Brad sigue tocando la fibra sensible con su inimitable estilo:sad:
Una palmadita desde el pasado.
Ayer comencé el día como la mayoría de los sábados. Tortitas, café y organizando un poco el día. Mi interminable “colección” de discos, cintas, equipo, cables, CDs, etc., necesitaba una buena limpieza de primavera, así que, después de una segunda taza de café, me zambullí en el proyecto.
Mientras ordenaba algunas cosas, encontré un viejo transmisor de radio FM que hice yo mismo durante el Dangerous Tour. Queríamos escuchar cómo sonaban los mixes en nuestros coches (una técnica bastante común) así que me encomendaron buscar un transmisor. El problema es que es ilegal en Estados Unidos comprarlos y usarlos, a menos que sean de juguete.
De modo que construí uno con un kit.
Las instrucciones eran bastante divertidas respecto a lo que recalcaban: “Esto es ilegal y usted podría ser multado con una gran cantidad de dinero e ir a prisión si construye y utiliza este transmisor ilegal en Estados Unidos y le atrapan. Por cierto, ¿ya le hemos advertido que es ilegal?” Yo seguí construyendo el aparato ¡y funcinaba genial! (siempre me pregunté si los conductores que iban por Ventura Boulevard escucharon alguna vez unos pocos segundos de “Black Or White” en sus radios durante nuestras transmisiones). La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) nunca llamó a la puerta del estudio, que yo recuerde.
De vuelta a mi puesta en orden y organización encontré mis cintas de mixes, pruebas de edición, notas, etc. Estoy muy familiarizado con mi colección, no suelo verla muy a menudo, de modo que estuvo bien refrescar la memoria.
Mientras repasaba una caja de LPs (discos, para los que teneis menos de 35 años), divisé la blanca portada del álbum Bad. Ya iba a pasarlo cuando unos garabatos en rotulador rojo llamaron mi atención. ¿Estaba firmado? Yo no tenía una copia firmada del álbum Bad… o al menos, no pensaba que la tenía.
Lo saqué cuidadosamente de la caja.
Antes, dejen que les explique algo, tal como lo he hecho en mis seminarios. El pequeño equipo del estudio y yo trabajamos codo a codo con Michael día tras día, y siempre resultaba extraño y muy poco profesional pedirle que nos firmara algo. No es que a él le hubiera importado hacerlo, ya que firmaba fotos todo el tiempo para los fans, pero no era algo que le pidiéramos para nosotros mismos, por lo menos no tan a menudo.
Además, lo divertido de trabajar en un álbum era que, para el momento en que finalmente ya tenías uno en tus manos para ser firmando, él ya se había ido de gira o a hacer un corto, y no estaba allí para firmarlo.
Me senté, miré el álbum y leí el texto. Y lo volví a leer.
“Estuviste genial en el proyecto”.
¿Cuándo firmó esto para mí? ¿Cómo es que no lo he visto antes?
Me senté sosteniendo el disco como si fuera un simpático regalo de una amigo.
Un regalo sorpresa.
Empecé a pensar en ese disco. Era un tiempo tan inocente en mi memoria. Michael. Quincy. Bruce. Bill. Miko. Jolie. Jerry. Craig. Seth. Slam Dunk Sisters. Speed Demon. Viernes familiares. Liberian Girl. Granadas. Bad. Monster Cable. The Way You Make Me Feel. Sistemas no lineales de sonido. Smooth Criminal. Letras garabateadas. Man In The MIrror. Auriculares reventados. Leave Me alone.
Un regalo del pasado. De alguien a quien echas muchísimo de menos.
Me detuve en la palabra “proyecto” y sonreí.
Proyecto era una palabra divertida para nosotros, y la usábamos todo el tiempo. Digamos que tardaba unos pocos segundos en encontrar una cinta en particular en el almacén. Bruce gritaba: “¡Brad, estás demorando el proyecto!” Michael se tronchaba de risa. O los auriculares crujían y yo tenía que ir a buscar otros. Como era de esperar, Michael decía riendo por el micrófono: “Brad, date prisa… ¡estás demorando el proyecto!” Este era el chiste corriente de todo el mundo en la sala. ¿Te tomabas demasiado tiempo para elegir menú? “¡Estás demorando el proyecto!” Salía al baño o a buscar un café: “¡Estás demorando el proyecto!”
Esta broma estuvo acompañándonos varios años, y durante el álbum HIStory, Michael incluso mandó hacer camisetas para el equipo que decían, adivinen: “¡Estás demorando el proyecto!”
Cuantos recuerdos. Cuantos años.
Estuve hasta última hora ordenando todo y me fui hasta la mesa de comedor, donde estaba mi disco firmado y dispuesto para ser colocado en un lugar más adecuado.
Es curioso como un simple LP con unas palabras garabateadas en él puede poner mi cabeza patas arriba. Este regalo… este regalo del pasado, de un querido amigo.
Yo solía echarme a reír cuando sonaba el teléfono en mitad de la noche, sabiendo que probablemente sería Michael preguntando por una mezcla, un nuevo proyecto o si podía inventarme un modo de grabar pájaros en los árboles de Neverland.
Echo de menos esas llamadas.
Solía entrar corriendo al estudio con una nueva canción y empezaba a hacer beatbox en cualquier micrófono que encontraba, para poderla dejar grabada. O entraba con Bubbles vistiendo un pequeño mono (Bubbles, no Michael) y me pedía que lo sujetara mientras cantaba (a Bubbles, no a Michael).
Sí, también echo eso de menos.
Guerras de palomitas. Nachos. Haciendo voces en broma. Dando vueltas en la silla. Es curioso como tener un álbum en mis manos puede desencadenar un mar de recuerdos. Quizás curioso no sea la palabra, o quizás sí.
Así que esto fue como una palmadita, una especie de regalo final desde el pasado.
Hay algunas palabras o frases que no me gustan nada: Una sola vez en la vida. Final. Solo. Adios.
No quiero que un descubrimiento del pasado sea mi regalo ”final” de Michael, pero seamos realistas, dudo que vuelva a pasar. Me pillaste, Michael, buen trabajo.
Completamente inesperado y apreciado más de lo que realmente puedo explicar en un comentario breve. Pero esos son los mejores regalos, ¿no es así? Fui –y soy- muy afortunado. Gracias por el regalo, Michael. Será un objeto valioso de mi colección.
Brad Sundberg