Algo que no va a suceder nunca es que el ateo transfiera su lógica al creyente ni viceversa. Yo juzgo hipotéticamente, de acuerdo. Pero el hecho de que para los creyentes el dilema existencial esté resuelto, es algo que sólo los creyentes defenderán. Para el resto es que ni siquiera hay un dilema.
El dilema al que me refiero es la muerte y el sufrimiento: todos morimos, vemos morir, sufrimos y vemos sufrir. Sin duda has estado y/o algún día estarás ante esa situación y habrás de dar una respuesta a su sentido o sin-sentido. Tal respuesta individual se puede llamar, usando un término de Gabriel Marcel,
misterio; Marcel habla de
problemas como situaciones que pueden ser comprendidas sin necesidad de "ponernos en los zapatos" de los demás: basta con conocer las constantes y ajustar las variables; en el
misterio, en cambio, uno mismo es la constante
(la incógnita de la ecuación, expresándolo con una mejor analogía). Si se contempla el misterio como problema, la respuesta del ateo al dilema existencial, del que simplemente no puede escapar, es inexplicable para el cristiano; tanto como lo es para el ateo la respuesta que dá el cristiano.
Si se quiere
comprender y eventualmente juzgar un misterio, es imposible hacerlo
BIEN contemplándolo como problema. En la filosofía esto es especialmente cierto: la filosofía se hace experimentando constantemente con la propia vida (conocete a ti mismo, dice el oráculo), porque finalmente es una elaboración del espíritu para su propio misterio.
threatened dijo:
Damos por sentado que no existe. Y esto no es orgullo de ateo, y otras cosas más que me han llamado. Imagina que tú me dices que has visto un cocodrilo con manos de gorila, y yo digo que eso es imposible, que no existe tal animal.¿ Me dirías que estoy siendo soberbio por negar su existencia?
Al hablar de hybris de la razón he querido usar un término muy preciso de la psicología junguiana, traigo esta cita que me ha parecido que explica bien el concepto:
Claro, no nos es difícil entender lo punible que es aquel pecado que los griegos llamaron Hybris y que nosotros llamamos inflación, y por lo tanto en qué gran medida es aconsejable intentar apartarse lo más posible de esta patología de arrogancia, que parte de un complejo de superioridad que hace creerse héroe al que no lo es y omnipotente al héroe. La hybris se arroga cualidades colectivas impersonales que están más allá del valor del ser individual, y le hacen al individuo desdibujarse de sus límites
Entonces yo no he querido llamar arrogante al ateo "por no creer al que afirma que Dios existe"; sino que he querido equiparar y colocar en el mismo plano dos cosas:
la creencia en Dios, por un lado; y la
hybris de la razón (que no la razón), por el otro. Con esa intención escribí esto:
JACL dijo:
En ese sentido es cuando el individuo promedio olvida que es un simple animal asustadizo, se erige en una caricatura del superhombre y hace caso del prestigio de teorías que dificilmente comprende en sus implicaciones totales, tal y como el cristiano promedio ha hecho caso del prestigio (cada vez más demeritado) de la religión: ambos han buscado justificar la validez de las respuestas sin comprenderlas y únicamente en función de qué tan bien sirven para dar sentido a lo que ya previamente, en algún punto de la vida, se comenzó a pensar.
Cabe aclara que de tales posturas, la del cristiano está en su lugar puesto que no pretende apelar a la razón, sino en todo caso a la fe; y, en cambio, la del ateo que
pretende apelar a la razón científica está fuera de lugar.
¿Por qué digo que está fuera de lugar? Porque el ateísmo militante, el ateísmo de la masa, del Pepé Rodríguez,
pretende destruir los fundamentos de la fe haciendo uso de una falsa razón, que no es más que hybris de la razón. Y aquí es preciso hacer un montón de apreciaciones por todos los conceptos implicados:
hablo de hybris de la razón cuando el ateo coloca "la ciencia" en el mismo santuario en que el cristiano tiene a Dios: se quiere hacer cumplir a la ciencia "funciones" divinas. Lo que digo se puede ver perfectamente, lo menciono por segunda vez, cuando la muchedumbre revolucionaria entró en la catedral de Notra Dame y destruyó las imágenes religiosas para, literalmente, consagrar a la diosa razón.
Tal cosa es la hybris de la razón; cada elemento de esa masa se atribuyó cualidades colectivas que estaban fuera de su alcance (¿Cuántos sabrían leer y escribir?¿Cuántos estarían al tanto de los últimos adelantos en la física de Newton?). Desde luego, NADIE se reconoce parte de esa masa, algo que pega directo al orgullo que origina la hybris. Todos pretenden verse a sí mismos como proyectados más allá del rebaño. Cuando el hecho es que, al menos en ciertos puntos, todos formamos un rebaño.
Otra apreciación que vale la pena: la respuesta al dilema trascendental, por ser una respuesta individual (o al menos dirigida al individuo), se siente en el espíritu: de ahí que el cristiano diga "sentir a Dios", "ver milagros", "hablar en lenguas" y "oír profecías que se cumplen". La respuesta que un ateo da a su propio dilema existencial, por idénticas razones, debería poder sentirse en el espíritu (y siendo observadores nos podemos dar cuenta de que muchos pretenden sentirlo): aquí, si nos pusiéramos estrictos, meteríamos a este tipo de ateo racional en serios problemas al interrogarlo sobre cuestiones cada vez más finas de la ciencia. Y, de nuevo:
JACL dijo:
No he querido decir que la ciencia no ofrezca certeza, sino que el individuo humano, como tal, busca un sentido para su existencia. Y en tanto que busca un sentido para sí mismo, ensaya múltiples soluciones individuales. Es justamente en tanto que dichas soluciones son individuales, que la certeza científica pierde su validez porque ya no se trata de responder de la longitud de onda de la luz, del comportamiento mecánico-cuántico de los electrones del átomo... sino que se trata de dar sentido a la propia existencia: "confiar en la razón, que todo lo puede". Es justamente en la medida en que el individuo pretenda asentar su sentido existencial en lo racional, en lo cientifico, que la ciencia deja de ser ciencia para pasar a ser un ensayo de sentido para la vida de individuos particulares. Y en la medida en que cada individuo ostente tal postura, en la misma medida se apropia de lo científico: y es justo ahí donde es lícito interrogarle sobre la ciencia de la que se ostenta poseedor, tal y como se piden razones al cristiano que se ostenta sabedor de algo que funda su existencia.
Es decir, colocando a la ciencia en un santuario personal, ésta deja de tener interés como explicación del mundo natural y pasa a ser sentido de lo trascendental y, por lo tanto, deja de ser ciencia. No sé si me he logrado explicar: pasate por el vínculo del texto que colgaste y lee a personas que encuentran entretenimiento en sostener un blog para atacar conceptos que no conocen, apelando a una ciencia que no tienen.
Tú ejemplo del cocodrilo con manos de gorila, espero que puedas verlo, sería justo únicamente en la medida en que yo pretendiese que da sentido a mi existencia: desde luego, no creo que alguien pueda pretender semejante cosa. Dios, en cambio, es un concepto muchísimo más elaborado y vinculado con el sufrimiento humano y la contingencia de la existencia.
threatened dijo:
Por otro lado, en el pasado quizás la biblia cumplió su cometido(por decirlo de alguna manera) , pero hoy por hoy sí debe ser considerada como un motón de cuentos de fantasía. Al igual que en el pasado el dios Zeus cumplió su cometido, ¿hay hoy alguien que siga creyendo en él? Conforme avanza la ciencia, va quedando atrás eso mundo ficticio creado por el hombre. Tan sólo es cuestión de tiempo. Probablemente no vivamos para verlo, pero algún día ya no habrá que debatir sobre la existencia de nigún diosa, al igual que nadie debatiría hoy en dia la existencia de Zeus.
Si se ignora la biblia se ignora la antropología de un pueblo y la respuesta que ese pueblo ha dado a su dilema existencial; dilema que es compartido por TODOS los hombres y, precisamente por eso, pueden ser ensayadas lecturas en clave mucho más profunda que considerarla "cuentos". Por poner un ejemplo, la interpretación junguiana del libro de Job o, del mismo Jung, "el despertar del hombre" relatado en la biblia. Para Jung el hombre ha tomado consciencia de sí mismo a partir de perturbaciones dolorosas que lo han empujado a la reflexión; en algún punto el simio fue perturbado hasta que tomó
consciencia plena de que estaba indefenso en un mundo hostil, ese emergimiento de la consciencia se ha proyectado por el redactor bíblico en el versículo con que abre el génesis (el origen): "En el principio todo era oscuridad en el abismo, y dijo Dios "haya luz", y hubo luz". La luz que rasga la oscuridad y participa del ser es, para la psicología analítica, la frágil consciencia primitiva que emerge desde la desorientación, desorden e inconsciencia para imprimir un orden al cosmos.
Un saludo.
PD. La última interpretación de la biblia es jungiana, no teológica; si algún cristiano me lee, no he querido introducir novedades teológicas sino simplemente mostrar que se crea o no se crea, la biblia
tiene un sentido mucho mas profundo que ser un "cuento".
Y también aclarar que he partido de la base de que la
función religiosa NO PUEDE DESAPARECER aunque no se tenga religión en
sentido estricto (desde ahí se puede entender el verdadero significado de la frase "hasta los ateos creen en algo"). Pienso, con Jung, que el arquetipo religioso es inherente al ser humano y
que no puede ser eliminado; a lo más, es posible desplazar su influencia hasta el inconsciente, con
tremendo riesgo para el individuo. La religión no es un ápendice del que se pueda prescindir, es un órgano vital de la psique humana. Para aclarar más este punto, al usar aquí la palabra religión me uno a la definición de Soloviev: "el vínculo del individuo con un principio universal unitotal". Ese principio lo tienen
todos, ya se den cuenta o no, ya lo admitan o no. En este momento no dispongo de un lenguaje adecuado para explicar en qué consiste ese principio unitotal; a modo de ejemplificar la
función religiosa para lograr la unitotalidad, imagínate que lanzas un cubo de pintura contra una pared: al observar tu travesura no pasará mucho tiempo sin que encuentres determinadas "formas" en las manchas de pintura, lo que revela la fuerte tendencia de la consciencia a huir del caos y crear orden.
La función religiosa puede entenderse en ese mismo sentido: la tendencia del individuo a subsumir todo en un centro unitotalizador y formar un "círculo" al rededor de sí mismo con los fenómenos del mundo, con todo lo que vemos, amamos y odiamos: TODO. Ese circulo es un equilibrio delicado que tiene un significado emocional tremendo, atómico: desde el centro del círculo (desde la psique) fluyen hacía los bordes las energias por las que nos movemos cada día. Ese equilibrio es fundamentalmente emocional, nunca racional; es vitalidad, religión, sentido para la vida, impulso para no parar. Cuando el equilibrio se rompe se origina la neurosis y, en casos extremos, la locura: la psique consciente es reabsorbida por la potente energía liberada. En neurosis simples se puede ver la conexión con la religion: Freud ha mostrado cómo muchísimos neuróticos (por no decir todos) siguen un ritual cuasi-religioso para corregir el desequilibro de la consciencia; y Jung ha mostrado como de todas las psicosis emergen símbolos con clara analogía religiosa.