Cuando los fiscales presentaron a un contable forense para probar que Michael Jackson estaba hundido en un pozo de varios millones de dólares, a la gente le costó creer que Jackson estaba perdiendo el control de su imperio financiero. La acusación afirmaba que los problemas de dinero de la estrella del pop estaban directamente relacionados con el cargo de conspiración, alegando que sus problemas financieros eran el resultado directo de su dañada imagen.
La Fiscalía trajo al contable forense para que le explicara al jurado el tecnicismo de los enormes hábitos de consumo de Jackson, en comparación con la menguada capacidad de ganancia de la estrella del pop.Según el experto, J. Duross O´Bryan, quien había trabajado en docenas de investigaciones de contabilidad forense, Michael Jackson había estado gastando sistemáticamente un promedio de 20 a 30 millones de dólares, incrementando su ya creciente deuda, la cual se había disparado desde el año 1999.
El perito contable parecía muy seguro de sí mismo cuando declaró que la deuda estimada de Jackson en 2003, ascendía a 224 millones de dólares. O´Bryan dijo al jurado que con el fin de salvar la diferencia entre sus 11,5 millones de dólares de ingresos anuales, y sus hábitos de derroche, el Sr. Jackson pidió un préstamo contra las propiedades que poseía, en concreto, el catálogo de SONY/ATV.
O´Bryan conjeturó que en 2003, Michael Jackson estaba sumido en "una crisis de liquidez en curso". Explicó que el catálogo SONY/ATV tenía un valor estimado de mil millones de dólares, y dijo que Jackson había estado pidiendo préstamos contra el valor del catálogo durante años y de forma constante; calculando que la participación de Jackson en el catálogo de Sony ascendía a no más de "un par de cientos de millones de dólares". O´Bryan explicó que si vendía el catálogo, el Sr. Jackson aún le debería dinero a Sony y, además, tendría que pagar un préstamo de 200 millones de dólares al Banco de América. Le dijo al jurado que Jackson también tendría que pagar millones en impuestos sobre las plusvalías.
"Se quedaría sin nada", testificó O´Bryan.
Respecto a una serie de advertencias de los asesores financieros de Jackson en los últimos años, O´Bryan detalló el uso por parte de Jackson de una línea de crédito en 1999, que corrió con los gastos anuales de la estrella del pop. Incluyó 5 millones de dólares para honorarios legales y profesionales, 5 millones de dólares para la seguridad y el funcionamiento de Neverland, 2,5 millones de dólares para seguros, y 7,5 millones de dólares para gastos personales. O´Bryan explicó los balances que figuraban en los activos y pasivos de Jackson, afirmando que en un momento dado, la fortuna neta de Jackson había estado en negativo por más de 200.000 dólares.
Pero los datos y las cifras de O´Bryan no podían ser verificados, dado que Jackson no le había proporcionado todos sus estados de cuentas bancarias y sus libros de contabilidad a la acusación. O´Bryan se basaba principalmente en cinco cajas que contenían correspondencia entre Jackson y sus asesores financieros, y él no tenía los datos completos. En términos de activos tangibles, O´Bryan dijo al jurado que la tenencia de las principales posesiones de Jackson constaba de tres cosas: el catálogo MIJAC, que contenía los derechos de publicación de las canciones y actuaciones personales de Michael; el catálogo SONY/ATV, que contenía una colección de canciones cuyos derechos de autor poseían Sony y Michael Jackson; y Neverland Valley Ranch, cuyo valor se estimaba en 50 millones de dólares.
Conforme O'Bryan siguió con el detalle de los préstamos pendientes de Michael contra sus tenencias de efectivo, la cantidad de dinero sobre la que se estaba hablando -todo en millones de dólares-, parecía abrumar al jurado. La cabeza de la mayoría de personas no podía abarcar tanto dinero, no alcanzaban a entender cómo Michael podía, posiblemente, gastar un exceso de 20 a 30 millones de dólares al año. Era una locura pensar que Jackson se permitía el lujo de tener una deuda financiera, sobre todo porque tenía un ingreso firme y estable de más de 10 millones de dólares al año. Jackson tenía a las empresas de firmas de consultoría financiera más importantes del mundo trabajando para él, haciendo el seguimiento de sus gastos, documentos de préstamos, facturas de proveedores y capital circulante.