¿Fue Michael Jackson incriminado falsamente?
La Historia No Contada
Por Mary A. Fisher
GQ, Octubre de 1994
La Historia No Contada de los eventos que derribaron a una superestrella.
Antes de O.J. Simpson, estuvo Michael Jackson -otra amada celebridad negra, derribada por escandalosas acusaciones acerca de su vida personal. Estas acusaciones –sobre que Jackson había abusado de un niño de 13 años-, instigaron una demanda multimillonaria, dos investigaciones del Gran Jurado y un vergonzoso circo de los medios. Jackson, a su vez, presentó cargos de extorsión contra algunos de sus acusadores. Finalmente, la demanda se resolvió fuera de la Corte por una suma que ha sido estimada en $20 millones; ni la policía ni los miembros del Gran Jurado presentaron ningún cargo penal. Este agosto pasado, Jackson apareció otra vez en las noticias, cuando Lisa Marie Presley, la hija de Elvis, anunció que ella y el cantante se habían casado.
Mientras que el polvo se asienta sobre uno de los peores episodios de exceso por parte de los medios, una cosa está clara: El público americano nunca ha oído una defensa de Michael Jackson. Hasta ahora.
Es, por supuesto, imposible probar un negativo –esto es, probar algo que no ocurrió. Pero es posible mirar en profundidad a las personas que hicieron las acusaciones contra Jackson y por lo tanto, comprender mejor su carácter y sus motivos. Lo que emerge de tal examen, basado en la documentación de la Corte, en registros comerciales y en los resultados de las entrevistas, es un argumento convincente de que Jackson no abusó de nadie y que él mismo pudo haber sido la víctima de un plan bien concebido para obtener dinero de él.
Más que eso, la historia que surge de este territorio anteriormente inexplorado, es radicalmente diferente del cuento que han promocionado los tabloides e incluso los periodistas tradicionales. Es una historia de codicia, ambición, conceptos erróneos por parte de parte de la policía y los fiscales, una perezosa y sensacionalista investigación realizada por los medios y el uso de una poderosa, hipnótica droga. Puede ser también una historia acerca de cómo, simplemente, se ha inventado un caso.
Ni Michael Jackson ni sus abogados defensores actuales accedieron a ser entrevistados para este artículo. Habían decidido pelear el cargo civil e ir a juicio; lo que sigue podría haber servido como el núcleo de la defensa de Jackson –así como podría haber sido la base para presentar cargos de extorsión contra sus propios acusadores, cargos que bien podría haber exonerado al cantante.
Los problemas de Jackson empezaron cuando su camioneta se averió en Wilshire Boulevard de Los Angeles, en mayo de 1992. Varado en el medio de la calle llena de tráfico, Jackson fue detectado por la esposa de Mel Green, un empleado de Rent-a-Wreck, una agencia de coches, a una milla de distancia. Green fue al rescate. Cuando David Schwartz, el dueño de la compañía de alquiler de coches, oyó que Green estaba trayendo a Jackson, llamó a su esposa June, y le dijo que viniera con la hija de ambos, de 6 años, y el hijo de ella de su anterior matrimonio. El chico, entonces de 12 años, era un gran fan de Jackson. Al llegar, June Chandler Schwartz le habló a Jackson acerca de una ocasión en que su hijo le envió un dibujo, después de que al cantante se le incendiara el pelo durante la filmación de un anuncio para Pepsi. Luego, ella le dio a Jackson el teléfono de su casa.
“Era casi como si ella le estuviera comprometiendo con el niño”, recuerda Green. “Creo que Michael pensó que le debía algo al niño, y fue entonces cuando empezó todo”.
Hay determinados hechos acerca de la relación que no están en disputa. Jackson comenzó a llamar al muchacho, y se desarrolló una amistad. Después que Jackson volvió de una gira promocional, tres meses después, June Chandler Schwartz y su hijo e hija, se convirtieron en invitados habituales de Neverland, el rancho de Jackson en el Condado de Santa Barbara. Durante el siguiente año, Jackson llenó al niño y a su familia con atenciones y regalos, incluyendo videojuegos, relojes, una borrachera de compras fuera del horario de apertura en Toys “R” Us, y viajes alrededor del mundo –desde Las Vegas a Disney World, de Mónaco a París.
Alrededor de marzo de 1993, Jackson y el niño estaban juntos frecuentemente y comenzaron a dormir fuera de casa. June Chandler Schwartz también se había vuelto cercana a Jackson “y le gustaba enormemente”, dijo un amigo. “Él era el hombre más amable que hubiera conocido jamás”.
Las excentricidades personales de Jackson –desde sus intentos de modelar su cara a través de la cirugía plástica a su predilección por la compañía de niños- habían sido ampliamente difundidas. Y mientras podría ser inusual para un hombre de 35 años tener fiestas de pijama con un niño de 13 años, la madre del niño y otros cercanos a Jackson nunca lo vieron extraño. La conducta de Jackson se entiende mejor una vez que se pone en el contexto de su propia infancia.
“Contrariamente a lo que uno podría creer, la vida de Michael no ha sido un paseo por el parque”, dice uno de sus abogados. Básicamente, la infancia de Jackson se detuvo –y comenzó su heterodoxa vida- cuando tenía 5 años y vivía en Gary, Indiana. Michael pasó su juventud ensayando en estudios, actuando en escenarios ante millones de extraños y durmiendo en una sucesión sin fin de habitaciones de hotel. Excepto por sus ocho hermanos y hermanas, Jackson estuvo rodeado de adultos que lo presionaban sin descanso, particularmente su padre, Joe Jackson –un hombre estricto y poco afectuoso, que golpeaba a sus hijos.
Estas experiencias tempranas de Jackson se tradujeron en una especie de desarrollo detenido, dicen muchos; y se convirtió en un niño en el cuerpo de un hombre. “Nunca tuvo infancia”, dice Bert Fields, un ex abogado de Jackson. “La está teniendo ahora. Sus compinches son niños de 12 años. Ellos hacen guerras de almohadas y guerras de comida”. El interés de Jackson en los niños también se traduce en sus esfuerzos humanitarios. A través de los años, ha donado millones a causas benéficas para la infancia, incluyendo a su propia fundación, Heal the World.
Pero hay otro contexto –el que tiene que ver con los tiempos que vivimos- en el cual, la mayoría de los observadores evalúan la conducta de Jackson. “Dada la confusión e histeria respecto al abuso sexual infantil”, dice el Dr. Philip Resnick, un notable psiquiatra de Cleveland, “cualquier contacto físico o de sustento con un niño puede ser visto como sospechoso; y el adulto bien puede ser acusado erróneamente de una conducta sexual”.
La implicación de Jackson con el niño fue bienvenida, al principio, por todos los adultos de la vida del joven –su madre, su padrastro y aún su padre biológico, Evan Chandler (quien declinó ser entrevistado para este artículo). Nacido Evan Robert Charmatz, en el Bronx, en 1944, Chandler había seguido de mala gana los pasos de su padre y hermanos convirtiéndose en dentista. “Odiaba ser dentista”, dice un amigo de la familia. “Siempre quiso ser escritor”. Después de mudarse en 1973 a West Palm Beach, para practicar su profesión, cambió de apellido, creyendo que Charmatz “sonaba demasiado judío”, dice un ex-colega. Deseando poder convertirse de alguna manera en escritor, Chandler se mudó a Los Angeles a finales de los 70, con su esposa June Wong, una atractiva euroasiática que había trabajado brevemente como modelo.
La carrera de Chandler como dentista tuvo momentos difíciles. En diciembre de 1978, mientras trabajaba en el Crenshaw Family Dental Center, una clínica en una zona pobre de L.A., Chandler hizo trabajo de restauración a un paciente en dieciséis piezas dentales durante una sola visita. Una investigación realizada por la Junta de Examinadores Dentales, reveló “grave ignorancia y/o ineficiencia” en su profesión. La Junta le revocó la licencia; sin embargo, la revocación se suspendió, y en cambio lo suspendieron durante noventa días, además de ponerle en período de prueba por dos años y medio. Devastado, Chandler dejó la ciudad por Nueva York. Escribió un guión de cine pero no pudo venderlo.
Meses más tarde, Chandler volvió a L.A. con su esposa y desempeñó una serie de trabajos como dentista. Alrededor de 1980, cuando nació su hijo, el matrimonio tenía problemas. “Una de las razones por las que June dejó a Evan fue por su temperamento”, dice un amigo de la familia. Se divorciaron en 1985. La Corte otorgó la custodia exclusiva del niño a su madre y ordenó a Chandler pagar $500 al mes en concepto de manutención del menor; pero una revisión reveló que en 1993, cuando estalló el escándalo de Jackson, Chandler le debía a su ex esposa $68.000 –una deuda que ella finalmente perdonó.
Un año antes que Jackson entrara en la vida de su hijo, Chandler tuvo un serio segundo problema profesional. Una de sus pacientes, una modelo, lo demandó por una negligencia después que le hiciera un trabajo de restauración en algunos de sus dientes. Chandler afirmó que la mujer había firmado un consentimiento en el que ella reconocería los riesgos que implicaba. Pero cuando Edwin Zinman, el abogado de ella, le pidió ver los registros originales, Chandler dijo que se los habían robado del maletero de su Jaguar. Le proveyó un duplicado. Zinman, suspicaz, fue incapaz de verificar la autenticidad de la documentación. “¡Qué extraordinaria coincidencia que se los robaran!”, dice Zinman en la actualidad. La demanda fue resuelta eventualmente fuera de la Corte por una suma no revelada.
A pesar de esos reveses, Chandler realizaba una práctica exitosa en Beverly Hills. Y tuvo su primera oportunidad en Hollywood en 1992, cuando co-escribió el film de Mel Brooks: “Robin Hood: Men in Tights”. (Robin Hood: Hombres en Mallas). Hasta que Michael Jackson llegó a la vida de su hijo, Chandler no había mostrado apenas interés en el niño. “Él le prometió comprarle un ordenador para que pudieran trabajar juntos en los guiones, pero nunca lo hizo”, dice Michael Freeman, anteriormente abogado de June Chandler Schwartz. La profesión de Chandler como dentista lo mantenía ocupado, y había comenzado a crear una nueva familia por entonces, con dos niños pequeños que había tenido con su segunda esposa, una abogada corporativa.
Al principio, Chandler dio la bienvenida y alentó la relación de su hijo con Michael Jackson, jactándose de ser amigos y asociados. Cuando Jackson y el niño se quedaron con Chandler durante mayo de 1993, Chandler instaba al artista a pasar más tiempo con su hijo en su casa. Según las fuentes, Chandler incluso sugirió que Jackson construyera una ala añadida a su casa, así el cantante podría quedarse allí. Después de llamar al Departamento de Edificación y descubrir que eso no se podía hacer, Chandler hizo otra sugerencia –que Jackson simplemente le construyera una nueva casa.
Ese mismo mes, el chico, su madre y Jackson volaron a Mónaco para los World Music Awards. “Evan comenzó a sentir celos de esta relación y se sintió apartado”, dice Freeman. A su regreso, Jackson y el niño nuevamente se quedaron con Chandler, lo que le agradó- una visita de cinco días, durante la cual durmieron en una habitación con el menor de los hermanastros. Aunque Chandler ha admitido que Jackson y el niño, invariablemente tenían puesta la ropa siempre que él los vio juntos en la cama, afirmó que fue durante este tiempo que sospechó de una conducta sexual inapropiada por de Jackson.
Chandler se volvió cada vez más volátil, haciendo amenazas que alienaban a Jackson, Dave Schwartz y a June Chandler. A principios de julio de 1993, Dave Schwartz, quien había sido amigable con Chandler, secretamente grabó una larga conversación telefónica con él. Durante la conversación, Chandler habló de su preocupación por su hijo y su enojo con Jackson y su ex esposa, a quien describió como “fría y sin corazón”. Cuando Chandler trató de “llamar la atención de ella” para discutir sus sospechas acerca de Jackson, él dice en la cinta que ella le contestó “Vete a la mierda”.
“Yo tenía una buena comunicación con Michael”, dijo Chandler a Schwartz. ”Éramos amigos. Me gustaba y lo respetaba, y todo lo demás, por lo que él es. No había razón para que dejara de llamarme. Me senté en la habitación un día y le hablé a Michael, y le dije exactamente lo que quería de esta relación. Lo que yo quería”.
Admitiendo a Schwartz que él había “estado ensayando” acerca de lo que decir y lo que no, Chandler nunca mencionó dinero durante su conversación. Cuando Schwartz le preguntó qué había hecho Jackson que pusiera a Chandler tan trastornado, Chandler alegó sólo que “él rompió la familia. (El niño) ha sido seducido por el poder y el dinero de este tipo”. Ambos hombres repetidamente se reprochaban a sí mismos como pobres padres del niño.
En otra parte de la cinta, Chandler indicó que estaba preparado para actuar contra Jackson: “Ya está determinado”, Chandler le dijo a Schwartz. “Hay otra gente implicada, en ciertas posiciones, que está esperando por mi llamada. Yo les he pagado para hacerlo. Cada cosa está yendo de acuerdo a un cierto plan que no es sólo mío. Una vez que haga ese llamada, este tipo (presumiblemente su abogado, Barry K. Rothman) va a destruir a todo el mundo a la vista, de cualquier forma tortuosa, sucia y cruel en que pueda hacerlo”. Y él le había dado plena autoridad para hacer eso.
Chandler luego predijo lo que, en realidad, tuvo lugar seis semanas más tarde. “Y si sigo adelante con esto, ganaré a lo grande. No hay manera de que pierda. Lo he comprobado de arriba a bajo. Conseguiré todo lo que quiera, y ellos serán destruidos para siempre. June perderá (la custodia del niño) y la carrera de Michael se habrá terminado”.
“¿Y eso le va a ayudar (al chico)?”, preguntó Schwartz.
“Eso es irrelevante para mí”, replicó Chandler. “Va a ser más grande que todos nosotros juntos. Todo el asunto va a desplomarse sobre todos y destruirá a cada uno al alcance. Será una masacre si no consigo lo que quiero”.
En lugar de ir a la policía, aparentemente la acción más apropiada en una situación que implica una sospecha de abuso sexual infantil, Chandler había acudido a un abogado. Y no a cualquier abogado. Acudió a Barry Rothman.
“Este abogado que encontré… cogí al peor hijo de puta que pude encontrar”, dijo Chandler en la conversación grabada con Schwartz. “Todo lo que quiere hacer es sacar esto a la luz pública tan pronto como pueda, tan grande como pueda, y humillar a tanta gente como pueda. Él es sucio, no tiene término medio, es muy astuto, y tiene hambre de publicidad”. (A través de su abogado, Wylie Aitken, Rothman declinó ser entrevistado para este artículo. Aitken accedió a contestar algunas preguntas generales, limitadas al caso de Jackson, y luego, sólo acerca de aspectos que no involucraran a Chandler o al niño).
“Si conoces a Rothman”, dice un ex colega que trabajó con él durante el caso de Jackson, y quien mantuvo un diario de lo que Rothman y Chandler dijeron e hicieron en la oficina de Rothman, “es para creer que Barry podría haber ideado todo este plan. Punto. Esto (hacer acusaciones contra Michael Jackson) está dentro de los límites de su carácter, hacer algo como esto”. La información suministrada por antiguos clientes, asociados y empleados de Rothman, revela una pauta de manipulación y engaño.
Rothman ejerce el derecho común en Century City. En un tiempo, negociaba música y ofertas de conciertos para Little Richard, Rolling Stones, Who, ELO y Ozzy Osbourne. De las paredes de su oficina, cuelgan discos de oro y platino conmemorando esos días. Con su barba de color blanco grisáceo y su perpetuo bronceado –que mantiene gracias a una cama solar en su casa-, Rothman recuerda al antiguo cliente de “un duende”. Para un ex empleado, Rothman es “un demonio” con “un temperamento terrible”. Su más apreciada posesión, dicen sus conocidos, es su Rolls-Roys Corniche de 1977, que lleva la matrícula “BKR 1”.
A través de los años, Rothman se ha creado tantos enemigos, que su ex esposa una vez le expresó a su abogado sorpresa de que alguien “no se lo haya cargado”. Tiene reputación de destripar a la gente. “Parecía ser un profesional aprovechado… No paga a casi nadie”, concluyó el investigador Ed Marcus (en un informe presentado en el Tribunal Superior de Los Angeles, como parte de una demanda contra Rothman), después de revisar el crédito del perfil del abogado, que enumeraba a más de treinta acreedores y titulares de sentencias que lo estaban persiguiendo. También, se habían cursado en el Tribunal Superior, más de veinte demandas civiles implicando a Rothman, se habían presentado quejas en la Comisión de Trabajo y se tomaron acciones disciplinarias por tres incidentes contra él por la Asociación de Abogados del Estado de California. En 1992, fue suspendido durante un año, aunque esa suspensión fue revocada y se le puso a prueba por ese período.
En 1987, Rothman debía $16.800 en concepto de pensión alimenticia y manutención de sus hijos. Mediante su abogado, su ex esposa Joanne Ward, amenazó con embargar los bienes de Rothman, pero él acordó hacerse cargo de la deuda. Un año más tarde, después que Rothman todavía no hubiera hecho los pagos, el abogado de Ward trató de llevar a cabo un embargo preventivo sobre la lujosa casa de Rothman, en Sherman Oaks. Para su sorpresa, Rothman dijo que la casa ya no le pertenecía; tres años antes había escriturado la propiedad a Tinoa Operations, Inc., una compañía fantasma de Panamá. Según el abogado de Ward, Rothman afirmó que había tenido en su casa 200.000 dólares en efectivo del dinero de Tinoa, una noche cuando le robaron a punta de pistola. La única manera que tuvo para compensar la pérdida fue escriturar su casa a Tinoa, les dijo. Ward y su abogado sospecharon que toda la situación fue una treta, pero nunca pudieron probarlo. Sólo después de que los Ayudantes del Sheriff se llevaron el Rolls Royce de Rothman, él comenzó a pagar lo que debía.
Documentos presentados en el Tribunal Superior de Los Angeles parecen confirmar las sospechas de Ward y de su abogado. Estos muestran que Rothman creó una elaborada red de cuentas bancarias extrajeras y compañías fantasmas. Aparentemente, para ocultar algunos de sus bienes –en particular, su casa y gran parte de las ganancias de una eventual venta, en 1989. Las compañías, incluyendo a Tinoa, pueden ser rastreadas hasta Rothman. Él compró una compañía fantasma panameña, (una firma existente pero no operativa), y lo arregló de modo que aunque su nombre no aparecía en la lista de sus trabajadores, en realidad tenía el control para transferir dinero.
Mientras tanto, a los empleados de Rothman no les iba mejor que a su ex esposa. Algunos antiguos empleados dicen que a veces tenían que suplicar por sus sueldos. Y algunas veces los cheques que les daba no tenían fondos. Él no lograba mantener a las secretarias judiciales. “Las degradaba y humillaba”, dice una. A los trabajadores temporales les iba peor. “Los tenía trabajando durante dos semanas“, agrega la secretaria judicial, “luego los hacía huir gritándoles y diciéndoles que eran estúpidos. Después le decía a la agencia que no estaba satisfecho con los trabajadores temporales y que no les iba a pagar”. Finalmente, algunas agencias se dieron cuenta y hacían que Rothman pagara en efectivo, delante de ellos antes, de hacer negocios con él.
El disciplinamiento de la Asociación de Abogados de 1992 surgió por una cuestión de conflicto de intereses. Un año antes, Rothman había sido despedido de un caso por una cliente, Muriel Metcalf, a quien había estado representando en procedimientos de manutención y custodia de los hijos; Metcalf más tarde lo acusó de engordar su factura. Cuatro meses después de que Metcalf lo despidiera, Rothman, sin notificarla, comenzó a representar a la compañía de su ex, Bob Brutzman.
El caso es revelador por otra razón: Mostró que Rothman tenía alguna experiencia en tratar acusaciones de abuso sexual infantil, antes del escándalo de Jackson. Metcalf, mientras Rothman todavía la representaba, había acusado a Brutzman de abusar de su hijo (lo que Brutzman negó). El que Rothman conociera los cargos contra Metcalf no evitó que fuera a trabajar para la compañía de Brutzman –un movimiento por el que fue disciplinado.
En 1992, Rothman estaba huyendo de numerosos acreedores. Folb Management, una agencia de bienes raíces, era una. Rothman debía a la compañía $53000 en concepto de alquiler e intereses de una oficina en Sunset Boulevard. Folb lo demandó. Rothman luego contra demandó, afirmando que la seguridad del edificio era tan inadecuada que una noche, unos ladrones pudieron robar de su oficina más de $6900 en equipos. En el curso del procedimiento, el abogado de Folb dijo a la Corte, “El Sr. Rothman no es el tipo de persona cuya palabra se pueda tomar en serio”.
En noviembre de 1992, Rothman había declarado la bancarrota en su firma jurídica, enumerando a treinta acreedores –incluyendo a Folb Management- con unas deudas totales de $880.000 y sin activos conocidos. Después de revisar la documentación de la bancarrota, un ex cliente a quien Rothman estaba demandando por $ 400.000 en concepto de honorarios legales, notó que Rothman no había listado un activo de $133.000. El ex cliente amenazó con dejar al descubierto a Rothman por “defraudar a sus acreedores” –un delito grave- si no retiraba la demanda. Acorralado, Rothman desestimó la demanda en cuestión de horas.
Seis meses antes de declararse en bancarrota, Rothman había transferido la titularidad de su Rolls- Royce a Majo, una compañía ficticia que él controlaba. Tres años antes, Rothman había declarado una compañía diferente y propia, como dueña del coche –Longridge Estates, una subsidiaria de Operaciones Tinoa, la compañía en la que escrituró su casa. En los documentos presentados en las corporaciones enumeradas por Rothman, las direcciones que figuraban para Longridge y Tinoa eran la misma: el 1554 de Cahuenga Boulevard –que, como resultó, es la dirección de un restaurante chino de Hollywood.
Fue con este hombre, en junio de 1993, que Evan Chandler comenzó a llevar a cabo ese “determinado plan” al que se refirió en su conversación grabada con Dave Schwartz. En una graduación ese mes, Chandler confrontó a su ex esposa con sus sospechas. “Ella pensó que todo era una tontería”, dice su ex abogado, Michael Freeman. Le dijo a Chandler que planeaba sacar a su hijo de la escuela en el otoño para que junto a ella, pudieran acompañar a Jackson en su gira mundial, “Dangerous”. Chandler se puso furioso y según varias fuentes, amenazó con hacer pública la evidencia que él afirmaba tener sobre Jackson. “¿Qué padre en sus cabales querría arrastrar a su hijo a la luz pública?”, se pregunta Freeman. “Si algo así ocurrió realmente, usted querría proteger a su hijo”.
Jackson le pidió a su entonces abogado, Bert Fields, que interviniera. Uno de los abogados más prominentes de la industria del entretenimiento, Fields, había estado representando a Jackson desde 1990 y había negociado para él, con Sony, el mayor acuerdo musical – con posibles ganancias de 700 millones de dólares. Fields trajo al investigador Anthony Pellicano para ayudar a aclarar las cosas. Pellicano hace las cosas al estilo siciliano, siendo ferozmente leal a aquellos a los que a él le gusta, pero es un jugador despiadado cuando se trata de sus enemigos.
Teniendo en cuenta los hechos respecto al amital sódico y un caso histórico reciente relacionado con esta droga, las acusaciones del niño, dicen varios expertos médicos, no sólo deben ser vistas como poco fiables, si no como muy cuestionables. “Es un medicamente psiquiátrico que no se debe utilizar para inventar un hecho”.
El 9 de julio de 1993, Dave Schwartz y June Chandler hicieron escuchar la conversación grabada a Pellicano. “Después de oír la cinta de diez minutos, sabía que era una extorsión”, dice Pellicano. El mismo día, fue al apartamento de Jackson en Century City, donde el hijo de Chandler y la hermanastra del chico estaban de visita. Sin Jackson allí, Pellicano “hizo contacto visual” con el chico y le pidió que respondiera “preguntas muy precisas”: “¿Te ha tocado Michael alguna vez? ¿En alguna ocasión lo has visto desnudo en la cama?”. La respuesta a todas las preguntas fue que no. El chico negó repetidamente que hubiera pasado algo malo. El 11 de julio, después que Jackson se hubiera negado a reunirse con Chandler, el padre del niño y Rothman siguieron adelante con la otra parte del plan –necesitaban conseguir la custodia del chico. Chandler le pidió a su ex esposa que dejara al joven quedarse con él para “una visita de una semana”. Como dijo Bert Fields más tarde, en una declaración jurada ante la Corte, June Chandler Schwartz le permitió al niño ir, basándose en la palabra dada de Rothman a Fields de que su hijo regresaría con ella después del tiempo especificado, pero nunca imaginó que la palabra de Rothman no tendría valor y que Chandler no devolvería a su hijo.
Wylie Aitken, el abogado de Rothman, afirma que “en ese momento (Rothman) le dio su palabra; su intención era devolver al niño”. Sin embargo, una vez “que él averiguó que el niño sería trasladado fuera del país (para ir de gira con Jackson), no creo que el Sr. Rothman tuviera ninguna otra opción”. Pero la cronología claramente indica que Chandler había averiguado en junio, en la graduación, que la madre del chico planeaba llevar a su hijo a la gira. El que la grabación de la conversación telefónica se hiciera a principios de julio, antes de que Chandler obtuviera la custodia de su hijo, también parece verificar que Chandler y Rothman no tenían ninguna intención de respetar el acuerdo de visitas. “Ellos (el chico y su madre) no lo saben todavía”, le dijo Chandler a Schwartz, “pero no irán a ninguna parte”.
El 12 de julio, un día después de que Chandler lograra el control sobre su hijo, le hizo firmar a su ex mujer un documento preparado por Rothman, que impedía que ella sacara al joven del Condado de Los Angeles. Esto significaba que el chico no podría acompañar a Jackson en su gira. Su madre le dijo al Juez que firmó el documento bajo coacción. Chandler, según dijo ella en una declaración jurada, había amenazado con que “No tendría (al niño) de vuelta conmigo”. Sobrevino una amarga batalla por la custodia, haciendo aún más turbio cualquier cargo que Chandler hiciera acerca de las malas acciones de Jackson. (A partir de este agosto -1994-, el chico estaba todavía viviendo con Chandler). Fue durante las primeras semanas después de que Chandler tuviera el control sobre su hijo –quien fue aislado de sus amigos, madre y padrastro-, que las denuncias del muchacho empezaron a tomar forma.
Al mismo tiempo, Rothman, que buscaba la opinión de un experto para ayudar a establecer las acusaciones contra Jackson, llamó al Dr. Mathis Abrams, un psiquiatra de Beverly Hills. Por teléfono, Rothman le presentó a Adams una situación hipotética. En respuesta y sin haberse encontrado con Chandler ni con su hijo, el 15 de julio Abrams le envió a Rothman una carta de dos páginas en las que señalaba que “existía una sospecha razonable de que podría haber ocurrido un abuso sexual “. Es importante mencionar que él señaló que si este fuera un caso real y no hipotético, se le requeriría por ley reportar el asunto al Departamento del Niño en el Condado de Los Angeles (DCS).
De acuerdo a una entrada del 27 de julio escrita en el diario del ex colega de Rothman, está claro que Rothman estaba guiando a Chandler en el plan. “Rothman escribió una carta a Chandler asesorándolo sobre cómo reportar un abuso sexual infantil, sin que hubiera responsabilidad por parte de los padres”, se lee en la entrada.
En este punto, todavía no se habían presentado demandas o acusaciones formales, sólo afirmaciones veladas que se habían estado entrelazando con una feroz batalla por la custodia. El 4 de agosto de 1993, sin embargo, las cosas se volvieron muy claras. Chandler y su hijo se encontraron con Jackson y Pellicano en una suite del Hotel Westwood Marquis. Al ver a Jackson, dice Pellicano, Chandler le dio al cantante un abrazo afectuoso (un gesto, algunos dicen, que parecía desmentir la sospecha del dentista de que Jackson había abusado de su hijo), luego metió la mano en su bolsillo, sacó la carta de Abrams y comenzó a leer pasajes de ella. Cuando Chandler llegó a las partes sobre el abuso infantil, el chico, dice Pellicano, bajó su cabeza y luego miró a Jackson con expresión de sorpresa, como si dijera “Yo no dije eso“. Al terminar la reunión, Chandler apuntó con su dedo a Jackson, dice Pellicano, y le advirtió: “Voy a arruinarte”.
En una reunión con Pellicano en la oficina de Rothman, más tarde ese día, Chandler y Rothman forjaron su demanda - $20 millones.
El 13 de agosto, hubo otro encuentro en la oficina de Rothman. Pellicano volvió con una contra oferta –un acuerdo de 350.000 dólares para escribir el guión de una película. Pellicano dice que él hizo la oferta como una manera de resolver la disputa por la custodia y darle a Chandler la oportunidad de pasar más tiempo con su hijo, trabajando juntos en un guión. Chandler rechazó la oferta. Rothman hizo una contra oferta –un acuerdo por tres guiones o nada-, que fue rechazada. En el diario del ex colega de Rothman, una entrada del 24 de agosto revela la decepción de Chandler: “Casi tenía un acuerdo por $20 millones”, oyó decir por casualidad a Rothman.
Antes que Chandler obtuviera el control sobre su hijo, el único que estaba formulando acusaciones contra Jackson era el propio Chandler –el muchacho nunca había acusado al cantante de ninguna mala conducta. Eso cambió un día en el consultorio de Chandler, en Beverly Hills.
En presencia de Chandler y Mark Torbiner, un anestesiólogo dental, se le administró al chico la controvertida droga de amital sódico –de la que algunos creen, erróneamente, que es el suero de la verdad. Y después de esta sesión, fue cuando el muchacho formuló por primera vez las acusaciones contra Jackson. Un periodista de KCBS-TV, en L.A., reportó el 3 de mayo de este año que Chandler había usado la droga con su hijo, pero el dentista afirmó que lo hizo solamente para extraerle un diente y que mientras estaba bajo la influencia de la droga, el muchacho formuló las acusaciones. Preguntado para este artículo acerca del uso de la droga en el niño, Torbiner replicó: “Si la usé, fue sólo para uso dental”.
Teniendo en cuenta los hechos sobre el amital sódico y el reciente e histórico caso que ha envuelto a esta droga, las acusaciones del chico, dicen varios expertos médicos, deberían ser vistas no sólo como poco fiables, si no como altamente cuestionables.
“Es una medicación psiquiátrica que no debe invocar para producir una realidad”, dice el Dr. Resnick, el psiquiatra de Cleveland. “La gente es muy sugestionable bajo ella. La gente dirá cosas bajo la influencia del amital sódico que son descaradamente falsas”. El amital sódico es un barbitúrico, una droga invasiva que pone a la gente en un estado hipnótico cuando se inyecta por vía intravenosa. Primariamente se administraba para el tratamiento de la amnesia, empezando a utilizarse durante la Segunda Guerra Mundial en soldados traumatizados –algunos en estado catatónico- por los horrores de la guerra. Estudios científicos hechos en 1952 desacreditaron a la droga como suero de la verdad y en cambio, demostraron sus riesgos: los falsos recuerdos pueden ser fácilmente implantados en las personas que están bajo su influencia. “Es muy posible implantar una idea a través de una simple pregunta”, dice Resnick. Pero su efecto es aparentemente aún más traidor: “La idea puede convertirse en parte de su recuerdo, y los estudios han demostrado que aun cuando uno les diga la verdad, ellos jurarán sobre una pila de Biblias que lo que afirman, ocurrió”, dice Resnick.
Recientemente, la fiabilidad de la droga se convirtió en un problema en un juicio de alto perfil en el Condado de Napa, California. Después de someterse a numerosas sesiones de terapia, al menos una de las cuales incluyó el uso de amital sódico, Holly Ramona, de 20 años, acusó a su padre de abusar de ella cuando era niña. Gary Ramona negó vehementemente el cargo y demandó al terapeuta de su hija y al psiquiatra que había administrado la droga. Este pasado mayo, los miembros del jurado se pusieron del lado de Gary Ramona, creyendo que el terapeuta y el psiquiatra pudieron haber sugestionado recuerdos que eran falsos. El caso de Gary Ramona fue la primera impugnación legal del llamado “fenómeno de la memoria reprimida”, el cual ha dado lugar a miles de denuncias de abusos sexuales en la última década.
En cuanto a la historia de Chandler acerca del uso de la droga para sedar a su hijo durante una extracción dental, eso también parece dudoso, a la luz del uso habitual de la droga. “Es totalmente una droga psiquiátrica”, dice el Dr. Kenneth Gottlieb, un psiquiatra de San Francisco que ha administrado amital sódico a pacientes con amnesia. El Dr. John Yagiela, el coordinador del Departamento de Control de la Anestesia y del Dolor de la escuela de Odontología de la UCLA, agrega: “Es inusual usarlo para eso (sacar un diente). No tiene sentido cuando hay disponibles mejores y más seguras alternativas. No sería mi elección “.
Debido a los potenciales efectos secundarios del amital sódico, algunos doctores lo administran sólo en un hospital. “Yo no querría usar nunca una droga que manipula el inconsciente de una persona a menos que no hubiera otro medicamento disponible”, dice Gottlieb. “Y no lo usaría sin equipo de resucitación, en caso de una reacción alérgica, y sólo con un médico anestesiólogo presente”.
Chandler, al parecer, no siguió estas directrices. Él efectuó el procedimiento en su hijo en su consulta, y contó el anestesiólogo dental Mark Torbiner. (Fue Torbiner quien presentó a Chandler y a Rothman en 1991, cuando Rothman necesitó un dentista).
La naturaleza de la práctica de Torbiner parece haberle dado un gran éxito. “Se jacta de que tiene $100 al mes de gastos generales y $40.000 al mes de ingresos”, dice Nylla Jones, una ex paciente suya. Torbiner no tiene una consulta para recibir pacientes; más bien, él se desplaza a varias consultas dentales de la ciudad, donde administra la anestesia durante los procedimientos.
Esta revista ha descubierto que la Brigada Antidroga de EE.UU. (DEA), está investigando otro aspecto de las prácticas comerciales de Torbiner: Él hace llamadas a algunos hogares para administrar drogas –mayormente morfina y demerol- no sólo en el post operatorio de sus pacientes dentales, sino también, al parecer, a aquellos que sufren dolores cuya fuente no tiene nada que ver con el trabajo dental. Llega a las casas de sus clientes –algunos de ellos celebridades- llevando una especie de caja de aparejos de pesca que contiene drogas y jeringuillas. En ese momento, en la matrícula de su Jaguar se leía “SLPYDOC” (Doctor Sueño). Según Jones, Torbiner cobraba $350 por una visita básica de diez a veinte minutos. En lo que Jones describe como una práctica habitual, cuando no está claro cuánto tiempo Torbiner necesitará quedarse, el cliente, anticipando el atontamiento que pronto tendrá, deja un cheque en blanco para que Torbiner cumplimente con la cantidad apropiada.
Torbiner no siempre tuvo éxito. En 1989, quedó atrapado en una mentira y le pidieron que su renuncia en la UCLA, donde era profesor asistente de la Facultad de Odontología. Torbiner había pedido la mitad de un día libre para poder cumplir con una festividad religiosa, pero más tarde se descubrió que en su lugar, había estado trabajado en una consulta dental.
Un comprobación de las credenciales de Torbiner ante la Junta de Examinadores Dentales, indica que él está limitado legalmente para administrar drogas, que únicamente puede hacerlo en procedimientos relacionados con la odontología. Pero hay una clara evidencia de que él no ha acatado estas restricciones. De hecho, en al menos ocho ocasiones, Torbiner ha realizado anestesias generales a Barry Rothman, durante unos procedimientos de trasplante capilar. Aunque normalmente se inyectaría una anestesia local en el cuero cabelludo, “Barry tiene tanto miedo al dolor”, dice el Dr. James De Yarman, el médico de San Diego que efectuó los trasplantes de Rothman, “que (él) quería que le pusieran totalmente fuera de combate”. De Yarman dijo que estaba “asombrado” al enterarse de que Torbiner es dentista, habiendo asumido desde el principio que era médico.
En otra ocasión, Torbiner llegó a la casa de Nylla Jones, según dice ella, y le inyectó demerol para ayudarla a aliviar el dolor que siguió a su apendicetomía.
El 16 de agosto, tres días después de que Chandler y Rothman rechazaran los $350.000 del acuerdo del guión, la situación llegó a su punto álgido. En nombre de June Chandler Schwartz, Michael Freeman notificó a Rothman que a la mañana siguiente temprano, presentaría la documentación que forzaría a Chandler a entregar al niño. Reaccionando rápidamente, Chandler llevó a su hijo a Mathis Abrams, el psiquiatra que le había dado a Rothman la evaluación de una situación hipotética de abuso sexual. Durante una sesión de tres horas, el muchacho afirmó que Jackson había participado en una relación sexual con él. Habló de masturbación, besos, caricias en los pezones y sexo oral. No hubo, sin embargo, ninguna mención de penetración, la cual podría haber sido verificada mediante un examen médico, dando así una evidencia que lo corroborara.
El siguiente paso era inevitable. Abrams, que está obligado por ley a informar a las autoridades de semejantes acusaciones, llamó a un trabajador social del Departamento de Servicios Sociales, quien a su vez, contactó con la policía. La investigación a gran escala de Michael Jackson estaba a punto de comenzar.
Cinco días después de que Abrams llamara a las autoridades, los medios se enteraron de la investigación. El domingo por la mañana del 22 de agosto, Don Ray, un periodista free lance de Burbank, estaba durmiendo cuando sonó su teléfono. La persona que llamaba, uno de sus confidentes, le dijo que se habían emitido las órdenes de allanamiento del rancho y el apartamento de Jackson. Ray vendió la historia a KNBC-TV de L.A., que dio la noticia a las 4 p.m. del día siguiente.
Después de eso, Ray “vio avanzar esta historia como un tren de mercancías“, dice él. Dentro de las siguientes veinticuatro horas, Jackson era la noticia principal en solo setenta y tres noticieros del área de Los Angeles, y estaba en la portada de cada diario británico. La historia de Michael Jackson y el muchacho de 13 años se convirtió en un frenesí de exageración y rumores sin fundamento, con la línea que antes separaba a los tabloides y a los principales medios, virtualmente eliminada.
El alcance de las acusaciones contra Jackson no fue conocido hasta el 25 de agosto. Una persona dentro del DCS filtró ilegalmente una copia del informe del abuso a Diane Dimond, de Hard Copy. En cuestión de horas, la oficina de L.A. de un servicio de noticias británico también consiguió el informe y comenzó a vender copias a cualquier periodista dispuesto a pagar $750. Al día siguiente, el mundo conocía los detalles gráficos del informe filtrado. “Mientras yacían uno junto al otro en la cama, el Sr. Jackson puso su mano dentro de los pantalones [del niño]”, había escrito una trabajadora social. A partir de ahí, la cobertura no tardó en demostrar que nada acerca de Jackson sería juego limpio.
“La competencia entre las agencias de noticias llegó a ser tan feroz”, dice el periodista de KNBC Conan Nolan, que “las historias no se verificaban. Fue muy miserable”. El National Enquirer puso a veinte reporteros y editores tras la historia. Un equipo llamó a 500 puertas en Brentwood, tratando de encontrar a Evan Chandler y a su hijo. Usando los registros de la propiedad, finalmente dieron con él, alcanzando a Chandler a través de su Mercedes negro. “Él no era un hombre feliz. Pero yo lo era”, dijo Andy O´Brian, un fotógrafo de la prensa sensacionalista.
Luego vinieron los acusadores – ex empleados de Jackson. En primer lugar, Stella y Philippe Lemarque, ex mayordomo y amas de llaves de Jackson, quienes trataron de vender su historia a los tabloides con la ayuda del agente Paul Barresi, una ex estrella del porno. Pedían más de medio millón de dólares pero terminaron vendiendo una sola entrevista a The Globe, en Inglaterra, por $15.000. Los Quindoy, una pareja filipina que había trabajado en Neverland, les siguieron. Cuando el precio de venta era de $100.000, dijeron que “la mano estaba fuera del pantalón del niño”, según Barresi le contó a un producto de Frontline, un programa de PBS. “Tan pronto como el precio subió a $500.000, la mano se metió en los pantalones. Así que… ¡vamos!”. La Oficina del Fiscal de Distrito de Los Angeles, con el tiempo concluyó que ambas parejas eran inservibles como testigos.