Bueno, como algunos os habéis interesado jajaja, os voy a contar otro capitulo de mi existencia...
Un día, me encontraba tumbada, sobre la alfombra nueva de mi habitación en Burgos. Era gordita, de colores alegres, mullida... estaba encantada. Me imaginaba que era cesped, y que en realidad eso no era una habitación, sino la ladera de una montaña magnífica, bañada por el sol.
Me encontraba ahí, en esa ensoñación disfrutando del aire puro y de la luz enérgica del astro rey cuando... caí en la cuenta de un hecho alucinante, que nunca antes había pensado...
Nuestras vísceras, nuestros órganos vitales, nuestros músculos... viven en la más absoluta oscuridad!!! Aquello empezó a darme vértigo... claustrofobia. La garganta aún recibe algo de luz, sobretodo cuando uno se ríe con ganas, o grita MICHAAAAAAELLLLLLLLLLL I LOOOOOOVE YOUUUUUUU!! pero qué hay de nuestro corazón? latiendo en una noche constánte? de nuestro pulmones bombeando aire sin descanso y a ciegas? nuestro estómago, pancreas, riñones... nada de luz, ni un rayito miserable... sólo negrura...
Decidí poner fin a esa angustia que de pronto me entro, ¿pero cómo? está claro que una intervención quirurjica era una solución contundente y rápida. Te abren la barrigota y ahí te iluminan hasta los microbios que acampan a sus anchas por las praderas orgánicas, pero como que no...
Entonces me dió por abrir mucho la boca, siempre que tenía ocasión, mirando al sol. No estaba satisfecha.
Mejoré la idea, abriendo la boca, siempre que tenía ocasión, mirando a lámparas, flexos... y todo artefacto que diera luz. No estaba satisfecha.
Mejoré la idea consiguiendo una linterna, que me metía en la boca y la encendia
Paseaba con mi linterna en la boca, por toda la casa haciendo mis cosas. Mi madre estaba algo sorprendida, pero tampoco le dió importancia, ya que durante mi niñez me pasé largos años hablando con el retrete, sí el w.c. dónde... depositamos lo más essential de nosotros mismos. Pero esa es otra historia.
El caso es que un día se me quemó la glotis con la potente luz de la linterna, y no es tontería... lo pasé fatal, no podía tragar ni agua. Y tuve que dejar de iluminar mi mundo interno.
Me tranquilice pensando que seguramente, ahí adentro, se hicieron con unos generadores para almacenar la luz que yo durante meses les metí, y la van usando según necesitan.
Fué entonces cuando me dí cuenta que mi mundo interno bajero, seguía a oscuras... ejem...
Y mejoré la idea
¿Qué tal si inventaran condones reflectantes?
Un día, me encontraba tumbada, sobre la alfombra nueva de mi habitación en Burgos. Era gordita, de colores alegres, mullida... estaba encantada. Me imaginaba que era cesped, y que en realidad eso no era una habitación, sino la ladera de una montaña magnífica, bañada por el sol.
Me encontraba ahí, en esa ensoñación disfrutando del aire puro y de la luz enérgica del astro rey cuando... caí en la cuenta de un hecho alucinante, que nunca antes había pensado...
Nuestras vísceras, nuestros órganos vitales, nuestros músculos... viven en la más absoluta oscuridad!!! Aquello empezó a darme vértigo... claustrofobia. La garganta aún recibe algo de luz, sobretodo cuando uno se ríe con ganas, o grita MICHAAAAAAELLLLLLLLLLL I LOOOOOOVE YOUUUUUUU!! pero qué hay de nuestro corazón? latiendo en una noche constánte? de nuestro pulmones bombeando aire sin descanso y a ciegas? nuestro estómago, pancreas, riñones... nada de luz, ni un rayito miserable... sólo negrura...
Decidí poner fin a esa angustia que de pronto me entro, ¿pero cómo? está claro que una intervención quirurjica era una solución contundente y rápida. Te abren la barrigota y ahí te iluminan hasta los microbios que acampan a sus anchas por las praderas orgánicas, pero como que no...
Entonces me dió por abrir mucho la boca, siempre que tenía ocasión, mirando al sol. No estaba satisfecha.
Mejoré la idea, abriendo la boca, siempre que tenía ocasión, mirando a lámparas, flexos... y todo artefacto que diera luz. No estaba satisfecha.
Mejoré la idea consiguiendo una linterna, que me metía en la boca y la encendia
Paseaba con mi linterna en la boca, por toda la casa haciendo mis cosas. Mi madre estaba algo sorprendida, pero tampoco le dió importancia, ya que durante mi niñez me pasé largos años hablando con el retrete, sí el w.c. dónde... depositamos lo más essential de nosotros mismos. Pero esa es otra historia.
El caso es que un día se me quemó la glotis con la potente luz de la linterna, y no es tontería... lo pasé fatal, no podía tragar ni agua. Y tuve que dejar de iluminar mi mundo interno.
Me tranquilice pensando que seguramente, ahí adentro, se hicieron con unos generadores para almacenar la luz que yo durante meses les metí, y la van usando según necesitan.
Fué entonces cuando me dí cuenta que mi mundo interno bajero, seguía a oscuras... ejem...
Y mejoré la idea
¿Qué tal si inventaran condones reflectantes?