Y otra entrevista fantástica a Mariah en la revista GLAMOUR:
¿Cómo solucionas un problema como Mariah?
Este año, desde que la cansada y emotiva Mariah Carey sufrió una crisis pública, ella valientemente siguió adelante. David A. Keeps conoció a una mujer intentando encontrar el mejor equilibrio entre una diva y un felpudo.
Mariah Carey tiene una gran voz, un gran cabello, y un aparentemente gran busto, pero es sólo su gran, preciosa sonrisa lo que no es siempre 100% genuino. Algunas veces la actriz y cantante de 32 años sonríe porque es realmente feliz; pero a veces, sonríe cuando está cansada o se siente mal pero no quiere que nadie lo sepa. Porque hay una cosa que Mariah Carey no puede soportar, el decepcionar a la gente. Así que sonríe y piensa cosas que la hacen feliz - música, helados, maripostas, la playa, las ensoñaciones propias de las chicas - y responde esas preguntas que todo el mundo quiere hacer: ¿Por qué la princesa del pop que parecía tenerlo todo casi lo pierde? ¿Y cómo lo ha hecho para volver?
La diva en peligro, como se la ha pasado a llamar, ha invitado a todos los periodistas, desde los británicos hasta los japoneses a Nueva York, su ciudad natal, para hablar tan poco como le sea posible sobre el pasado y enfatizar el futuro. En el negocio, como mínimo, hay mucho que sugiere un retorno inminente. Tiene un nuevo CD en su propio sello discográfico (distribuido por Def Jam - una división de Island Records) y un montón de críticas favorables en su papel de camarera en un restaurante de la Mafia en la película independiente Wise Girls. Y se está cuidando a así misma, con tendencia a la hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre), comiendo pequeñas porciones de fruta y queso, tomando té helado Snappele diluido en agua. Y limitando sus entrevistas a cuatro horas por día.
Antes de conocerla, hay una sesión de audición de canciones de su próximo álbum. Mariah está en buena forma, sacando partido de sus cinco octavas desde el gospel hasta esas sobrenaturales notas altas que es lo más alto de su rango vocal. Ella saca toda su voz en una balada que escribió llamada Through The Rain, la canción que espera que sea su próximo éxito: "And should they tell you / You’ll never pull through / Don’t hesitate / Stand tall and say / I can make it through the rain" ("Y te dirán / que no lo superarás nunca / no lo dudes / levántate y di / lo puedo hacer a través de la lluvia").
La canción es una metáfora de las tormentas de su pasado, ¿verdad?
"Bueno, sí y no", responde inmediatamente, "pero sí, definitivamente. Sí".
Por supuesto. Mariah está sentada en un sofá de cuero, con unos tacones de Sergio Rossi, una blusa rosa que compró en Capri y una falda vaquera tan estrecha que tiene que estirarla hacia abajo frecuentemente. Es el retraro de la buena salud, con bonitos labios y rimel de Bambi enmarcando sus ojos marrón oscuro, y habla muchísimo en un minuto. Al mirarla, no sabes la oscuridad por la que ha pasado, incluyendo la reciente y repentina muerte de su padre - con el que había retomado la relación - de cáncer.
Las nubes comenzaron a formarse en la vida de Mariah hace cuatro años. Al principio eran suaves y poco consistentes, como caramelos. Habiéndose librado de su matrimonio de cinco años con el hombre que la descubrió a los 18 años, Mariah se reinventó a sí misma como una cantante de soul muy sexy. Ya se había ganado la reputación de trabajadora incansable con agotadoras demandas en sus giras - alfombras negras y árboles con luces claras - que le costaban 50.000 dólares por noche. Era a partes iguales, extravagante con su propio dinero, desembolsando seis mil dólares por trajes de Armani para una entrega de premios y casi medio millón en una subasta por el gran piano blando de Marilyn Monroe.
La gran debacle comenzó en 2001. Desenvolviéndose por sí misma porque "supuse que no era un lavado de cerebro", y Mariah firmó un nuevo contrato de 123 millones de dólares con Virgin Records, y produjo y protagonizó su casi autobiográfica película Glitter, actuó en Wise Girls y viajó alrededor del mundo para promocionar las tres cosas. "Sentí como si tuviera que hacerlo por el dinero", explica. "Nunca en mi vida he hecho ninguna decisión basándome en el dinero. Y nunca lo volveré a hacer".
La rutina no dejaba tiempo para el descanso pero Mariah siguió ahí, eligió trabajar antes que tener una relación "demasiado seria" con la estrella del pop latino Luis Miguel, y sin encontrar apenas tiempo para comer y dormir. "Cuando estás ante la cámara, tienes que ser muy efervescente", razona. "No te vas a sentar ahí comiendo rodajas de pavo cuando estás hablando en la tele".
Todo fue por no tener valor. Después de sus 15 números uno, su primer single con su nueva discográfica fue un fracaso. Sus acusaciones de juego sucio por parte de su anterior discográfica, donde trabaja su ex-marido, fueron descritas como paranoias. En Julio, Mariah visitó Londres y su comportamiento se convirtió en titulares de prensa. Haciendo apariciones personales llevando un radio-cassette de Hello Kitty con ella, decía incoherencias y dejó de ser el foco de atención. A fianles de ese mes, colgaba mensajes desesperados en su página web diciéndole a los fans que abandonaba el negocio de la música. Posteriormente fue hospitalizada por agotamiento y - se rumoreó - que se intentó suicidar.
Cuando le preguntan sobre esto, Mariah respira profundamente y dice "fue doloroso que todos lo llamasen 'crisis' pero estoy malditamente segura de que no intenté suicidarme. Incluso en el momento más difícil de mi vida, esto no se me pasaría ni remotamente por la cabeza. No me gusta usar una palabra antigua y posiblemente se malinterprete, pero soy una persona muy creyente en Dios. Así que esa parte realmente me mató".
La hospitalización no ayudó. "El propósito era descansar y no lo hice. No era relajante. Necesitaba estar en casa, durmiendo, no rendir cuentas a nadie". Acabó estando en casa de su madre. Incluso allí no pudo encontrar paz. "Cuando salía a pasar en pijama, había alguien entre los matorrales con una cámara. Te hace sentir muy vulnerable - como si estuvieras siendo atacada".
El seguimiento fue intenso, pero sobrevivió a él. "Simplemente me ocupé de mi vida y fui a terapia e hice cosas curativas. Creo que muchos famosos pasan por muchas cosas como ésta en su vida y su 'gente' simplemente lo silencia. Pero me siento lo suficientemente cómoda para sentarme aquí y hablar sobre ello, como diciendo 'hey, soy humana. Intentas hacer lo que hice y a ver cómo acabas'. No estoy enfadada. Realmente pienso que es bueno para la gente ver que alguien que se siente bien y feliz en sus vídeos, puede estar pasándolo mal y terminar bien".
Incluso ha ganado una muy necesitada perspectiva acerca del éxito. "Siempre he luchado por esto. En un sentido, ha sido la respuesta; en otro ha sido un peso sobre mis hombros. Sé perfectamente todo lo que tengo, pero no hace mucho tiempo me sentía como 'tengo tanto - ¿porque debería esperar ser feliz también?'".
"Solía ser una de esas personas que estaban sentadas viendo la televisión contando sus penas, que tomaba el mando a distancia y decía '¡anda ya! si eres rica' y cambiaba de canal. Pero la verdad es que el dinero no lo soluciona todo. U no creo que yo tenga menos derecho a tener apoyo emocional sólo porque tenga éxito económico".
Para comprender a Mariah hoy, tienes que saber que no creció con mucho de nada. La hija menor de Alfred Carey, un ingeniero aeronático Venezolano y negro y Patricia Hickey, una cantante de ópera que estudió en un colegio de monjas, Mariah nació el 27 de Marzo de 1970, y siempre sintió el aguijón del racismo. Su madre fue desheredada por casarse con un hombre de color y la pareja fue víctima de las familias de clase media de Long Island, Nueva York. "La gente intentó envenenar a su perro, les quemaban las bicicletas en su calle y les destrozaban sus coches", recuerda Mariah. Todo esto destruyó el matrimonio de sus padres - se divorciaron cuando Mariah tenía tres años - y esto afectó dramáticamente a sus hermanos mayores, Morgan y Alison. Morgan fue víctima de la violencia mientras que su hermana Alison luchó contra la droga (por la que contrajo el SIDA).
Era algo "ambiguo" y dice que se sintió como "una entidad rara". En la guardería, estaba dibujando a su familia usando el color rosa para su madre, el beige para ella misma y el marrón para su padre. Los profesores le dijeron que lo estaba haciendo mal y cuando Mariah les dijo cómo era su padre, recuerda "se retiraron y empezaron a susurrar. Me sentía excluída. Y me sentía fea".
Cuando era muy joven, Mariah vio un programa de televisión sobre Marilyn Monroe y se sintió totalmente cautivada. Había una pareja homosexual que eran muy amigos de su madre - "eran la familia más estable que conocí" - y uno de ellos era fotógrafo que siempre quería sacar fotos a Mariah. Emulando a Marilyn, siempre llevaba bikinis y pequeños vestidos y posaba".
La mayor parte de su niñez, sin embargo, fue más Dickens que Disney. Su madre luchó y se mudaron como una docena de veces, algunas veces a sitios donde "te ponías en peligro con los hombres y las drogas, las que gracias a Dios, nunca tomé".
En su lugar, Mariah escapaba a través de la música y sus sueños de una vida de glamourosa estrella del pop. Con la determinación de no ser pobre, desempeñó varios trabajos y se apuntó a una escuela de belleza. Y sus compañeros de clase en el instituto, que la veían tan de vez en cuando que la llamaban "Mirage" ("Espejismo"), recuerdan que una vez Mariah organizó una fiesta en su casa, cobrando la entrada para poder comprarse un vestido para el baile de promoción.
Después de graduarse, Mariah siguió sus sueños de fiebre de sábado noche hasta Manhattan, donde servía meses y colgaba abrigos. En 1988, en una fiesta de Columbia Records, le dio a Tommy Mottola una maqueta. La contrató, moldeó su imagen, y cinco años más tarde - a pesar de una diferencia de 19 años - se convirtió en su marido en una ceremonia por todo lo alto basada en el vídeo de que habían visto de la boda de Carlos y Diana.
Mariah ahora se da cuenta de que el matrimonio estaba maldito desde el principio. "Yo pensaba 'si esta persona realmente quiere hacer esto y son tan super paranoicos que quiero salir y estar con un montón de chicos (que no estaba ni por asomo en mi agenda) y si casarse le calma - entonces vale". Gastó mucho de ese tiempo en su mansión de 10 millones de dólares a las afueras de Nueva York o en el estudio de grabación, donde conoció a otros músicos que empezaron a hacerle sentir que su vida no era suya. A pesar de los consejos de las parejas, el matrimonio se desmoronó y la pareja se separó en 1998, cuando Mariah comenzó a salir con el jugador de beisbol Derek Jeter.
Todavía contratada en la discográfica de Mottola, dejó los "cuellos de cisne y las chaquetas de cuero que me cubrían" por vestidos y cosas así como declaración de independencia. "No soy la pequeña señorita princesa", dice Mariah. "Bueno, estoy en mi propio camino, como el hecho de que puedo contar el número de hombres con los que he estado en mi vida con una mano. Estuve con Tommy, estuve con Derek y estuve con Luis. No he salido con nadie más".
¿Ni siquiera, como se ha dicho, con Eminem?
"No, no salí con él y ciertamente no tuve relaciones sexuales con él", dice Mariah. "¿Está lo suficientemente claro?".
Así que ¿es esa imagen sensual una fachada? Mariah dice que sí, que lo es. "La gente puede inventarse todos los rumores que quieran. Yo sé la verdad. No existe la probabilidad de que haga esas cosas - incluso si quedo con una persona y duermo en la misma cama. No me gusta todo el juego sexual, donde los hombres piensan que te han consquistado psicológicamente si tú les dejas llegar hasta el final. Tengo los pies muy en el suelo. Realmente no dejaré a nadie entrar en mi vida de ese modo a menos que sean capaces de esperar durante un año o así para ver si estoy preparada para estar con ellos. Si no han pasado momentos malos conmigo, si no hemos pasado cosas juntos, hay tanto que hacer".
A pesar de que se ha pasado toda su carrera cantando sobre el amor, Mariah dice que su experiencia es muy limitada. "No sé si he estado enamorada", revela. "Creo que he romantizado mucho con cierta gente y me he dejado arrastrar por ciertas relaciones aunque yo sabía que no era lo correcto, pero era lo conveniente".
Ya ha sido esposa, pero no está nada preparada para ser madre. "Quizás algún día, pero me gustaría hacerlo todo bien", dice. "Porque sé que los niños siempre quieren lo que no tienen, no importa el qué". Cierto. Y no es una pequeña ironía que la vida de Mariah ha sido un caso de deprivación y sobrecompensación. Y aparentemente, lo va a seguir siendo. "Ahora necesito ser - no quiero usar la palabra - egoísta, pero voy a hacer la carrera, voy a hacer la carrera".
¿Alguna vez ha considerado que tal y como va el amor y la felicidad, quizás la carrera es de hecho una conveniente...
"...barrera?" interrumpe y dice, "puede ser".
No es fácil para Mariah conocer hombres. "No es tanto una barrera como una realidad. Si salgo, aún soy Mariah Carey. Creo que me muevo entre la gente famosa porque quizás ellos lo entiendan. ¿Saldría con Joe Schmo? Sí, si Joe Schmo viniera y me hablara", Mariah dice riéndose. "Y un trabajo".
Ahora mismo, dice, está contenta de ser soltera, pasa más tiempo con sus buenos amigos y prodiga atención a sus dos queridos perros, Jack y Ginger. Mariah se está cuidando a sí misma, dejando que la gente cuide de su carrera, y teniendo un gran sentido del humor: "pienso 'esto es un asco, pero vamos a reirnos de lo malo que es' es mejor que ser melodramático".
Y por supuesto, aún tiene esa dulce visión del amor: "supongo que me gustaría estar con alguien que fuera divertido, que comprendiera lo que es ser yo, y que no esperara que yo fuera como me ven en televisión. Nunca puedes sobrevivir a esa imagen. Aún soy la misma persona que era", concluye Mariah.
Los documentos sobre las fotos de la portada
La historia detrás del diseño de la diosa de GLAMOUR de este mes
Quién: Mariah Carey
Dónde: Pier 59 Studios, Nueva York
Cuándo: 23 Septiembre, 2002
Cómo estaba: “Al mediodía, Mariah llegó llevando una falda verde larga, un top, gafas de sol, y los zapatos más altos que he visto", dice el Editor de Moda de Glamour, Emer Paul, quien caracterizó a Mariah en las fotos. "Ya llevaba su maquillaje base hecho así que su piel estaba morena, sus pestañas con rimel y su cabello peinado. Mariah siempre sale maquillada de casa".
La preparación: Estilistas peluqueros, estilistas maquilladores, costurera, estilista personal, ejecutivo de la discográfica y la agente personal. Además un gran guardaespaldas que hizo guardia fuera.
Los sonidos: Mariah trajo su colección de CDs y puso Jay Z, Tupac y mucho R&B.
La comida: Mariah gritaba "¡Barrita vitamínica!" y su agente personal le daba uno. Al final de la sesión de fotos, comió una pizza.
La ropa: A Mariah le encantó toda la ropa (Dior, Donna Karan, Valentino), pero su traje favorito fue un camisón dorado de Dolce & Gabbana con una capucha desmontable de seda.
El ambiente: “Mariah tiene una gran presencia; es divertida y realmente educada. Y si hizo algo remótamente de diva en la sesión de fotos, se reía de sí misma", dice Emer.
Conclusión: “Cuando terminamos a las 10:30 de la noche, estábamos todos cansadísimos", admite Emer. "Menos Mariah, que se fue porque tenía una entrevista para la televisión. Eso es profesionalidad y barras vitamínicas para ti".
Traducción: MariahMania