Hola a todos. Son las 4 de la madrugada del 10 de julio de 2007. Escribo esto porque mis seres queridos duermen y paso de molestarles... Trabajo en la recepción de un hotel de Castellón (España) y me acaba de pasar una de las cosas más desagradables de este trabajo. Acaba de venir una psicóloga de Cruz Roja acompañando a una familia de Euskadi destrozada porque uno de los hijos de 11 años a muerto ahogado en una playa de mi pueblo precisamente. Ayer tarde estando en mi casa pasó por delante la ambulancia que intentó salvar a este niño y me kedé mirando y pensando "otro ahogado más de este verano". Reconozco que se me ha revuelto el estómago de ver a esta familia entrar por la puerta... El marido aún estaba más o menos bien (según la psicóloga cuanto antes comiences el duelo por una muerte mucho mejor) pero su mujer no podía ni andar. La han traido en brazos. Su cara era el fiel reflejo del horror, la desesperación y la tristeza. He tenido que morderme la lengua para no llorar delante de ellos. Pagaría por poder llamar a alguien por teléfono ahora mismo y contarle todo esto... Los hijos no deberían morir antes que sus madres, esto si que va contra natura. ¿Como se puede seguir viviendo así? En caso de que esta madre lo supere porque igual no es capaz. El hermano de 9 años no era consciente de lo que había pasado según la psicóloga. A partir de mañana serán los peores días para ellos. Solo espero que dejen la habitación después de acabar mi turno. No podría soportar volver a ver a esa madre. ¿Cómo puede una persona intentar calmar el dolor de otra solo hablando? Me he preguntado mil veces como debe ser la labor de un psicólogo ante tragedias de este tipo... Estas personas deberían salir en los periódicos y TV's a diario. Que sirva este post de homenaje cutre a todas esas personas y por supuesto a todas esas madres que han perdido un hijo. Yo jamás lo superaría.