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Libro traducido: IT'S ALL ABOUT L.O.V.E. - HISTORIAS DE LOS FANS

Woow que suerte! me encanto leer este ultimo! si me vieran, casi me como la pantalla por leer lo que seguia jaja cada vez pasaba algo que superaba a lo anterior!
Que decir de el...siempre, siempre sieempre amable con todos, tan preocupado por sus fans...llevandoles autografos, frazadas por el frio, (otras veces enviando pizzas), hablandoles como un amigo por la ventana,...siendo un nº 1 en todo el mundo, admirado y seguido por los mismos artistas que se creen estar en un pedestal...pudiendo cerrar las ventanas o pedir otra habitacion para estar mas tranquilo...no, el siempre estaba atento haciendo felices a sus fans...Cuanto hay que aprender de el!!
Me reconforta saber que le dieron mucho cariño, aunque jamas hubieramos podido devolverle todo lo que él nos daba.. espero que ahora sepa cuanto lo amamos incondicionalmente!

Gracias Mahe!
 
Michael se dirigió hacia la batería y bebió un poco, cuando de pronto una banda de música entró en el escenario. Michael se escondió tras la gente hasta que Michael Bush fue hacia él y le hizo señas para que fuera hacia el frente. Así que Michael cogió su toalla para tener algo tras lo que esconderse y se acercó al centro del escenario. Entonces, la banda de música del parque de atracciones Tivoli empezó a tocar “Cumpleaños Feliz” y todo el estadio comenzó a cantar. ¡Obviamente, él pensó que aquello era bastante embarazoso! Dijo: “¡Esto es una sorpresa! No lo sabía. ¡Gracias! ¡No sé qué decir! ¡Oh no!”. Entraron rodando un gran pastel de cumpleaños y hubo fuegos artificiales que decían “Feliz Cumpleaños, Michael” pero él solo podía decir “¡Oh no!” una vez y otra y otra. Le encantó el pastel, el cual pensó que era “increíble”. Luego le pidieron que apagara las velas. Michael intentó agitar la toalla para apagarlas y entonces dijo: “¡Deseo paz y amor en el mundo!”. ¡Fue un momento muy especial y Michael fue todo sonrisas durante el resto del concierto!

Dios mío, no puede ser más adorable!!
¡Qué suerte tuvieron estas chicas de presenciar ese momento tan especial!


la totalidad del show fue casi un desastre y lo sentimos bastante por los acróbatas, porque en cualquier momento que Michael sonreía o aplaudía, la gente chillaba y gritaba su nombre. Nosotras simplemente nos quedábamos mirándole. Estaba tan feliz de llevar a su hijo al circo, él era como un niño también y era tan mono verles a los dos así.

¡Qué bonito!!!
No me puedo imaginar lo que debía ser estar en el mismo momento en el mismo lugar que él con la posibilidad de disponer de tiempo para mirarlo y simplemente ser feliz viéndolo.


Invitamos a Michael a jugar a “Verdad o atrevimiento” con nosotros y todo se volvió más loco aún. La ventana estaba aún en silencio. No nos importó y corrimos a encontrar un buen lugar para escondernos. Gracias a Dios había algunos árboles pero no debía haber sido demasiado difícil encontrarnos cuando cinco de nosotros estábamos tras un solo árbol. Tras unos minutos, salíamos a la calle gritando: “¡No nos encontraste, ganamos!”. Como Michael no reaccionaba pero la ventana estaba aún abierta, alguien grito: “¡Michael, si quieres dormir, danos una señal!” y alguien corrigió: “No, somos 17 personas, ¡danos 17 señales!”. ¡Todos nos reímos! ¿Quién habría pensado que Michael tomaría ese comentario en serio? Unos minutos más tarde, uno de los guardaespaldas de Michael bajó con 17 autógrafos firmados en papel del hotel!

Chicas, por dios, nunca va a existir nadie como él, es irreemplazable, imprescindible.
Y sus fans no se quedan atrás, me emociona muchísimo las cosas que hacían por él. Es impresionante todo el amor que le dieron.


La conversación con él directamente es un sueño, creo que hoy deben recordarla y deben pensar si realmente sucedió. Un momento totalmente mágico.

Muchas gracias, Mahe!!!
 
Mahe, estoy en shock con la última lectura... No doy crédito. Es asombroso su empatía hacia los fans y el amor profundo y recíproco intercambiado durante toda su vida. Ni siquiera encuentro las palabras adecuadas...

Eso sí, gracias desde el corazón.
 
Una mas, disfrutad porque no tiene desperdicio!!

Munich 1998 o dejaNOS entretenerTE

por Brigitte Bloemen, Alemania

Realmente no estoy segura de qué día era, pero fue a mediados de marzo de 1998. Estaba sentada en casa haciendo las tareas de la escuela mientras escuché al tipo de la radio mencionando a Michael Jackson. Eso captó mi atención, justo como lo había hecho hacía casi un año.

Era una tarde lluviosa de domingo, yo estaba viendo la tele cuando se anunció que la gira HIStory de Michael Jackson llegaría a Alemania en el verano de 1997.

Por supuesto que sabía quién era. Cualquiera que haya crecido a finales de los años 80, en la escuela primaria ¡Conocía y adoraba a Michael Jackson! Debajo de “¿Quién es tu cantante favorito? Todos escribíamos “Maikl Jäksn” (las clases de ingles no comenzaron hasta la secundaria) en cada uno de los libros de nuestros amigos, mi padre incluso me copió el casete de BAD (sí, teníamos casetes de música por aquel entonces) de nuestra biblioteca municipal.

Por supuesto que sabía quién era, pero de la forma más básica. Mi conciencia de Michael Jackson terminó después de 1990. Me encantaba el álbum BAD, pero no sabía nada más acerca de él, ni siquiera conocía Thriller, ni tenía idea de que había recorrido el mundo en 1988/1989. Solo tenía 7 años por aquél entonces ¿Cómo podía saber quién era y lo que hizo?

No podía. Por tanto al entrar en la adolescencia le perdí de vista. Escuchar su nombre en la televisión fue, de alguna manera, como escuchar voces del pasado. Para ser honesta, en ese momento yo ni siquiera era consciente de que Michael Jackson aún vivía en el mismo planeta que yo.

De pronto caí en la cuenta. ¡Dios!, ¿Sería posible ir a ver a Michael Jackson en directo? Lo siguiente que pensé fue ¡demonios! Sí, y ¡tengo que conseguir una entrada! A toda prisa agarré el teléfono y marqué el número que mostraron en el anuncio de TV. Tras resolver algunos “mundanos” problemas que no había pensado antes de marcar el número, como tener solo 16 años, no tener tarjeta de crédito o el dinero suficiente para comprar la entrada (bueno, los padres tienen que servir para algo ¿no?) Finalmente recibí la entrada por correo solo tres días más tarde.
Antes de que me diera cuenta llegó el día, el 4 de julio de 1997 en el Estadio Olímpico de Munich, sería la primera vez que vería a Michael Jackson.

No puedo expresar con palabras lo que sentí durante el espectáculo, me quedé simplemente impresionada. La presentación, su baile, la música. Era todo increíble, no había nada que yo hubiera visto antes que se pudiera comparar con eso. Pero lo que más me golpeó fue su aura. Le tenía a unos 40 metros de distancia y aun así podía sentir su energía, su amor, su pasión, pude sentirle como la persona que era.

Después de conseguir vislumbrar el alma de ese hombre necesitaba desesperadamente saber acerca de ese Michael Jackson. ¿Quién era realmente? Atesoré cada pieza de información que pude obtener, me uní a un club de fans, me compre las revistas Black & White y cualquier cosa que contuviera información o fotos de Michael. A través de algo maravilloso, “los amigos por correspondencia” conocí a muchos otros fans de todo el mundo.
Leí algunas historias de fans que han conocido a Michael en varias revistas, pero nunca, ni en un millón de años había soñado con ver, por no hablar de conocer a Michael Jackson. Tal vez, pensé, cuando venga de gira de nuevo en unos pocos años, tal vez, pero solo tal vez tendría una oportunidad para verle de nuevo.

Y allí estaba… marzo de 1998, el “demasiado bueno para ser verdad” mensaje del tipo de la radio diciendo que Michael había aterrizado en Munich para visitar a su amigo y promotor Marcel Avram.
Era una visita privada pero todo el mundo conocía que se hospedaba en el hotel Bayerischer Hof, donde ya se había quedado durante su gira el año anterior.
Aunque leí acerca de algunos fans que una vez conocieron a Michael en un hotel o mientras él hacía algunas compras, no podía imaginar que algo así me sucediera a mí, justo aquí, en la ciudad cerca de la que vivo.
Al día siguiente, justo después de la escuela cogí el tren para llegar hasta Munich. Unos 20 minutos después salí del tren en la estación central de Munich y otros 20 minutos más tarde y tras preguntar a varias personas cómo llegar por fin llegué a mi destino: el hotel Bayerischer Hof.
Eran las 14:30 h. y todo parecía muy normal. Solo había unos cinco fans sentados o de pie en el otro lado de la calle del hotel, donde había algunos árboles, hierba verde y bancos para sentarse. No conocía a nadie así que primero me senté en uno de los bancos a pocos metros de los demás. Empecé a preguntarme, en primer lugar, porqué había llegado aquí y que es lo que debía hacer ahora. No sabía lo que iba a pasar, si es que algo iba a pasar o si Michael estaba todavía aquí o se había marchado de Alemania. Así que después de un tiempo me decidí a ir y preguntar a una chica que llevaba un retrato de Michael y que discretamente gritaba “Michael” de vez en cuando. Era evidente que ella estaba allí por él de modo que le pregunté si Michael estaba todavía aquí y si así era dónde estaba y si ella ya lo había visto. De inmediato me mostró una hilera de ventanas en el cuarto piso diciéndome que todas esas ventanas “pertenecían” a Michael. Estupendo pensé ¿Y ahora qué? Ella me dijo que ya lo había visto en una de las ventanas. Aún así, mi cerebro no reaccionó en absoluto, simplemente no podía imaginarme VER a Michael Jackson en la ventana de este hotel aquí en Munich.

Un poco más tarde llegó una chica de Munich con la que había intercambiado algunas cartas. Me abrazó y de inmediato comenzó a hablar y hablar y hablar… pronto, otros se unieron y en menos de una hora llegué a conocer todas las historias posibles acerca de Michael y las ventanas del hotel Bayerischer Hof. Muchos de los fans ya le habían visto allí en 1997 durante la gira HIStory. A pesar de escuchar aquellas detalladas “Historias de Ventanas” todavía no podría hacerme una idea sobre el asunto, eran ventanas normales, estaban en un hotel, la gente normalmente tiene cosas mejores que hacer que mirar a fans en la calle desde la ventana. No podría visualizar la imagen en mi cabeza: Michael Jackson, el legendario artista, el Rey del Pop saludando por la ventana de un hotel.

Mientras tanto ya habíamos cerca de 15 fans y resultó que ya no tenía que imaginar nada en mi cabeza porque un instante después la imagen era real. Mientras todos los demás estaban gritando, yo solo pude quedarme allí mirando hacia las ventanas con la boca abierta. Verdaderamente era él. Se podía ver una camiseta blanca, un sombrero negro y una mascarilla negra, todo ello oculto tras una cortina blanca. De modo que, algunos decían que no podían ver NADA, pero otros sabíamos que era el. ¿Por qué? Se podía SENTIR. Incluso pensé que yo solo lo había visto una vez antes, en el escenario y estaba a unos 30 metros de distancia escondiéndose detrás de las cortinas, simplemente sabía que era él. Podía sentir esa increíble aura de nuevo, como una calidez y una sensación de familiaridad. En cierto modo, fue algo mágico. Sentí este vínculo, esta felicidad, este amor que normalmente solo se siente por personas muy cercanas, como la familia y los buenos amigos. Pero que al mismo tiempo era más intenso, realmente como sentir el amor a primera vista, pero no un amor físico, algo más parecido a un amor espiritual, pude sentir su alma. Nunca antes y nunca después he sentido nada por el estilo. En ese momento no había nada más en el mundo, sentía que le mundo había dejado de girar para siempre. En realidad, él saludo y se volvió a marchar diez segundos más tarde. Sentí que necesitaba un pellizco. Pero no había tiempo para eso porque ahí estaba otra vez, esta vez sin la máscara. Se podía ver su sonrisa a través de la cortina, se estaba divirtiendo saludándonos. Esta vez me las arreglé para no solo mirar con la boca abierta sino para gritar también “¡Michael, Te Quiero!” Él sonrió de nuevo, saludó una vez más, cerró la ventana y entró de nuevo en la habitación.

Mi cerebro saltó de nuevo y recuerdo estar pensando, ¿Por qué una persona como Michael Jackson querría salir a SALUDARNOS desde su ventana? Estoy segura de que tiene muchas otras cosas que hacer, cosas importantes y no hay nada en esto que lo sea, así que ¿POR QUÉ esta empleando su tiempo en hacer eso? Éramos solo niños de escuela, helados, mojados y sin importancia mirandole y gritándole mientras él disfruta de una estancia privada en la habitación del hotel de modo que, ¿Por qué se preocupa por nosotros? ¿Por qué no está enfadado con nosotros por perturbar su vida privada en vez de estar sonriendo felizmente y saludándonos?
Mi cabeza se llenó de todos esos extraños pensamientos y sentimientos. Tuve que marcharme temprano en la tarde para volver a casa en tren y autobús. Así que me despedí de los otros fans. “Hasta mañana”. Aunque nadie sabía si Michael estaría aún allí, planeé volver de nuevo al hotel después de la escuela al día siguiente. Tenía que volver.
Bueno… finalmente ese resultó ser mi ritual diario durante las próximas dos semanas.

Siendo más joven, tenía 17 años entonces, te adaptas rápido a las cosas nuevas. Después de unos días, permanecer en el hotel cada día, ver a los fans, conocer gente nueva, hablar, divertirme, hacer nuevas pancartas para Michael y por supuesto ver a Michael todos los días se convirtió en algo normal. No pasó un día en que no lo viera por la ventana. Era rutina diaria. Normalmente Michael no “hacía” nada, me refiero a las ventanas, por supuesto, hasta el medio día. Lo que era el momento perfecto, tenía que ir al colegio por la mañana y entonces llegaba corriendo al hotel para ver a Michael. Y los fines de semana permanecía allí todo el día. Empecé a sentirme como en una segunda casa con todos los otros fans que conocí y con los que pasé buenos ratos. ¿A quién le importaba que a menudo se nos congelaran las manos o permaneciéramos expuestos a la nieve o a la lluvia durante horas solo para ver una mano?. Solo eso ya merecía la pena. Lo triste es que nadie lo entendía, mis padres o amigos de la escuela se burlaban de mí diciéndome lo estúpido que es pasar las semanas así. Los únicos que sentían lo mismo eran los otros fans. Así, inicialmente unidos, compartiendo el mismo amor por Michael, dueños de los mismos pensamientos irracionales, estando locos y adorando cada minuto. Parecía como si tuviera que suceder, como si simplemente tuviera que ser así. Todo parecía coincidir a la perfección, como si por fin estuviéramos reunidos, Michael y los fans, y esa sensación inmediata de felicidad, de amistad y entendimiento.
Necesitaría un libro completo solo para escribir todos los detalles que sucedieron durante esos días, mientras Michael estaba en Munich en marzo de 1998, pero voy a mencionar algunos de los momentos más memorables.

Como la mayoría de los fans que estaban allí, tuve que “evolucionar”, por así decirlo. De los primeros tres o cuatro días solo recuerdo haberlo visto en la ventana con diversos atuendos, formas, tamaños o sombras. Y cada vez que alguien o algo se movía en una ventana simplemente gritaba, no podía evitarlo, era todo demasiado irreal y supongo que dejar de gritar por todo me ayudó a darme cuenta de ello y de alguna manera a mantener y recordar ese momento.

El temor a que toda esa magia pudiera acabar cualquier día se mantuvo, pero después de un tiempo la mayoría de los fans frenaron un poco, se dieron cuenta de que esto era real y que quizá él podría permanecer allí un tiempo, por lo que debíamos disfrutar de cada momento y no echarlo a perder con tantos gritos.
A partir de ese momento, la mayoría de nosotros saludó y le devolvió la sonrisa, levantamos algunas pancartas, fotos, tarjetas o cartas cuando Michael llegaba a la ventana. Cuando esta estaba abierta, también gritábamos calladamente “¡Te Queremos!” o empezábamos a cantar para él.

“Solo llamé para decir que Te Quiero”, el viejo clásico de Stevie Wonder y muchas otras canciones que remodelamos como nos pareció conveniente para cantárselas luego a Michael. “Solo hemos venido para decirte que te queremos, solo venimos para decirte cuánto nos importas”.

Inmediatamente le gustó más el canto que los gritos.
Una tarde, dos días antes de que Michael dejara Munich, empezamos a cantar muchas de sus canciones lo mejor que pudimos. Bueno, no sonaba demasiado bien y nuestro ritmo para “Billie Jean” estaba más que alejado del sonido real, pero a Michael parecía gustarle y se estaba divirtiendo. De cualquier manera, estuvo sentado en la ventana durante una hora aproximadamente escuchándonos cantar sus canciones. Así que aquí estábamos, actuando para ÉL delante de un hotel. ¿Acaso hay algo más surrealista? En cualquier caso, TODOS disfrutamos mucho haciendo esto juntos. Michael también nos filmó una de la veces desde su ventana y estuvo al teléfono bastante tiempo, de vez en cuando sostenía el teléfono fuera de la ventana para permitir que la persona que se encontraba al otro lado de la línea escuchara nuestra actuación también. Más tarde supinos que estaba hablando con Debbie Rowe que estaba en California en avanzado estado de gestación de Paris por aquel entonces.
Básicamente estábamos comunicados todo el tiempo, Michael escribía notas y las sostenía fuera de la ventana, diciendo “OS QUIERO” o “BUENAS NOCHES”, envió a sus guardaespaldas para recoger regalos o pancartas para él, hizo al anochecer el “espectáculo de luces” para nosotros alguna que otra vez (luces apagadas/encendidas/apagadas/encendidas), e incluso nos mostró a su pequeño hijo Prince por la ventana un par de veces, quién también nos saludó. Lanzó todo tipo de cosas, mensajes que escribía en almohadas, ropa, autógrafos e incluso lanzó una manta en una ocasión en la que escribió “mantenlos calientes” y batas de baño para impedir que nos congeláramos en la noche. Éramos como amigos que se preocupan el uno del otro. No tenía por que preocuparse por nosotros, sin embargo lo hizo.
Parecía que le estábamos haciendo feliz, parecía que le gustaba ser entretenido por nosotros.

Éramos conscientes que la prensa sensacionalista inventaba historias desde hacía mucho tiempo y que Michael era su blanco favorito, así que un día un fan trajo un pancarta que decía “Basta de prensa basura” que Michael consiguió y sostuvo desde la ventana un par de veces. Nosotros, en respuesta gritábamos ““F+’* the press, Michael is the best!” (¡Prensa jódete, Michael es el Mejor!) y Michael siempre mantenía su puño en alto como muestra de su consentimiento.

A Michael también le encantaba cuando el tranvía que pasaba por delante de sus ventanas, justo entre él y nosotros. Algunos de los fans se concentraban para mirar hacia las ventanas y no se daban cuenta de que venía el tranvía y cuando estaba cerca de ellos el conductor del tranvía hacía sonar la campana. Podéis imaginar el sobresalto que nos llevábamos una y otra vez. Por supuesto, Michael se reía como un loco cada vez que esto sucedía.

Un día que jamás olvidaré fue el viernes 27 de marzo de 1998. Los fines de semana, se me permitía quedarme en el hotel hasta muy tarde. Todo estaba tranquilo esa noche, Michael únicamente saludó una o dos veces, pero no llovía y todo el mundo estaba divirtiéndose hablando unos con otros, comiendo, escribiendo alguna carta, simplemente haciendo las cosas que se hacen mientras esperas frente al hotel de Michael. Ya había oscurecido, eran alrededor de las 6.30 pm. Cuando la puerta derecha de madera de la entrada principal del hotel se abrió y salieron unos cuantos hombres. Pasó un tiempo hasta que algunos de los fans se acercaron a echar un vistazo y reconocieron a Michael entre esos hombres, que resultaron ser sus tres guardaespaldas. Era muy complicado ver ya que era de noche y todo el mundo iba vestido de negro, incluido Michael, que también llevaba un sombrero negro, mascarilla y gafas de sol. Caminaron durante una corta distancia en el exterior del hotel hasta que fueron rodeados por fans y gente que pasaban por allí, en total cerca de 35 personas. A pesar de los empujones, Michael permaneció muy calmado y fue amable con todos. Se tomaron fotos y Michael firmó algunos autógrafos y cogió varias cartas. Después de aproximadamente 10 minutos, los guardaespaldas hicieron avanzar a Michael junto con algunos fans de vuelta al interior por puerta por donde acababan de salir.

No sé por qué, pero yo y otros dos fans nos miramos los unos a los otros en el segundo en que Michael desapareció y corrimos tan rápido como pudimos a través de la entrada opuesta al otro lado del hotel. Recuerdo haber recorrido el vestíbulo entero del hotel a través de huéspedes registrándose y un grupo de niños y niñas vestidos para su baile de la escuela esa noche. Después de conseguir atravesar aquella multitud, llegamos a la escalera que llevaba hasta las suites, donde Michael se alojaba y todavía estaba allí, de pie, tal vez en el octavo escalón. Debajo de él sus tres guardaespaldas, Wayne, Skipper y uno con el pelo canoso y cuyo nombre he olvidado. Frente a la escalera se encontraban cerca de 15 fans.

Una vez más, Michael permanecía muy tranquilo y abiertamente aceptó regalos y firmó fotografías y postales que la gente le entregaba. Llevaba la revista Black & White conmigo en la que aparece una preciosa foto de él sosteniendo a su pequeño Prince. Saqué la revista y se la di a Skipper, que se la pasó a Michael, este miró la foto y sonrió bajo su máscara (se podía entrever ya que la parte inferior de la mascara estaba suelta). Después de firmarla, Wayne estaba un poco confundido y no sabía a quién pertenecía la foto. Le dije ¡es mía, es mía! Pero por alguna razón no me creyó, no sé por qué. Tras un rato gritándole a Skipper finalmente se dio la vuelta, cogió la foto firmada y me la devolvió. Me sentí tan aliviada. Grité “gracias” a Michael que estaba mirándome, o al menos mirando en mi dirección (no podía verlo claramente por sus gafas) y me alzó su pulgar. Un minuto después, se les permitió a dos niñas y un niño subir junto a Michael para abrazarlo y llevarse su autógrafo también. Incluso hablaron con él durante unos segundos.
Finalmente, tras otros diez minutos, Michael se dirigió hacia arriba muy despacio, alzando sus manos y poniéndolas juntas como gesto de agradecimiento. Todos gritamos “Te queremos” y “Gracias” una vez más y luego él lentamente subió por las escaleras. A medida que comenzaba a moverse todos aplaudimos y empezamos a gritar “F+&* the press, Michael is the best” (Prensa jódete, Michael es el mejor) de nuevo. Michael nos miró una vez más, aprobando nuestro gesto asintiendo con la cabeza y lanzando besos. Podías verlo subir por las escaleras mientras seguía saludando hacia abajo y alzando sus pulgares.
Tras su desaparición, nos quedamos todos allí un rato sin llegar a entender lo que acababa de suceder.

Cuando algunos empleados del hotel nos pidieron que saliéramos, continuamos hablando, sonriendo o llorando fuera, en frente de ese hotel ahora tan familiar. De vez en cuando alguien gritaba “Gracias” hacia LAS ventanas.
Nos esforzamos por comprender todo lo que acabábamos de presenciar; ÉL bajó para encontrarse con nosotros ¿Por qué? No lo sabíamos. Pensar en ello era simplemente abrumador. Michael debe sentir un amor tan grande por la gente, especialmente por sus fans que quería saludarlos personalmente, dar las gracias y devolverles un poco de ese amor. No solo apreció estar con nosotros allí dos semanas enteras, parecía que necesitaba el amor que los fans le mostraban. Simplemente increíble.
Mientras pensaba en todo eso, se hizo muy tarde. ¿De todos modos, quién iba a estar pendiente del tiempo después lo que acababa de pasar? Así que perdí mi último tren.
Por suerte, una amiga que vive en Munich me ofreció quedarme con ella esa noche, así que llamé a casa y mis padres estuvieron de acuerdo en que me quedara a pasar la noche.
Ya debían ser las 2 o las 3am de la noche, solo quedábamos unos cinco fans allí, cuando de repente se abrió una ventana y una toalla voló hasta la calle. No recuerdo el texto completo, pero había una frase escrita: “Nos vemos mañana en el circo, buenas noches”.
Desconcertados por lo que Michael nos había dicho, pero suponiendo que quería que fuéramos allí, de lo contrario no nos lo hubiera dicho, en primer lugar, gritamos hacia las ventanas preguntando: “¿Qué circo, Michael?” Tras unos pocos gritos abrió la ventana, solo para cerrarla de nuevo después de estar unos segundos saludando y sonriendo. Entonces, apagó la luz. Bueno, esa era la señal de que quería dormir, de modo que así lo hicimos, pero ¿Cómo debíamos saber a que circo se refería Michael y cuándo iba a ir?
Con todas esas preguntas en la mente no pudimos dormir ni un minuto de esa noche. Así que después de hablar y tratar de averiguar lo que había querido decir, volvimos al hotel alrededor de las 8 de la mañana.

De camino pillamos algo de comer del McDonals, para llevar, por supuesto. Realmente nos daba mucho miedo perdernos algo en el hotel, como siempre.
Mientras comíamos nuestras rosquillas de repente vino a nosotros: el único circo permanente en Munich es el “Zirkus Krone”. Tiene una larga historia y es uno de los circos más antiguos y más grandes de Europa. Parecía obvio que Michael se refería a ese circo. Fuimos a un punto de venta de entradas y verificamos las horas de las representaciones del “Zirkus Krone” de ese sábado. Tenían dos espectáculos, uno a las 3 de la tarde y otro a las 8. Así que, ahora la cuestión era a que pase iba a ir Michael, SI en realidad se refería a ese circo, cosa que no sabíamos a ciencia cierta.
De vuelta al hotel nos encontramos con otros fans y les comentamos el “problema del circo”. El reloj ya marcaba las 14.30 y todavía no había señal de que Michael fuera a salir o a hacer cualquier otra cosa. Teníamos que tomar una decisión si queríamos llegar a tiempo para la representación en el circo. A llegar allí alrededor de las 14:50 corrimos hacia un portero y le preguntamos si Michael Jackson ya había llegado. Él solo nos miró, sonrió e hizo un gesto como si estuviéramos chiflados por preguntar una cosa así. Parecía que todavía no estaba allí. El espectáculo debía comenzar en cinco minutos y seguía sin haber señales de las furgonetas de Michael. Sin embargo, improvisadamente, compramos las entradas y entramos. El circo empezó. Echamos un vistazo tratando de encontrar a Michael escondido en alguna parte. Después de un rato divisamos a una persona sentada en la tercera fila con un sombrero. Solo podíamos verlo de espaldas. Lo debatimos y finalmente estábamos seguros: ¡Tenía que ser Michael! Ya estábamos planeando como llegar hasta allí para estar más cerca de él, cuando por fin la luz se encendió y un grupo de personas bajó precipitadamente las escaleras unos dos bloques de asientos a la izquierda de donde estábamos sentados. Pudimos ver a los guardaespaldas, unas cuantas personas y a Michael. Entonces, ¿Qué pasa con nuestro sospechoso del sombrero de la fila tres? Bueno… “él” resultó ser una anciana.

Como de costumbre, Michael llegó demasiado tarde, deberíamos haberlo previsto. Como invitado especial, sentaron a Michael y a todo su séquito en un palco reservado para los propietarios del circo, situado a unos 30 metros a la izquierda de nuestros asientos. Ahora todo el circo estaba observándole, la gente comenzó a hablar, gritar y tomar fotos. Nos desplazamos hacia abajo unos cuantas escaleras para estar lo más cerca posible, saludando y gritando “Te queremos” mientras lanzábamos besos como locos, hasta que nos dimos cuenta de que era a nosotros a quién miraba ahora todo el circo. Mientras todo el público se calmaba de nuevo volvimos a nuestros asientos también. No podíamos dejar de mirar a Michael, aunque, llevaba el sombrero y la mascarilla, no llevaba gafas esta vez. Miro hacia nuestro lado y le devolvimos el saludo unas cuantas veces. Después de unos minutos más y las constantes invitaciones al silencio del “jefe de pista” del circo, el espectáculo por fin se reanudó. Pero eso fue solo hasta que Michael levantó una tela y mostro la cara de su pequeño hijo Prince. Él estaba sentado en su regazo chupando con toda tranquilidad su biberón. Ahora, todo el circo aplaudía al pequeño Prince. Finalmente la atención del público se desvío de nuevo hacia el espectáculo. No podría decir que es lo que pasó en los primeros minutos del show, pues estaba demasiado ocupada mirando a Michael. Pero si recuerdo a unos estupendos trapecistas, a quiénes Michael aplaudió con entusiasmo. Ya que Michael llegó tan tarde, el espectáculo duró solo otros 20 minutos hasta el intermedio, en el que Michael se apresuró a salir fuera de nuevo. No le seguimos. Más tarde nos enteramos de que fue a una habitación privada donde habló y se tomó fotos con los dueños del circo. Tras el descanso, Michael, es posible que lo adivinen, regresó un poco tarde. En número de los leones ya había comenzado. El alboroto causado por Michael al volver a entrar en el circo puso a los leones un poco nerviosos, saltaban contra la valla y rugían con ira. El entrenador incluso tuvo que salir de la jaula durante un momento. Se pidió a la audiencia que se tranquilizara de nuevo, para que el espectáculo pudiera continuar sin que nadie fuera comido.
En resumidas cuentas, Michael disfrutó del espectáculo y nosotros también.
Justo antes del final nos dirigimos hacia la salida principal donde vimos a Michael caminar y pasar por detrás de la furgoneta unos minutos más tarde.
De vuelta al hotel compartimos la experiencia del circo con otros fans que acababan de llegar.

Para entonces, no era completamente consciente, pero allí había mucho fans de todo el mundo que habían viajado a Munich durante estas tres semanas para ver a Michael, era increíble. Vi a gente de Inglaterra, Holanda, Francia, República Checa, Austria, Suiza, España, Italia y muchos otros países. Este es probablemente uno de los más grandiosos logros de Michael, reunir a gente tan diversa, procedentes de diferentes países, religiones, color de piel o edad. Todos unidos en este sentido común de amor, su amor.

Dos días más tarde, Michael dejó Munich para volar de regreso a California, justo a tiempo para estar allí para el nacimiento de su preciosa hija Paris.
Se había ido, pero dejó algunas cosas en Munich, algunas solo de forma temporal, algunas para quedarse para siempre. Por nombrar solo unas pocas, Michael dejó el hotel Bayerisches Hot escaso en número de toallas, albornoces y almohadas, unas cuantas cortinas ligeramente rasgadas y la pared del garaje repleta de escritos y mensajes de amor de los fans a Michael.
Los fans dejaron sus mensajes por todo el lugar, los antiguos bancos, antes verdes, frente al hotel ahora estaban impregnados en tinta de color negro. El prado frente a las ventanas del hotel tenía ahora pequeños puntos aplastados que habían servido de cama para los fans durante la estancia de Michael. Los perros fueron duramente reprendidos cuando trataban de hacer sus necesidades allí. Los taxistas esperando en fila en frente del hotel, justo debajo de las ventanas de Michael, podían relajarse de nuevo. Ya no tenían que temer ningún ataque “manzana” desde arriba. Michael solía envolver una manzana dentro de algunos mensajes en las toallas para que tuvieran más consistencia al tirarlos por la ventana. Algunos de ellos golpeaban el techo de los taxis de vez en cuando, cosa que provocaba que cerca de 20 fans saltaran encima de este luchando por la toalla.
El trabajo de los conductores del tranvía volvió a la normalidad también, al igual que mi vida. Por lo menos eso parecía. No más esperar de pie en frente de un hotel todos los días después de la escuela, no más gritos, congelarse o dibujar pancartas durante todo el día, no más emoción, no más Michael.
Pero él me cambió para siempre. Nos dejó a todos un regalo muy especial que durará el resto de nuestras vidas, una gran cantidad de amor y amistad. En estas semanas conocí a muchas personas estupendas, entre los que se encuentran los mejores amigos que pudiera imaginar. Después de 1998 hemos viajado juntos por todo el mundo para ver a Michael, conocer gente nueva, nuevos lugares, sentir emociones increíbles, correr por las calles de la ciudad detrás de sus coches, coger vueltos, perder autobuses, agitar banderas, cantar canciones, bailar, dormir en la calle, compartir una habitación doble con seis personas y algunas cucarachas, ir a las salas de audiencias… reímos, lloramos, a veces al mismo tiempo… pero todas esas historias son suyas. Una gran cantidad de increíbles, locos, tristes y divertidos recuerdos que ya podrían llenar toda una vida, pero aún así me hubiera gustado tener más.

Llevaré en mi corazón los últimos 12 años para siempre y estaré eternamente agradecida a Michael por hacer de mi quién soy y por ofrecerme los mejores momentos de mi vida. Esos momentos se quedarán conmigo para siempre, ÉL estará conmigo para siempre. Así como el regalo más hermoso que me dejó, mis mejores amigos.

En este sentido, me gustaría dedicar esta historia a esos mejores amigos y a Michael, por supuesto.
“¡A todas las aventuras que aún nos quedan por delante, a Michael que siempre estará con nosotros, al futuro, al amor y a la vida!
¡GRACIAS, SABES QUE LO HICISTE!
 
Última edición:
Gracias mariate!! Que historia tan bonita.

Podía sentir esa increíble aura de nuevo, como una calidez y una sensación de familiaridad. En cierto modo, fue algo mágico. Sentí este vínculo, esta felicidad, este amor que normalmente solo se siente por personas muy cercanas, como la familia y los buenos amigos. Pero que al mismo tiempo era más intenso, realmente como sentir el amor a primera vista, pero no un amor físico, algo más parecido a un amor espiritual, pude sentir su alma.
Esta chica lo ha clavado. Qué tenía y tiene Michael? Los que no lo entienden dirá que es fanatismo pero está muy lejos de eso. Es casi inexplicable...

Pero él me cambió para siempre. Nos dejó a todos un regalo muy especial que durará el resto de nuestras vidas, una gran cantidad de amor y amistad.
Gracias Michael!
 
Muchas gracias Mariate !! :eek::*)

Se me llena el corazón al leer estas cosas tan sentidas, tan hermosas...
El amor de sus fans a Michael y el de Michael por ellos...Algo que NADA podrá destruir.
 

Qué se puede agregar, simplemente hermoso y triste a la vez, simplemente MICHAEL!

Es increíble cómo describe las situaciones y lo que sentía esta chica, y es exactamente lo que sentimos tantos.

Lo triste es que nadie lo entendía, mis padres o amigos de la escuela se burlaban de mí diciéndome lo estúpido que es pasar las semanas así. Los únicos que sentían lo mismo eran los otros fans. Así, inicialmente unidos, compartiendo el mismo amor por Michael, dueños de los mismos pensamientos irracionales, estando locos y adorando cada minuto. Parecía como si tuviera que suceder, como si simplemente tuviera que ser así. Todo parecía coincidir a la perfección, como si por fin estuviéramos reunidos, Michael y los fans, y esa sensación inmediata de felicidad, de amistad y entendimiento.

Gracias Mariate!
 
Mira que curioso que te haya tocado poner una historia sobre el concierto de HIStory Munich, con los recuerdos tan memorables y recientes que nos trae ese concierto a nosotras dos y a otra amiga nuestra, verdad? :eek:

Pero bromas aparte, la historia es preciosa y tan verdad... Michael nos dejó el mejor regalo de amor y amistad. La posibilidad de conocer a personas estupendas y hacer amistades tan especiales con las que compartir sentimientos únicos, viajes inolvidables, lágrimas y risas, también muchas risas. ;):*)
 
:jajaja::jajaja: Me has hecho reir Dulce! qué mas quisiera yo ahora que volver el tiempo atrás y haber ido a todos sus conciertos... no me perdería ni uno, pero las cosas son como son...

En la tele, Dulce, lo vemos en la tele y ya nos podemos contentar con eso. Pasamos buenos ratos así como ya os comentó Mahe el otro día en otro tema de gifs... ;)
 
¡Ja, ja ,ja !!!

Por la risa que te dio el comentario es que te acordás de tus picardías ¡ajajjajajajaj!!!!!!!

Sigan viendo el History , que de ahí resultan unos gifs pal infarto ¡ajajjajaj!!!
Pecadorita!!!
 
:tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal::tamuymal:

Dicho esto, solo me queda añadir: Dulce, necesitas pasar una noche en el msn con nosotras tres.
 
Síiiii!!! Me encantaría!!!

Es que ese hombre hay que verlo en compañía, que si uno no comenta lo que ve, explota ¡jajajjaja!!!

En ese caso dulce, atente a las consecuencias. No digo más.

Pd: Mi querida Blues, es cierto que ha sido una enorme casualidad que me tocara publicar a mí, he abierto el archivo esta mañana y boing, me ha saltado esta historia a la vista.
 
Qué casualidad que, boing!, te apareciera justo una historia de Munich :jajaja: Pero vaya peligro que tenéis cuando se os va la pinza, no es por nada, con lo tranquila que es una... :bm:

Nunca antes y nunca después he sentido nada por el estilo.

Esto es exactamente así. Una vez conoces a Michael, es imposible no quererle pero lo increíble es cuando descubres que ese amor es diferente a cualquier otro. Lógicamente se puede sentir amor por muchas personas en la vida pero el que despierta Michael es el amor en su definición y estado más puro. Es enamorarse del alma (y con ello del resto, claro :dime:). Y así no se puede sentir por nadie más, no se puede comparar a nadie más. Es demasiado profundo e intenso para ponerlo en palabras pero muy fácil de sentir en cuanto le ves.

Gracias por actualizar, guapa :*) A ver cuándo te cuadra todo como anoche, que nos quedan muchos videos por ver :p
 
En la tele, Dulce, lo vemos en la tele y ya nos podemos contentar con eso. Pasamos buenos ratos así como ya os comentó Mahe el otro día en otro tema de gifs... ;)

Me han pillado a mí más de una vez emocionada, saltando y cantando a todo pulmón, mientras veía el concierto de Munich en la tele... ya me tienen por loca, si no me han encerrado en un psiquiatrico todavía es porque allí no hay cosas de Michael, y no son tan crueles :jajaja::jajaja:

Mariate, una historia genial, muchas gracias por la traducción. Se me acelera el corazón cuando leo estas cosas, madre mía! Mi momento favorito es cuando cuenta lo del tranvía frente al hotel. Me imagino a Michael partiéndose la caja por el susto de los fans :jajaja::jajaja:
 
Nueva historia y lleva un título que no puede ser más cierto...


Añoranza de Él

Por Marina Dobler & Katharina Roggendorf, Alemania.


“Señoras y señores, es martes, 6 de marzo de 2001 y llegaremos al aeropuerto de Londres, Stanted en aproximadamente diez minutos. El cielo está despejado, 5 grados Celsius y se espera lluvia por la tarde…” El anuncio del capitán llenó la cabina de alivio colectivo –especialmente para Eva, Gitti, Katha, Marina, Sonja y Ramona, que suspiramos profundamente como si nos hubieran quitado un enorme peso de nuestros corazones.

“Sí, aquí debe ser –estamos en la esquina de Hyde Park, bajemos del autobús!” Nos dirigimos al hotel Lanesborough con dudas pero con pasos decididos. Nuestros ojos veían cientos de fans equipados con cámaras, lápiz y papel, pancartas y regalos, esperando suplicantemente detrás de las barreras, apretados como sardinas en lata. Rápidamente sacamos nuestras pancartas también y con ellas, nuestros sobres rojos que contenían invitaciones para su “Scary evening” en Munich, una fiesta sorpresa que estábamos preparando para la próxima visita de Michael a la capital bávara.
De repente, gritos, chillidos, un increíble ruido y gritos llenaron el aire. Los flashes de las cámaras bailaron, todas las manos saludando, las pancartas y las fotografías se levantaron bien alto y la gente se volvió completamente loca. Salió de la puerta de atrás cojeando, vestido con una chaqueta roja de beisbol, con su pierna derecha escayolada y llevando muletas. Nuestras rodillas temblaban como gelatina y nuestros corazones latían tan fuerte que parecía que se iban a salir del pecho. Nada podría haber hecho que desviáramos nuestras miradas.
Ese preciso momento fue como un monstruo hambriento que abriera su boca y ávidamente engullera todos nuestros pensamientos, sentimientos, penas, miedos y dudas, que pesaban en nuestros corazones. Se tragó nuestro pasado, hizo que el mundo dejara de girar y nos cubrió con una manta de felicidad que, por primera vez en nuestras vidas, nos cubrió por completo. Nuestras mentes estaban intentando duramente capturar cada segundo, pero nos sentíamos como una esponja tratando de absorber un mar de impresiones, algo que estaba condenado a fallar. Él estaba parado entre los dos capós de sus coches y saludaba en todas las direcciones. La gente hacía fotos y los fans le saludaban con sus regalos, algunos de los cuales los guardaespaldas recogían para dárselos.

Al final de todo, incluso todos los empleados del edificio de oficinas que había justo enfrente de la entrada trasera del hotel parecían sentirse atraídos por ese escenario surrealista, porque apretaban sus caras contra las ventanas de las oficinas para poder echar un vistazo también. Iba cojeando hacia su coche, se las arregló para entrar, los conductores se pusieron en marcha y lentamente salieron a la carretera los cuatro coches alineados siendo seguidos y rodeados por fans gritando que saltaban sobre ellos y golpeaban las ventanillas. Debe ser lo mismo que conducir por un lavacoches con todos esos amenazantes cepillos gigantes a tu alrededor.

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No pudimos estar a tiempo en Oxford. Sin haber probado bocado en todo el día, no pudimos resistir salir corriendo hasta el Pizza Hut más cercano. Por un momento realmente parecía como que eso nos calmaría mientras disfrutábamos nuestra comida y sentíamos nuestras manos y pies calientes de nuevo. Pero de repente miramos el reloj de la pared, ”Ohh vaya, ya debe haber empezado el discurso y nosotras… nosotras aquí sentadas como si fuera un día cualquiera!” Al instante todo nuestro apetito se fue y fue reemplazado por una insoportable hambre llamada ansia.

Mientras volvíamos al hotel Lanesborough, comenzó a llover, haciendo que la silueta de la ciudad se reflejara en los charcos. “Vamos, intentemos ver algo desde arriba del muro, parece cómodo una vez que has conseguido subir allí!” El hecho de subir por el muro de piedra en la entrada trasera del Lanesborough y la primera impresión que nos llevamos echando un buen vistazo alrededor nos recordó involuntariamente al “Club de los Poetas Muertos”, película que habíamos visto hacía pocas semanas. Robin Williams enseña a sus alumnos que es importante mirar siempre las cosas desde diferentes puntos de vista, ya que ello te lleva a hacer cambios decisivos en tu modo de pensar. Ciertamente, cambió nuestro estado de ánimo que estaba ensombrecido por la lluvia y por una cierta nostalgia del hogar que surgió cuando dejamos la ciudad camino de Oxford y dejamos su hotel. Pero tan pronto como encontramos cómo mantener el equilibrio sobre el muro, la noche del martes se convirtió en mágica. Mirando las luces amarillas de los taxis negros y los autobuses rojos de dos plantas pasar por la húmeda oscuridad y mirando alternativamente hacia abajo la carretera iluminada por la que él circuló horas antes y hacia arriba la fachada del hotel iluminada todo el día intermitentemente como un lejano faro antiniebla en un mar turbulento.

Mientras se pasaba la noche y rumores de que pasaría la noche en Oxford se extendían como el fuego, muchos de los demás fieles fans que se habían asegurado un sitio detrás de las vallas incansablemente y desafiando la despiadada lluvia, se marcharon, decepcionados porque sentían que les había dejado plantados, cosa que todas nosotras habíamos aceptado ya horas antes. No se dijo ni una sola palabra pero en el silencio nos hacíamos una pregunta sin pronunciar palabra y fue respondida también del mismo modo: Ni diez elefantes nos habrían desalentado de esperar. “Imagina que estaríamos en primera fila cuando él volviera!” Efectivamente pasó el tiempo suficiente antes de que el destino siguiera su curso.

Llegó con dos autobuses equipados con ensordecedores “Angel fans” siguiéndole discretamente. Cuando sus dos coches aparcaron, nosotras, con suplicantes sonrisas, miramos al asistente de Michael para darle nuestras cartas. Con un leve gesto nos mantuvo optimistas y nos hizo esperar mientras apilaba grandes, coloridas y maravillosas pancartas y collages hechos por otros fans durante noches enteras con todo su amor. Michael y su niñera se volvieron de repente y vinieron en nuestra dirección. Nunca antes habíamos estado tan cerca de él ni habíamos tenido tiempo suficiente para percibir cosas como su fragancia. Pero su aura inmensa nos hacía sentir como si estuviéramos en un vacío, todo alrededor se convertía en insignificante e incluso los gritos y silbidos parecían ser mucho más suaves. A diferencia de la mayoría de la gente que camina sobre la tierra, él tenía algo misterioso que te hechizaba y sorprendía, él mismo era mágico sin necesidad de ningún truco ni trampa.

Antes de que se fuera cojeando de vuelta hacia la entrada trasera del hotel, empezamos a cantarle “Simply the best”. Aún estaba el sobre rojo que deseábamos darle. Todo parecía ya que sería en vano pero en el último momento su asistente dio un respingo como si recordara su promesa y rápidamente recogió nuestras cartas antes de regresar corriendo junto a Michael. Juntos se alejaron tras la puerta dejándonos en la fría y oscura noche, aunque no abandonadas sino con el corazón radiante y mojadas como un perro de lanas.

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Era miércoles por la noche y la luna ya estaba alta en un cielo nublado cuando nos dirigíamos en un autobús de dos pisos en dirección al oeste de la ciudad, al teatro Hammersmith Apollo, para asistir al décimo “MJ Day” que se celebraba anualmente. Después de pasar por seguridad para registrar nuestros bolsos, nos fuimos hasta el tenderete del teatro para equiparnos con palomitas, coca colas y m&m’s. Poco después todo el mundo se había sentado en la sala oscurecida que transformó el parloteo de excitante expectación de los fans en ensordecedores aplausos y gritos que salían de nosotros apresuradamente como una vía de escape a nuestras emociones. Como remate, una inmensa pantalla estaba bajando lentamente y proyectaba sin piedad ante el público enloquecido su brillante actuación de 1995 “MTV Music Awards”. El momento en que lentamente se desata la corbata y se abre la camisa con los ojos cerrados nos provocaba mariposas en el estómago cuando lo veíamos en casa y esa noche no era desde luego nada diferente.

Mirando alrededor veíamos niños, adolescentes y adultos de todas las edades entre el público, gente de todas las razas, algunos parecía obviamente preferir música rock, otros pop, y otros música clásica. Por sus formas de vida probablemente no podían ser más diferentes a primera vista pero tenían una gran cosa en común y era que le permitieron a Michael llegar hasta los sentimientos más profundos que duermen en el corazón de cada ser humano, y que tan pronto como los despierta, todo cambia.

“Por fin! Esa chica necesitará nervios de acero cada vez que suene el teléfono el día de su cumpleaños, su corazón seguramente se le va a caer al suelo!” La llamada de cumpleaños de Michael era el último objeto vendido en la subasta a favor de “Heal the Kids” antes de que una sorprendente actuación detrás de otra comenzara. El rabino Shmuley subió al escenario finalmente y dio su discurso de un modo como si quisiera que se nos quedara grabada cada palabra en el cerebro. No echó a perder nuestra pasión como si alguien agitara una botella de champán hasta el punto en que el éxtasis comienza a ser insano. Pero lo que hizo al final saltar el corcho y a nosotros desbordarnos fue el momento en que él salió al escenario! La sala reverberaba, las paredes temblaban y el suelo vibraba por la adrenalina acumulada que hizo que la emoción contenida estallara en un instante y llenara la sala con una increíble energía, sensible para todo el mundo allí dentro.

“¿Perdona, serias tan amable de hacernos una foto a mi marido y a mí frente al cartel del décimo MJ Day?” pidió entusiasmada una señora mayor que podría haber sido nuestra abuela mientras nos acercaba su cámara. Le hicimos dos fotos. Después comenzamos a hablar animadamente con ella sobre Michael. “Es un hombre tan maravilloso, pero para ser sincera estoy preocupada por él porque parece ser un poco frágil y echo de menos su sonrisa única.” Las palabras de esa señora nos golpearon directamente en el corazón y lo rompieron en miles de pedazos porque expresaban la verdad y dieron en el clavo. “La última vez que mi esposa y yo le vimos fue frente al estadio de Wembley durante el Bad Tour. Él pasaba en un coche y mientras nos veía saludándole parecía realmente más sorprendido de vernos a nosotros que nosotros de verlo a él. Pero después empezó a sonreír de oreja a oreja mientras nos hacía el signo de la victoria con la mano.”

Escuchábamos embelesadas imaginando la escena. ¿O le visteis sonreír el otro día? Meditaba la señora con preocupación. Desgraciadamente tuvimos que negar con la cabeza y decirle que había dicho las palabras justas y que nosotras también estábamos preocupadas por él. “No debería de olvidarse de sí mismo después de todo” la vieja dama dio un consejo a veces tan difícil de cumplir y que nosotras deseábamos que él lo aceptara de corazón. Asintiendo con la cabeza y a punto de llorar dijimos que sí y les dijimos adiós mientras se iban abrazados.

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Aunque nos habíamos sentado en el autobús correcto que nos habría llevado directamente a nuestro hotel, donde una cálida y cómoda cama y una taza de té caliente nos estaba esperando, simplemente no teníamos la fuerza para pasar por la parada de Hyde Park Corner sin bajarnos. No podíamos! De ninguna manera!

“Creo que necesita urgentemente algo de diversión” nos dijo Sonja mientras miraba melancólicamente las fachadas iluminadas del hotel. Todavía estábamos bajas de ánimo y para colmo, el frio había aumentado al hacerse de noche y ni siquiera acurrucarnos entre nosotras ayudaba. En medio de todo, la alicaída Katharina notó de repente alguna clase de movimiento por su ángulo de visión, lo que la indujo a volver la cabeza un poco y descubrió a Andre, un fan suizo, sentado en la pared, ”congelado”, y saludando discretamente de vez en cuando hacia una de las ventanas de la fachada. Por un momento siguió mirando a Andre sin darle demasiada importancia a su acción, pero de alguna forma no pudo quitarse cierto sentimiento, algo más grande había en el fondo de todo eso, lo que finalmente la hizo volverse y, siguiéndole a donde se dirigía, miró hacia arriba.

Lo que vio la convenció de que la primera apariencia no la había engañado, porque un hombre que ella creía que no había visto jamás apareció en la ventana. Se sintió aliviada pero también confundida porque Andre seguía saludando a la ventana de vez en cuando. “¿Por qué estará saludando a ese hombre de ahí arriba?” Al final lo preguntó en voz alta, esperando que Eva, Gitti, Marina, Sonja y Ramona pudieran compartir con ella o disuadirla de su presentimiento. Pero era igual que hablar con una pared de ladrillos porque ellas estaban completamente enfrascadas discutiendo sobre el discurso de Shmuley, sobre si él y Shmuley lo habrían escrito juntos o no.

Así que valientemente echó un segundo vistazo y ahora vio a un hombre con pelo largo y figura familiar. Pero el frio, el cansancio y el ambiente de ensueño le hacían difícil aceptar la tan improbable verdad que se estaba colando en su mente y la forzaba a mirar por tercera vez. Sus rodillas le temblaban ahora y efectivamente, en el momento en que ella miraba, él miró también y ahora no quedaba ni la menor duda.
Como si la hubiera picado una tarántula, Katharina saltó la barrera y lanzó un grito, dando rienda suelta a su excitación y alegría, para su sorpresa. Su grito hizo latir nuestros corazones a toda velocidad. “Allí arriba! Es él!” decía jadeando y saludándole con el brazo entusiasmada, apuntando hacia la misteriosa ventana, mientras su cara empezaba a sonrojarse más y más.

A diferencia de una alarma del despertador que te despierta de tu sueño, el grito de Katharina nos sacó de nuestro letargo en primer lugar y después nos empujó hacia un increíble sueño. Pero mientras nuestros ojos seguían la estela invisible de su dedo índice y habían alcanzado la ventana antes dicha, no había nada que ver. Sonja balbuceó “pero su suite dicen que está en la fachada que da al parque, ¿no? Entonces ¿por qué iba a estar mirando por una de las ventanas de atrás?”

Pero mientras nuestro sueño amenazaba ya con desintegrarse, la cortina se movió de repente lentamente a un lado, y con ella los pensamientos que habían deprimido nuestros corazones se fueron a un lado también simultáneamente. Nos sentimos como barcos removidos por las olas de nuestros sentimientos mientras reconocimos a Shmuley en la ventana, como un salvavidas en aguas turbulentas. Pero, ¿para qué un salvavidas si al momento Michael salió a la ventana saludándonos y despertando una marea de euforia, alivio y felicidad que nos desbordaba y penetraba en cada pequeño rincón de lo más profundo de nuestras almas?

El jueves nos enteramos de que Michael planeó quedarse otra noche para ver a su amigo Macaulay actuar en “Madame Melville”. Inspiradas por la idea de Michael de ir al teatro, decidimos hacer lo mismo y compramos entradas para la noche. “Realmente es demasiado bueno para ser verdad que cambiara de opinión y se quedara también hasta mañana, eso te quita un peso de encima, porque siempre es lo mismo cuando él deja la ciudad antes que uno. Incluso aunque lo intentas y te gustaría descubrir y experimentar una ciudad extraña y sus lugares típicos, nunca puedes disfrutarlo realmente, porque tan pronto como se ha marchado una inevitable “añoranza de él” y “nostalgia del hogar” comienzan a expandirse en nuestro interior.”

Por supuesto no podíamos concentrarnos en la representación porque nuestras cabezas seguían volviéndose y nuestros ojos buscaban a Michael en el auditorio. Después nos enteramos de que Michael no asistió. Así que después de la representación saltamos inmediatamente en el primer taxi libre y volvimos al Lansborough con un gran desasosiego. Pero en lo que tardamos en dar la vuelta a la esquina, la realidad azotó nuestras inexpresivas caras como un inesperado huracán helado.

“No! Oh noooooo!. Por favor que no sea verdad… no puede ser verdad” imploramos todas casi al mismo tiempo cuando nos dimos cuenta de lo que veían nuestros ojos. El lugar que habíamos esperado lleno de gente y de otros fans estaba totalmente desierto y desolado y, tan lejos como alcanzaba la vista, toda la basura y los periódicos pisoteados cubrían deprimentemente la acera. Para colmo, las barreras fueron desplazadas y amontonadas pareciendo que habían sido derrotadas en la batalla por prevenirle de todos los fans desesperados que corrían hacia él o hacia sus coches con desaliento.

No soportando el hecho de que habíamos perdido la oportunidad de decir Adios a Michael y sin saber cuándo le veríamos de nuevo, decidimos hacer una excursión por las afueras para distraernos. Un rayo de esperanza de que él podría estar todavía por allí en alguna parte nos mantenía alejadas de la desesperación, de modo que visitamos algunos lugares en los que sabíamos que él había estado durante su estancia. Era cerca de medianoche cuando el deseo de estar cerca del lugar en que él había estado crecía más minuto a minuto, comparable a cuando un mosquito te pica y no puedes hacer otra cosa que rascarte. Así que nos fuimos en dirección a Piccadilly Street hacia el Lanesborough otra vez.

“Pellízcame, oh Dios mío, tienes que pellizcarme!” Ahí estaban las vallas ordenadas y en fila de nuevo en la inmaculada acera, como soldados de juguete esperando a su comandante en jefe. Si alguien hubiera estado afuera en la calle tan tarde probablemente habría tomado esas vallas en pie en un lugar desierto tras un hotel de lujo como algo tan solo para contener a la gente de algún aparentemente absurdo evento. Pero para nosotras eran la encarnación de la pura felicidad que tomaba cuerpo y avanzaba en cada pequeña célula de nuestro interior ya que indicaban que él no se había marchado.

Bien empapadas y esa tan especial clase de amor que una siente cuando él está cerca, fuimos golpeadas de repente por un rayo de conciencia de que ahora está aquí y aquí está ahora. “Bumbumbumbumbum, bumbumbumbum, bumbumbumbum… rescátame! Para alguien a quien le encanta cantar pero que no sabe, nuestro amistoso canto sonaba proporcional, bueno, en realidad, bastante bien. Aunque mucho más importante que la perfección era nuestra alegre devoción que expresaba la inigualable variedad de emociones que sentíamos en nuestro interior.

Incluso aunque era a mitad de la noche, los clientes del hotel parecían tomarse con asombrosa tranquilidad el ser despertados del sueño o lo que fuera, porque descubrimos en unas ventanas y otras rostros curiosos y divertidos mirándonos. Una ventana en particular captó nuestra especial atención porque alguien seguía saludando tímidamente de vez en cuando detrás de la cortina. Mientras se desvanecía la melodía “My destiny” a las 4 de la madrugada, accedimos a concedernos un pequeño descanso después de tan largo y excitante día. Nos comprometimos a estar de vuelta a las 5.30.

“Al Lanesborough, por favor!” dijimos respirando nerviosamente, como si fuéramos el gran conejo blanco de “Alicia en el país de las maravillas” con su incorruptible reloj de bolsillo al cuello mientras lanzábamos nuestras voluminosas mochilas en el interior del anticuado taxi. Afortunadamente el taxista captó al instante la seriedad de nuestra situación y llevó su viejo taxi al límite de lo admitido por las normas, mientras giraba a la izquierda por Park Lane. Mientras preparábamos el dinero para pagar rápidamente, dejamos la rotonda de Hyde Park Corner, entramos al camino del hotel y el taxi paró frente a la entrada principal. Nuestra piel empezó a sentir escalofríos antes de que nuestros corazones diera saltos en lo que se convirtió en un combate de lucha libre dentro de nuestra imaginación. “¿Están alojadas aquí?” preguntó el botones con mirada austera, pasmado cuando echó un vistazo a nuestras abultadas mochilas y nuestros sorprendidos y abiertos ojos. Sintiéndonos culpables no pudimos pensar nada más inteligente para salir del paso que “no”. “Llévenos a la parte de atrás!”

Afortunadamente llegamos a tiempo para su despedida. El impulso de revelar nuestros verdaderos sentimientos una última vez se convirtió en algo más y más extraño. Decidimos cantarle de nuevo cuando saliera esperando hacerle sonreír un poco. “Demasiado bueno para ser verdad podía ser una canción apropiada!” sugirió una de nosotras tratando de ganar sobre el resto. Pero antes de que pudiéramos estar o no de acuerdo, un hombre de pelo gris que parecía formar parte de su equipo paseó por delante de las barreras buscando con la mirada y dijo con una voz profunda y respetuosa: “Él no se encuentra muy bien esta mañana porque algunos fans le atropellaron cuando iba a entrar a un restaurante de fish and chips (pescado y patatas fritas). Por tanto tuvo que cancelar sus planes de ir al teatro.” Entonces se detuvo por un momento tratando de dar más importancia a sus palabras antes de proseguir: “Le veréis salir en una silla de ruedas y creedme chicos, hoy ninguno de vosotros cruzará las barreras! Pero si todos seguís esa simple norma, él pasará a lo largo de las vallas para deciros adiós.”

Poco después, la puerta de la entrada de atrás se abrió y allí estaba, efectivamente sentado en una silla de ruedas. Rodando lentamente por el empedrado lleno de baches parecía bastante exhausto y débil, su semblante se veía afligido. Fuimos condenadas a mirarle protegiéndose de los flashes de las cámaras que le bombardeaban sin piedad. En ese momento dos hechos siempre presentes contradictorios como el perro y el gato colisionaron en nuestro interior. Deseábamos tanto poder pasar por encima de ese muro que nos separaba, no siendo famosas en absoluto, y él, siendo el artista más grande de todos los tiempos. Más que nunca antes nuestros corazones ansiaban la manera de expresar nuestro amor incondicional por él y la única posibilidad para nosotras en esa situación era cantar, porque la melodía y las palabras era lo único que teníamos. Así que cantamos desde el fondo de nuestro corazón. Cuando consiguió entrar en su coche se quitó al instante las gafas de sol y miró entre los dos asientos delanteros y a través de la puerta abierta en nuestra dirección. El momento en que nuestros ojos se encontraron fue como volver a casa. Michael nos expresó su agradecimiento a nosotros sus fans entrelazando sus manos.

Demasiado pronto el conductor cerró las puertas correderas del coche cortando el invisible lazo de nuestras miradas. Deseábamos tanto poder agradecerle también aunque nunca nos hubiéramos encontrado el uno al otro, él despertó sentimientos que nunca conocimos y que nunca querremos perder. Hasta un día incierto en el futuro tendremos que estar sin el incomparable sentimiento que recorre nuestro interior cuando él está cerca.

Mientras el coche desaparecía de nuestra vista, una sobrecogedora tristeza creció en nuestro interior y las lágrimas empezaron a brotar de nuestros ojos como si hubieran abierto unas compuertas.
A partir de ese momento la vida diaria nos volvería a atrapar en su camisa de fuerza de nuevo…
 
El título es lo más parecido a lo que siento constantemente.....:lloratris
No dejo de admirar a esos fans que dieron tanto por estar un instante cerca suyo, sin pensar siquiera un segundo en su bienestar, nada era importante, sólo estar cerca de Michael. Son maravillosos...

Y coincido con la pareja de fans.......Su sonrisa nunca volvió a ser la misma..

Gracias Bluecita ! :*)
 
Ese preciso momento fue como un monstruo hambriento que abriera su boca y ávidamente engullera todos nuestros pensamientos, sentimientos, penas, miedos y dudas, que pesaban en nuestros corazones. Se tragó nuestro pasado, hizo que el mundo dejara de girar y nos cubrió con una manta de felicidad que, por primera vez en nuestras vidas, nos cubrió por completo.

Es curioso como a veces, las únicas palabras que a uno se le hacen imposibles de materializar, otro fan las expresa con perfecta exactitud.

Gracias por la nueva historia Blues, creo que Michael, aún siendo consciente de todo cuanto sus seguidores hacían y padecían por él, hubiese estado encantado de leer estas historias una tras otra.
 
Es curioso, tal y como estas chicas describen el momento en que se suben al muro y recuerdan la película del "Club de los poetas muertos" por ese "ver las cosas desde diferentes puntos de vista", porque justamente anoche cuando me puse a releer el resto de historia que me queda por subir, tuve otro punto de vista de este mismo viaje :) Pero todos coinciden siempre en lo fascinante que estar cerca de Michael, en algo que describen muy bien aquí:

A diferencia de la mayoría de la gente que camina sobre la tierra, él tenía algo misterioso que te hechizaba y sorprendía, él mismo era mágico sin necesidad de ningún truco ni trampa.
Hay algo que han dicho, que también me ha llamado la atención, y es cómo el deseo de estar cerca de donde él haya estado es algo que surge y crece minuto a minuto, porque es verdad. Es algo que ocurría mientras él estaba aquí y que sigue ocurriendo ahora que se fue. Estar en lugares donde él ha estado, pisar el mismo suelo, acariciar aunque sea el manillar de una puerta que él mismo abrió, te conecta de una forma especial, como si solo segundos antes él hubiera hecho lo mismo. Es el corazón el que te hace creer algo así pero seguro que él mismo alienta esa creencia mientras nos observa sonriente situado al lado nuestro :eek:

Gracias Blues :*)
 
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