Por lo general Michael vestía trajes negros, acentuados por un chaleco diferente cada día, con sus ropas hechas de una tela inusual y a menudo adornadas con botones dorados. Algunas veces perfeccionaba su apariencia con un medallón de oro colgado del cuello de su camisa; otras veces llevaba un cinturón ornamental de oro, reminiscencia de épocas pasadas. Siempre llevaba un brazalete a juego adornando su traje, del que nadie parecía saber el significado, pero algunos pensaban que el brazalete tenía la intención de parecer "militar", indicando una señal de alto rango, como un líder militar. Por supuesto, el brazalete se había convertido para Jackson en una forma de distinguirse, una manera para él de transmitir su estatus de estrella del pop al mundo.
No es que Jackson necesitara hacer nada especial para atraer a los fans. Su mera presencia causaba un torbellino de emociones que se transmitían con un ritmo de fondo. Cada vez que aparecía, la gente ponía su música a gran volumen. Algunos cantaban e imitaban al artista. Jackson creaba una intensidad en el aire que hacía que todo el mundo sintiera una emoción, y esta emoción alcanzaba a los Ayudantes del Sheriff y a los detractores de Jackson, lo admitieran o no.
Sin importar cuánto se excedieran los medios, sin importar lo ruidosos que parecieran los fans, Michael avanzaba del mismo modo, moviéndose a un ritmo lento y constante, completamente consciente del escrutinio de los medios, muy consciente de su imagen. Incluso enfrentando serios cargos penales, Michael desprendía una sensación de júbilo que luchaba por mantener. Su energía era innegable, y provocaba a la gente, tanto es así, que muchos de los fans de Michael no podían controlar sus arrebatos. En su hora más oscura, los fans no se cansaban de Jackson, y él no podía resistirse a ellos.
Sin embargo, Tom Mesereau no quería que Jackson quedara atrapado en nada que pudiera distraerlo. Mesereau no quería que Jackson se despistara dejándose llevar por la adulación, la música a todo volumen y los fans bailando a su alrededor. Para mantener a Jackson en el camino, cada día, el abogado de la defensa se aseguraba de saludar a la estrella del pop en el exterior del Juzgado, guiando al icono lejos de las cámaras y la fanfarria que seguían a Michael a diario.
Sus anteriores abogados habían cometido el error de permitir que Jackson celebrara grandes fiestas y ruedas de prensa en Los Angeles; de permitir que Jackson viajara en jet privado para ir y volver a Santa Maria; de permitir que en fuera tan perseguido por los fans en una audiencia previa al juicio, que la estrella se viera obligada a subirse a la parte superior de su monovolumen para evitar que lo aplastaran. Mesereau sabía que la prensa había hecho bromas con todo esto, describiendo a Jackson como alguien que estaba fuera de contacto con la realidad, deformando el incidente del monovolumen hasta convertirlo en algo que no fue: acusando a Jackson de tratar de ofrecer un concierto en la parte superior de su coche, delante del Palacio de Justicia. Mesereau también sabía que los anteriores abogados de Jackson habían sentido un fuerte deseo de conseguir su propio momento estelar frente de las cámaras. Por Randy, Mesereau supo de las cabriolas de Mark Geragos, el abogado de Michael, quien al parecer le indicó a Randy que se apartara del camino, justo después de la primera comparecencia. Supuestamente, Mark Geragos se abrió paso justo al lado de Michael, para poder estar allí para la “foto”.
La gente no sabía que Michael no estaba contento con “los abogados Hollywood”. La gente no sabía que Tom Mesereau se involucró en el caso de Michael Jackson, porque Michael y Randy llamaron personalmente a Johnnie Cochran al hospital para pedirle consejo. Fue Johnnie Cochran quien les dijo a Michael y a Randy que Tom Mesereau era el hombre que podía "hacer el trabajo".
Desde el principio, cuando Mesereau cogió el caso, puso fin a todos los rumores, eliminando cualquier "momento Hollywood" y eliminando a cualquier persona que alimentara la especulación de los medios. Esto incluyó a la gente de la Nación del Islam, que se habían unido a Jackson como parte de un creciente séquito.
El abogado de la defensa no veía que las fiestas, las ruedas de prensa y el bombo de Hollywood, fueran a ayudar a Jackson a ganarse la simpatía de un jurado en Santa Maria; tampoco veía que la Nación del Islam pudiera servirle a Michael para ganar un juicio penal. Más que nada, Mesereau no quería que el juicio se convirtiera en un espectáculo mayor de lo que ya era. Puso especial cuidado en no utilizar la “carta de la raza”, y en dejar cualquier tipo de involucración política fuera de la mezcolanza.