenía restos de la medicación que se le había ido dando y otra con el propofol y la lidocaína. Eso sí: en ningún momento, ni en la investigación ni durante el juicio, se obtuvieron las huellas dactilares de las jeringuillas. Creo que habría sido interesante, porque en caso de no haber estado las huellas de Michael en ellas, se habría descartado de entrada esa posibilidad. Y aquí tengo que volver a lo que ya dije antes: la validez de todo lo que fue recogido, con estas y con otras pruebas, queda en entredicho en el punto en el que se rompió la cadena de custodia, ya que no se acordonó la casa y allí siguieron entrando y saliendo cuantos quisieron. No hay certeza, por lo tanto, de que alguna de las pruebas o indicios no haya estado contaminada. Me parece que esto es tan esencial, tan básico, que me sigue asombrando que se haya dejado pasar por alto. Lo mismo que lo de las huellas de las jeringuillas, insisto.
Visto lo visto, a tenor de los datos de la autopsia, de los resultados de la investigación y de los testimonios y pruebas que aparecen en el juicio, la tesis que yo sostengo como más probable es la siguiente: en un momento dado, Conrad sale de la habitación —premeditadamente o no—, deja el camino libre y, con Jackson inconsciente, una tercera persona es la que inyecta la sobredosis de propofol a Michael. Sigo pensando que no cuadra en ningún modelo de análisis el hecho de que el cadáver presentara propofol en el estómago, ingerido vía oral.
Encaja, por lo tanto, con la tercera persona: ni Jackson iba a beber el propofol ni el médico hubiese actuado de esa manera. Tal vez lo que se intentó fue que se pensara, con poca idea médica, que cuando se encontrasen esto en la autopsia lo más factible sería pensar que Michael había ingerido oralmente, y por su cuenta, la sustancia. De modo que la persona que inyectó sabía dos cosas de cara al futuro cadáver: la primera, que un forense iba a analizar el estómago en busca de sustancias, y la segunda, que el propofol en el estómago podría servir de coartada para el médico, porque ningún galeno habría actuado administrando propofol por boca. Y digo más, un tercer punto: desviar la atención hacia el propio Jackson como posible responsable de la sobredosis."