En su demanda civil, Ralph Chacon afirmó que sufrió "daños y perjuicios" porque Michael Jackson lo miró. Desde el estrado, Chacon le aseguró a Mesereau que resultó “lastimado” porque Michael le observó fijamente, lo que hizo que muchos de los componentes del jurado se dirigieran sonrisas burlonas. Cuando Chacon testificó que creyó que le habían intervenido sus teléfonos mientras estaba en Neverland y que presentó una reclamación adicional en contra de Jackson por “daños emocionales” -motivados porque le hubieran intervenido sus llamadas-, algunos de los miembros del jurado parecían estar a punto de estallar en carcajadas.
Bajo el contra-interrogatorio, Ralph Chacon admitió que le dijo a un abogado que creía que Michael Jackson le debía compensar para el resto de su vida. Mesereau lo estaba leyendo de la declaración jurada de Chacon, por lo que el insatisfecho empleado no podía negar que lo que deseaba, era que Jackson le mantuviera gratuitamente y a perpetuidad. Mirando a Chacon con absoluto escepticismo, los miembros del jurado escucharon cómo éste se adentró en una triste historia acerca de los problemas de su esposa y sobre la muerte de un familiar. En realidad, el hombre derramó algunas lágrimas en el estrado, llorando por los problemas que había tenido en su vida. Pero al jurado no pareció importarle.
Chacon se vio obligado a admitir que le había pedido a Michael Jackson el pago de 16 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios -consistentes en colgar sus llamadas y en supuestas amenazas hechas por otros guardias de la seguridad de Michael. Cuando los miembros del jurado supieron que en 1994, otro jurado de Santa Maria había rechazado sus absurdas reclamaciones, los presentes miraron a Chacon con otros ojos.
Éste era el hombre que aseguraba haber sido testigo de los actos sexuales entre Jackson y Jordie Chandler; sin embargo, decidió acudir a los abogados y a los tabloides antes que colaborar con la policía. Éste era el hombre que testificó que nunca había robado a Michael, incluso a pesar de que un jurado anterior lo había encontrado culpable de hurto y le había concedido a Jackson una indemnización sustancial por daños y perjuicios.
En un instante dado, al calor del momento, Mesereau obtuvo el testimonio espontáneo de Chacon, quien admitió que abandonó Neverland porque no le gustaba el nuevo equipo de guardias de seguridad que Michael había contratado en 1993. Al jurado le pareció que la demanda civil de Chacon era vengativa. Ante Dios, el Juez y todos los observadores de la sala, el hombre quedó totalmente desacreditado.
Esa misma mañana, justo antes del descanso del mediodía, Adrian McManus, ex sirvienta de Michael, subió al estrado para hablar sobre el dormitorio de Michael y sus hábitos más personales. Declaró que vio a una serie de chicos en la habitación de Jackson y explicó que pasó mucho tiempo allí, ya que su trabajo era lavar la ropa de Michael, hacer su cama y limpiar su cuarto de baño. Según McManus, quien trabajó en Neverland durante un par de años -hasta julio de 1994-, ella fue testigo de cómo Michael besaba a los niños en la mejilla y los tocaba por encima de la ropa.
McManus testificó acerca de cómo los chicos se volvían muy salvajes y destructivos mientras visitaban Neverland, asegurando que algunos muchachos volcaban refrescos y palomitas de maíz sobre Michael y dejaban un gran desorden para que ella lo limpiara. Entre las cosas que le dijo al Fiscal y que en los siguientes recesos provocaron los susurros de los presentes, mecionó que: Michael tenía unos chimpancés corriendo por su dormitorio, y que después, ella estaba obligada a limpiar sus excrementos.
Todo el mundo se rió de eso.
De vuelta al estrado, a medida que McManus continuó contando su historia, el jurado supo que había unido sus fuerzas con Ralph Chacon y otros tres empleados de Neverland para demandar a Jackson por daños y perjuicios, alegando que dejaron sus trabajos, presionados por un nuevo grupo de guardaespaldas que fueron contratados en 1993. McManus declaró que dejó su trabajo porque el equipo de seguridad de Michael la había acosado durante más de seis meses. Dijo al jurado que recibió en su casa algunas llamadas telefónicas amenazantes, y explicó que fue objeto de comentarios amenazadores por parte del personal de seguridad de Neverland. Aseguró que los guardaespaldas de Michael la acosaron sexualmente, -aunque el único detalle que pudo aportar fue el comentario grosero de alguien preguntándole por el tipo de ropa interior que llevaba puesta.
Examinando a McManus -que era una mujer bonita y de piel clara, aunque visiblemente regordeta-, sus acusaciones parecían totalmente fuera de lugar. Incapaz de ofrecer cualquier detalle, McManus habló de generalidades, acerca de la recepción de llamadas telefónicas anónimas en las que le colgaban, pero que parecían afectar a la sirvienta. Aunque afirmó que había sufrido abusos en Neverland, no fue capaz de relatarle al jurado ningún ejemplo específico.
Bajo interrogatorio directo, Adrian McManus admitió que en lugar de conseguir millones de dólares de su ex empleador, un jurado civil falló a favor de Jackson y la condenó a ella (y a otros cuatro ex empleados) a pagarle a Michael 1,4 millones de dólares en concepto de costas legales. Además, dado que Jackson había presentado una reconvención alegando que estos cinco descontentos empleados le habían robado, un Juez ordenó a McManus y a los otros a pagar 40.000 dólares adicionales por daños y perjuicios, resolviendo que sus ex empleados habían actuado con "fraude, abuso y mala intención" en contra de Jackson.
Durante todo el tiempo que Adrian McManus testificó, Michael la miró de frente, tomando notas y susurrando a sus abogados. Michael se sentó erguido y con la vista fija en McManus cuando ella le contó al jurado que había visto a Jackson tocando a una serie de chicos, -entre ellos, a Macaulay Culkin. Semanas más tarde, esos mismos muchachos subieron al estrado para testificar que nunca sucedió nada de naturaleza sexual cuando estaban con Michael.
Conforme Mesereau interrogaba a Adrian McManus, el abogado de la defensa estableció que el 7 de diciembre de 1993 y mediante una declaración jurada, ella había hablado con las autoridades sobre el supuesto abuso sexual de Jordie Chandler. En aquella ocasión, McManus no mencionó que en el dormitorio de Michael hubiera ocurrido algún acto sexual inapropiado. Aproximadamente un año más tarde -el 2 de diciembre de 1994-, cuando McManus presentó su demanda civil contra Jackson, -convenientemente para ella-, la sirvienta "recordó" haber presenciado unos actos sexuales de los que nunca antes había hablado. De repente -habiendo mucho dinero en juego-, McManus tenía algunas historias que contar acerca de haber visto a Michael con unos jóvenes en su jacuzzi, acerca de haber visto a Michael envuelto en tres "incidentes" con algunos muchachos.
Una vez que Tom Mesereau estableció esta línea temporal, cayó duramente sobre Adrian McManus. Estaba destrozándola, simplemente haciéndola trizas, y la mujer no estaba preparada para ello. Para empezar, el abogado de la defensa se aseguró de que todo el mundo en la sala supiera que en 1994, un jurado civil, creyó que Adrian McManus era un fraude. Mesereau aportó detalles que hicieron parecer a McManus una mujer malintencionada y conspiradora, y la ex sirvienta se sorprendió claramente por este ataque.
Mesereau le mostró a McManus la declaración que ella misma presentó en el pleito civil iniciado por Jordie Chandler, en la cual dijo que nunca vio que hubiera ocurrido nada sospechoso en el dormitorio de Michael, que nunca vio a Michael durmiendo con ningún niño. En esta declaración inicial, McManus fue lo suficientemente lejos como para afirmar que permitiría a su propio hijo, de diez años, quedarse a solas con Michael.