Cuando el Papa Juan Pablo II continuó deteriorándose, incapaz de celebrar la Misa de la Vigilia de Pascua en Roma, los equipos de los medios de comunicación empezaron a abandonar Santa Maria. Dejando un enorme hueco en la parte delantera del Palacio de Justicia, los miembros de la prensa habían comenzado su viaje al Vaticano, ansiosos por capturar los pensamientos y preocupaciones por el Papa Juan Pablo II, a quien los ojos del mundo estaban mirando vueltos en oración.
De regreso al Palacio de Justicia de Santa Maria, con menos medios cubriendo el juicio de Jackson, las oraciones de los fans se volvieron más importantes que nunca para él. En cuanto a la expresión de Michael mientras examinaba a la multitud, se podía desprender que la superestrella necesitaba ver esa solidaridad. Jackson había sido objeto de ataques durante tanto tiempo, -que se hizo dolorosamente obvio que necesitaba gente a su favor. El concepto de que Michael estuviera rodeado de muñecos caracterizados en su casa, la noción de que no pudiera relacionarse con personas "reales", ciertamente no representaba ningún apoyo en la gigantesca necesidad de Michael por sentirse amado. La estrella del pop extendía cada día la mano hacia sus fans, -sonriendo y sosteniendo un signo de la victoria hacia ellos.
A medida que el juicio penal continuaba, Michael comenzó a sufrir un sutil agotamiento físico. Sus fans le transmitían una sensación de esperanza mientras él luchaba a través de la tormenta legal. Sin embargo, los medios que aún permanecían allí para informar acerca de Jackson, se centraron en la posibilidad de que el testimonio de sus anteriores acusadores pudiera ser admitido en el juicio. Más que nunca, Michael necesitaba sentir la energía de la gente que se preocupaba por él. Parecía que sus fans eran tan importantes para él como su familia, y ambos grupos estaban indignados por la humillación pública de Michael. Sus fans, incluso más que su familia, estaban furiosos porque Michael estuviera siendo juzgado tan duramente.
En medio del caos, Michael parecía estar más cerca de sus fans de lo que nadie podría haber imaginado. Sin duda, él dependía de Tom Mesereau y de su equipo de Defensa, pero, en definitiva, la fuerza de Michael provenía de la gente que lo amaba y que lo admiraba por su trabajo a lo largo de su vida.
Los fans incondicionales, personas que acampaban al otro lado de las vallas que rodeaban el Palacio de Justicia y gente que acampaba a las puertas de Neverland, se habían vuelto enormemente importantes para el estado mental de Michael. Eran desconocidos, pero para Michael, eran las personas que lo habían apoyado durante toda su vida. El escenario era todo lo que él siempre había conocido en realidad.
Los fans resistieron el camino con Michael, a través de su peor suplicio público.
Sus pósters cubrían las calles, y en sus equipos sonaba la música de Michael. Canciones del álbum "HIStory" o canciones de "Thriller", podían oírse cada día, por lo que incluso en medio de todo el tumulto reinante, la música de Michael prevalecía. Muchos de los fans habían estado siguiendo la historia de los cargos de presunto abuso sexual desde el momento en que aparecieron por primera vez en 1993 y sentían que los tabloides, los rumores y la "gente mala" que buscaba dinero, se habían aprovechado de Michael. Algunos habían recortado fragmentos de noticias de las acusaciones de 1993, y las llevaron a la Corte para argumentar acerca de lo injustos que habían sido los medios con Michael durante décadas. Hubo fans que trataron de convencer a la prensa de que Michael era victima de una conspiración, que los tabloides y los avariciosos habían conspirado con Sony para destruir a Jackson, incluso mucho antes de que comenzara el juicio en Santa Maria.
Ningún otro artista podía haber atraído a gente de condición tan distinta: todos los credos, razas y nacionalidades estaban presentes. Gentes de todas las edades y confesiones religiosas habían volado a su lado y se habían consagrado a Michael. Los fans que estaban allí crearon una sinergia que era innegable. Pero los medios pensaron que los fans de Jackson estaban desubicados.
Mientras millones de personas en todo el mundo se preguntaban si Michael era culpable, los fans reunidos frente al Palacio de Justicia reflejaron rabia en sus ojos cuando supieron de la pornografía presentada por los fiscales para tratar de desprestigiar a la estrella. Ellos regalaban camisetas en apoyo de Michael, con imágenes de la superestrella estampadas en sus espaldas, cantando los mensajes impresos:
"Ey, Ey, estamos aquí para quedarnos. No nos moverá… toda esta prensa negativa. Ey, Ey, la hipocresía nunca fue amiga mía. Vosotros comercializáis, victimizándoos, para engañar a la opinión", coreaba la gente. “Se supone que Estados Unidos es… la tierra prometida, rebosante de igualdad. Michael Jackson debe ser tratado con dignidad. Él es parte de la humanidad... es de carne y hueso, como tú y como yo... Dejad de ser codiciosos usando a Michael como a una mercancía, tratando de vender vuestra filosofía”.
Conforme los fans se volvían más ruidosos, los ayudantes del sheriff que rodeaban el Palacio de Justicia continuaron aumentando sus medidas de seguridad. Sin embargo, ni su arsenal de armas y tácticas, pudo evitar que Michael tuviera un grupo unido de fans, con nuevas personas que seguían llegando cada semana, ondeando banderas de países de todo el mundo.
Cada día, la estrella emergía de su monovolumen vistiendo un intenso traje y corbata, luciendo un alucinante chaleco y brazalete a juego. Sin excepción, la presencia de Jackson motivaba a los fans para gritar de alegría. Algunas de sus fans femeninas agradecían abiertamente a Dios que tuvieran la oportunidad de ver que Michael estaba realmente bien. Otros parecían embriagados; simplemente eufóricos por su cercana proximidad a la estrella del pop.
Pero entonces, en determinados momentos, los fans se daban cuenta de que el paso de Michael carecía de energía. No había ninguno de sus animados saltos, los cuales, la gente estaba acostumbrada a ver. Las pocas personas que ganaron el sorteo para sentarse en el interior de la sala se inquietaron al ver que Michael se estremecía a menudo, sosteniendo un pañuelo de papel contra su cara -luchando por contener las lágrimas.
Algunos días, los hermanos de Michael ayudaban a escoltarle hasta el interior de la sala, y hubo momentos en que parecía como si estuviera a punto de desmayarse, como si no pudiera mantenerse en pie. Fue duro para la estrella del pop regresar a la Corte cada día para ver el desfile de personas que lanzaban acusaciones contra él.
A medida que el juicio continuó, sus hermanos, Jackie, Tito, Jermaine, Randy y Marlon, se turnaban para sentarse hasta el fin de cada agotador testimonio. LaToya y Rebbie se presentaban también en turnos, aunque no con tanta frecuencia. Por alguna razón, Janet solo apareció en la Corte dos veces -en una moción previa al juicio, cuando la familia vestía totalmente de blanco y luego, el día de los veredictos. Sin embargo, las fuentes confirman que toda la familia Jackson fue en gran medida un medio de consuelo y de apoyo para Michael durante el proceso, ayudándole entre bastidores a funcionar.
De todos sus hermanos, sin embargo, fue Randy quien jugó el papel más activo en la defensa de Michael. Fue Randy Jackson, colaborando junto con Johnnie Cochran, quien consiguió subir a bordo a Tom Mesereau como reemplazo de Mark Geragos, en un momento en que Michael necesitaba a un abogado de altos vuelos, que pudiera centrarse exclusivamente en Michael.
Por supuesto, Joe Jackson estaba allí para Michael, quizá más de lo que cualquiera hubiera esperado que estuviera, habida cuenta de que seguía volando desde lugares lejanos como Japón. Joe no fue a la Corte todos los días, pero aparecía y se quedaba durante semanas seguidas, normalmente para escuchar los testimonios más importantes.