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Libro traducido: IT'S ALL ABOUT L.O.V.E. - HISTORIAS DE LOS FANS

No participo mucho en comentar,se me va el tiempo,en leer..leer y leer y luchar con las emociones,duele y a la vez da alegría,una constante para los fans de Michael,que trabajo realiza el equipo de Hideout,los felicito y felicitarlos es poco.gracias
 
Mychas gracias por esa informacion pero me puso algo triste que tal ves mi nietos no lo conscan y q se olvide con el tiempo la verdad no trato de pensar en eso pero hoy si estoy pensando en eso :(
 
Por temas logísticos, subo yo de nuevo y sigo con la continuación de la historia de The Appleheads. Recordad que es el grupo de amigas que están narrando todos sus viajes para ver a Michael desde que se conocieron. Este es ya el quinto post con sus viajes desde que se iniciaron en 1996. Recordad también que en el primer post de este tema, encontraréis los enlaces de cada una de las historias que se han subido, para localizarlas mejor.

Dicho esto, sigamos de viaje con The Appleheads, que esta vez nos toca ir a los Bambi Awards.

UNA HISTORIA DE UNA AMISTAD MUY ESPECIAL (V) Por The Appleheads (Lisa Hochmuth, Heike Arbter, Carina Zieroth, Jessica Loose & Miriam Lohr)

19/11 – 22/11/2002 – Bambi Awards Berlín/Alemania

Michael había anunciado que vendría a Berlín el 19 de noviembre de 2002. Había sido invitado a una ceremonia de premios que iba a ser emitida en vivo. Cuando todos pudimos escaparnos del trabajo y las clases, llegamos a Berlín dos días antes que Michael. Era la manera perfecta para chequear todos los lugares a los que él iría. Bueno, los lugares que conocíamos en ese momento.

El día de la llegada de Michael, primero paramos en una floristería donde encargamos un ramo de flores decoradas con cinco manzanas de verdad –después de todo, nosotras éramos “The Appleheads”. Condujimos al aeropuerto Tempelhof, donde sabíamos que aterrizaría, y hablamos con varios empleados. Al principio, no estaban muy habladores pero tercamente les preguntamos por la hora de llegada de Michael y en broma les ofrecimos comida y bebida como “recompensa” hasta que se echaron a reír y nos dijeron que sería o a las 2 o a las 4 pm. Satisfechas, nos fuimos a la parte del aeropuerto por donde pensábamos que Michael tenía que pasar tras bajarse del avión, y allí esperamos. Nuestra suposición pareció confirmarse cuando algunos coches llegaron y los guardaespaldas salieron de ellos. Hablamos con ellos un poco. Nos dijeron que no pararían allí y que era mejor que nos fuéramos al hotel. Pero les dejamos saber que por nuestra propia experiencia, iba a haber un caos enorme en el hotel, con lo que preferíamos esperar allí. Aunque no nos creyeron, diciendo que no habría caos porque “para eso estamos aquí” (nunca habían sido seguridad de Michael, eh?), fueron amables y nos mostraron cómo situarnos para que Michael pudiera ver nuestro cartel.

Pero entonces, hubo un cambio de planes, tal y como nos dijeron los guardaespaldas, y rápidamente subieron a sus coches para ir a otra entrada. No tuvimos tiempo de pensar pero subimos a nuestro coche y nos encaminamos a la otra entrada también. Afortunadamente, llegamos a tiempo y pudimos alinearnos a lo largo de la calle, manteniendo en alto un gran cartel para darle la bienvenida.




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Momentos más tarde, vimos varios coches Mercedes de color negro llegando y pasando a gran velocidad. En uno de ellos, vimos sentada a Grace Rwaramba, la niñera de Michael. ¡Ella estaba señalándonos! Los coches de pronto ralentizaron la marcha y pararon a pocos metros de nosotras. Nos acercamos lentamente a los coches y Grace nos saludó así como Dieter Wiesner, que estaba sentado en uno de los asientos traseros y nos pidió pasarle nuestro cartel, lo cual hicimos. Al lado del señor Wiesner, vimos a la niñera con un bebé en los brazos, el cual pensamos inmediatamente que tenía que ser Blanket. Cuando el señor Wiesner se volvió a sentar, nos dimos cuenta que en la tercera fila de asientos estaba Michael con Prince y Paris. Les dimos la bienvenida a Alemania y le dijimos que éramos “The Applehead” lo que le hizo reír. Entonces le dimos el ramo de flores, el cual todos encontraron precioso. Junto al ramo, había una tarjeta de Charlie Chaplin, en la que también le informábamos que habíamos preparado y ensayado un breve y divertido espectáculo que nos gustaría interpretar para él y que debería estar atento a nosotras en el Hotel Adlon. Charlamos un poco más, del tipo “¿Cómo estás?”, “¿Qué tal el vuelo?” y nos firmó varios autógrafos. También le contamos un poco sobre nuestro espectáculo, diciéndole que su hermana Janet y Liz Taylor “aparecían” en la representación, lo cual encontró divertido. Hablamos demasiado, él no tuvo mucha oportunidad de hacerlo. Cuando Heike le dio una copia de la revista Black & White (una revista fan de MJ) para firmarla, quiso quedársela y le pidió si podía hacerlo. Cuando ella dijo “Ok” con gran tristeza (algunas veces no era fácil recuperar el material…), le preguntó por su nombre y entonces dijo “¡Gracias, Heike!”

En algún momento, Blanket comenzó a lloriquear y Grace dijo que estaba cogiendo frío así que debían irse. Sí, era noviembre y ¡hacía mucho frío en Berlín! Como último adiós, cantamos el estribillo de la canción “My girl” de los Temptations pero reemplazando las palabras “My girl” por “Michael”, haciendo una pequeña coreografía de manos que una vez habíamos elaborado. Todo el mundo en el coche se rió y se divirtió con este pequeño y divertido episodio. ¡Especialmente Michael! De verdad que se reía mucho cuando llegábamos a la parte de “Michael, Michael, Michael…” y nos ofreció un aplauso entusiasmado, manteniendo sus manos sobre su cabeza. Wow, el Rey del Pop aplaudiendo a una pequeña actuación como ésta. ¡Era impresionante! Entonces, simplemente nos volvimos y nos marchamos. Solo vimos que su guardaespaldas Mike estaba cerca del coche. Cuando pasamos por su lado, nos dijo “Buen trabajo”, lo que nos hizo sonreír.



Intentamos mantener la calma mientras volvíamos a nuestro coche pero tan pronto como nos sentamos dentro y cerramos las puertas, gritamos con todas nuestras fuerzas. ¡Estábamos completamente entusiasmadas! ¡Acabábamos de tener nuestro primer, personal y real encuentro con nuestro ídolo! ¡Estábamos tan felices!

Empezamos a encaminarnos hacia el hotel y como Michael iba por el mismo camino, pronto vimos sus coches delante nuestra. Cuando llegamos al hotel Adlon cerca de la Puerta de Brandenburgo, vimos a cientos de fans esperando allí. ¡No había forma de aparcar!

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Los coches de Michael condujeron al aparcamiento subterráneo del hotel y antes de que realmente pudiéramos pensarlo, condujimos tras él, justo antes de que la puerta pudiera cerrarse de nuevo. Naturalmente, de esta forma no teníamos ticket de parking, lo que nos habría costado la cuota máxima de todo el día si el guardia no hubiera sido tan amable con nosotras más tarde. Vimos los coches de Michael parándose en un ascensor y como no queríamos molestarle otra vez, aparcamos nuestro coche y tomamos un ascensor diferente hacia el vestíbulo del hotel. Nos sentamos allí y nos deleitamos con nuestros recuerdos. Algunos minutos más tarde, una agitación estalló en el exterior y vimos un Mercedes negro pasar y Michael saliendo. Obviamente quería una mayor entrada en el hotel que simplemente una secreta por el garaje del sótano y así poder saludar a los fans. Todo el mundo fuera se volvió loco cuando vio a Michael y empezaron a rodearle. Era un caos y Michael tuvo que retirarse hacia el vestíbulo pero allí, fue acosado también porque los fans estaban en todas partes. Los guardaespaldas lograron llevarle a un área del personal del hotel y subirle a su suite. Nosotras observamos este desastre desde lejos y luego salimos del hotel de nuevo. Momentos más tarde, Michael apareció en la ventana de su suite. Saludó con la mano, rió y mostró a Blanket –fue el famoso “incidente del bebé colgando por la ventana” el cual llegó a ser más tarde un gran escándalo en los medios del mundo entero. Para ser honestos, en realidad, no fue ni la mitad de “fascinante” como lo presentaron los medios. Pudimos ver que Michael mantenía cogido a su niño con fuerza en sus brazos y no había manera de que Blanket pudiera haber caído. Aunque podría no haber sido su movimiento más inteligente, simplemente era un padre orgulloso que quería mostrar a su hijo más pequeño a sus fans. Y el momento no duro tanto como en la televisión, donde siempre lo mostraban a cámara lenta.


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Michael permaneció en la ventana durante largo rato. A veces saludaba a los fans y señalaba los carteles que deseaba que le subieran, o miraba hacia la izquierda donde tenía una fenomenal vista de la Puerta de Brandenburgo. Luego, su niñera Grace salió. Caminó alrededor de los fans, cogió regalos y carteles y después se acercó a nosotras para decirnos que Michael quería nuestro cartel también. ¿Otro? ¡Ok, sin problema! Le preguntamos si podíamos hacerle una foto con el cartel pero ella dijo algo de “más tarde” y “escaleras”, lo cual no pillamos, y luego se fue. No podíamos creer lo que veíamos cuando minutos más tarde, Michael volvió a la ventana y extendió nuestro cartel, que mostraba fotos del hijo de Heike y el ahijado de Miri y se leía “El futuro está en nuestras manos”.

Pero todo llegó a ser incluso más surrealista: Michael parecía señalarnos con su mano todo el tiempo y hacer gestos de que debíamos acercarnos. Pensamos que probablemente solo imaginábamos que nos señalaba. ¿O había leído nuestra tarjeta de Charlie Chaplin? Le miramos, dimos unos pocos pasos hacia la entrada y Michael asintió con la cabeza. Ok, ahora estaba claro, que él se refería a nosotras. El problema era, naturalmente, que no se nos dejaba estar dentro del hotel. Es ese justo momento, uno de los guardaespaldas de Michael –Chris- salió y nos dijo “Michael quiere saber si podéis hacer el espectáculo para él ahora”. ¡Nos quedamos sin palabras pero naturalmente que podíamos hacerlo en ese momento! ¡Wow! Michael había leído nuestra postal y directamente contestaba –el encuentro en el aeropuerto fue quizás hacía una hora. Chris nos guió al interior del hotel donde nos encontramos con Grace de nuevo. Ella nos llevó otra vez afuera para dar un pequeño discurso a los fans, diciendo que Michael estaba feliz de que estuvieran allí y feliz de estar en Berlín. Entonces nos llevaron hacia dentro otra vez. Grace estaba diciendo “¡The Appleheads pueden venir!” todo el tiempo mientras cruzábamos el vestíbulo, cogiendo el ascensor y yendo hacia la suite de Michael. Pasamos por un montón de guardaespaldas en cada esquina.

¡Nuestra emoción crecía! Dieter Weisner estaba en la puerta de la suite de Michael y nos dijo que teníamos que esperar un poco. Así que hablamos con él y esperamos. Por fin llegaba nuestro momento e incluso no estábamos tan nerviosas porque ya habíamos hablado con Michael. Todo parecía muy natural. Tras unos pocos minutos, Mike (el guardaespaldas) salió de la suite y pensamos “¡Ok, preparados, vamos!”. Pero entonces nos dijo que Michael estaba atendiendo unas importantes llamadas de negocio y el encuentro tenía que ser pospuesto. Estábamos decepcionadas pero nos prometieron que nos encontraríamos con él más tarde, así que aún estábamos felices por todo y naturalmente, creíamos que podríamos volver después.

Hicimos una breve parada en los aseos del Adlon y luego volvimos afuera de nuevo. Todo estuvo tranquilo con respecto a Michael hasta la noche, sin juegos en la ventana, nada, así que obviamente tenía negocios que atender. Justo nos acabábamos de sentar en el suelo para tomar una cena “tipo fan” cuando un coche se detuvo. No nos dimos cuenta que de Michael estaba sentado dentro hasta que algunos fans corrieron hacia allí. Llevaba puesta una chaqueta de lentejuelas y una mascarilla, y estaba firmando autógrafos en cosas que los fans le pasaban a través de la ventanilla. También estrechó algunas manos. Una vez, empezó a escribir algo en la ventana lo que más tarde identificamos como “video” pero no se entendía… Quizá Michael quería un video de uno de los fans. Cuando el coche quiso moverse, no pudo porque los fans lo rodeaban, así que el conductor tocó el claxon. Michael pensó que era divertido y tocó el claxon él mismo varias veces, riendo mientras lo hacía. Finalmente, los fans abrieron camino y el coche pudo alejarse con cientos de fans corriendo detrás. Nosotras nos quedamos atrás, preferíamos tomar nuestra “cena”. Más tarde oímos que Michael condujo solo a un par de manzanas a “Dussmann”, que es la tienda más grande y famosa de CDs y DVDs de Berlín. Michael compró un DVD de ET y se encontró con varios fans en la tienda, que habían logrado entrar también.



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Video en Dussman:
Michael Jackson in Berlin, 19th November 2002 - RARE FOOTAGE - filmed by Tanja Kovac - YouTube

Continuamos esperando en el hotel Adlon. Más tarde por la noche, escuchamos rumores de que Michael había ido a cenar al “Bar 925”, así que nos encaminamos a ese lugar. De hecho, ya había guardaespaldas y fans. Pero las ventanas del bar estaban cubiertas por una lámina metálica para ocultar a los clientes de dentro de la prensa y los fans fuera. Lisa consiguió echar un breve vistazo y vio a Michael, su manager y algunas otras personas sentadas allí, comiendo y bebiendo. Decidimos respetar la privacidad de la cena –la lamina era señal de que los alborotadores no eran demasiado bienvenidos en ese momento- y condujimos de vuelta al hotel y esperamos en la parte trasera. Cuando Michael volvió, tenía la luz encendida interior del coche y le vimos sentado allí antes de que despareciera en el garaje.

Condujimos a nuestro hotel y empezamos a darnos cuenta de que acabamos de tener el mejor día de nuestras vidas. Era casi demasiado difícil comprender todo lo que habíamos experimentado con Michael en un solo día. Tuvimos que mirar nuestros autógrafos durante horas para creer que realmente le habíamos conocido. Charlamos durante mucho rato y estuvimos de acuerdo en que Michael era una de las personas más encantadoras que podrías encontrar en este planeta, un alma bella. Había sido tan amable abriéndose a nosotras ese día y aún más humilde y agradecido por nuestro aprecio… No habíamos tenido la impresión de habernos encontrado con la más grande megaestrella del mundo. Se sentía más como encontrarte con alguien que has conocido desde siempre. Nos sentíamos tocadas por la magia de Michael y estábamos muy felices de que todas hubiéramos tenido este encuentro con él, juntas como verdaderos amigos. Él nos había reunido hacía muchos años y ahora, aunque fuera solo por un momento, de alguna manera estábamos completas con él, como si fuera el miembro de nuestro grupo que se había ido hacía mucho.

El miércoles 20 de noviembre era otro día en el que nos esperaban grandes eventos. Nos levantamos tarde tras una corta pero satisfactoria noche. ¡Y por eso nos encontramos con un atasco de tráfico! Empezamos a entrar en pánico porque teníamos que estar en el teatro Metropol a una determinada hora para comprar las entradas para la fiesta que organizaban los fans, porque habíamos oído que Michael había aceptado su invitación. Así que tomamos el carril de bus, siempre pretendiendo girar a la derecha en la siguiente esquina y entonces nos dábamos cuenta que esa no era la esquina, si no la siguiente. Nos echamos unas buenas risas y logramos estar a tiempo en el Metropol. Pero quien quiera que fuera a vender las entradas no lo estuvo y estuvimos esperando y esperando, se hacía tarde y más tarde… Entonces un amigo nos llamó y nos avisó del rumor de que Michael había ido ese día al zoo así que decidimos irnos.

Hicimos una breve parada en el Adlon para comprobar qué había por allí, pero como todo estaba en calma, directamente nos dirigimos al zoo y esperamos a la entrada. No pasó mucho tiempo hasta que realmente vimos la columna de coches de Michael acercándose. Los coches nos pasaron a gran velocidad y todo el mundo corrió detrás. Tras unos pocos metros, nos dimos cuenta que no tenía sentido. Rápidamente intercambiamos ideas y comprobamos nuestras opciones. Sabíamos que Michael adoraba especialmente a los monos así que decidimos ir a la casa de los monos y esperar allí. Pero no, no hubo que esperar esta vez. Cuando llegamos por uno de los lados, al mismo momento Michael, sus niños y su séquito llegaban por el otro. Tenían que dejar atrás a la mayoría de los fans y paparazzi, así que fue un momento muy personal. Cuando caminaba más cerca, le dijimos “¡Michael, The Appleheads estamos de nuevo aquí por ti!” De repente se giró y básicamente grito en un tono muy alto “¡Oh, holaaaaaaaaaaaaaa, os quieroooooooooo!” antes de entrar en la casa de los monos.


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No sabíamos que hacer pero como todo el mundo entraba en la casa con él, también lo hicimos pero rápidamente fuimos arrastradas al caos… Fans y paparazzis se volvieron locos e intentaban conseguir estar tan cerca de él como fuera posible. Decidimos apartarnos de eso y situarnos en frente de la jaula del gorila. Michael y sus niños aún estaban frente a la jaula de los chimpancés pero luego los acosaron demasiado y tuvieron que cambiar de lugar. Y adivinad qué: Michael caminó directamente hacia nosotras y se paró a un metro nuestro. Parecía estar muy entusiasmado por los gorilas por el resplandor de su cara y por cómo tenía abiertos los ojos. Intentó explicar el comportamiento de los monos a sus niños y señaló al cuerpo de los gorilas para subrayar sus palabras. Sus niños eran muy pequeños entonces (solo estaban Prince y Paris) pero parecían disfrutar con los esfuerzos de su padre por enseñarles sobre los monos. En un momento, el gorila macho más grande se puso muy cerca de la ventana de la jaula y golpeó violentamente en ella. Todo ocurrió de repente e hizo mucho ruido. Todos nos sobresaltamos pero Michael solo se rió muchísimo e imitó el sonido. No parecía estar asustado en absoluto… quizás estaba bien acostumbrado a ello por los monos que poseía en Neverland. Desafortunadamente, cuanto más tiempo estaban, más persistentes eran los paparazzi y algunos otros fans. Los guardaespaldas simplemente no podían mantenerlos aparatados y la situación se volvió peligrosa.

Michael, Prince y Paris tuvieron que marcharse de las casa de los monos. Todo el mundo corría tras ellos y la muchedumbre continuó fuera. Todo se convirtió en algo tan rudo que fuimos empujadas y golpeadas por varios paparazzi porque pensaban que estábamos en su camino. Intentaron de todo por conseguir fotos de los niños de Michael, uno incluso cogió de la mano a Paris en un momento y la apartó de Michael. ¡No podíamos creer que esto estuviera pasando! Michael gritó ansioso “¿Quién está reteniéndola?” y gracias a Dios, ese gilipollas (perdón) la dejó ir. Los paparazzis también se pelearon entre ellos y vimos a un par caerse al suelo o en los arbustos. “Némesis” fue todo lo que pudimos pensar. Tuvimos suficiente con esa visita al zoo y mientras todo el mundo seguía a Michael a su coche o a donde fuera que fuese, volvimos a nuestro coche.

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Durante la tarde, esperamos en frente del Adlon unos cientos de fans. Parecía como si cada día llegaran más fans de todas partes del mundo y añadiéndose a la multitud. Hubo canciones todo el tiempo, una gran atmósfera.

Nadie estaba desmoralizado por el frío cuando Michael se asomó a la ventana varias veces. Nos saludaba y lanzaba objetos autografiados. Encargó pizza para los fans, mostró a Prince y Paris que estuvieron saludando e imitando a su padre, lanzándonos besos. Era muy dulce de ver.

Al caer la noche, condujimos de nuevo hacia el teatro Metropol, por fin conseguimos nuestras entradas y esperamos a que la fiesta fan comenzara. Estaban poniendo música de Michael y bailamos un rato, dejando salir la alegría que habíamos experimentado en Berlín. Pero entonces nos preguntamos “¿Dónde es el espectáculo? ¿Pasará algo aquí?”. Con el tiempo, todo el mundo comenzó a estar confuso porque no había empezado ningún programa oficial, era solo como una discoteca MJ. Nos dimos cuenta de que Michael no vendría. Estábamos decepcionadas pero no hubo tiempo para eso cuando escuchamos que estaba de camino al “Adagio”, un local donde la gala “Tribute to Bambi” estaba teniendo lugar esa noche. Michael quería subastar para la caridad la chaqueta negra de lentejuelas que había llevado puesta la noche de antes en el Dussmann. Condujimos hacia allí lo más rápido que pudimos y conseguimos tener muy buenos lugares en la alfombra roja, pero Michael ya estaba dentro. Esperamos hasta que salió. Fue un gran momento porque no había demasiados fans allí y buenas barreras.


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Michael caminó muy de cerca para ver nuestro cartel. En él había una bonita foto de la hermana de Lisa en la que se leía “Te apuesto a que puedo hacerte sonreír”. Michael la señaló y dijo “Oooooooh” y nos cogió el cartel de las manos. Firmó varios autógrafos y luego se alejó conducido en una limusina negra con nuestro cartel en sus rodillas.

Más tarde esa noche, nos entretuvo muchas veces en la ventana del hotel. Nos quedamos en el Adlon hasta que todo se calmó y todo nuestro cuerpo se quedó ultracongelado. Luego nos fuimos a la cama.

Al día siguiente era el gran día de Michael. Los premios Bambi tendrían lugar por la noche, la razón por la que Michael estaba en Berlín después de todo. Michael pareció estar emocionado durante todo el día –cuando quiera que se asomara a la ventana, llevaba algo diferente y se comportaba de forma inquieta. Empezó por saludar a los fans en pijama de pantalón color azul lavanda, luego más tarde en bata de baño blanca, con el cabello húmedo y una toalla en su cabeza. Luego de nuevo, con gafas de leer –algo que nunca le habíamos visto antes pero pensamos que estaba mono. Era una tarde maravillosa porque muchos fans habían llegado para ese único día y era divertido cantar y corear con tantos otros.

En la noche, nos encaminamos hacia “Estrell Convention Center”, el lugar para celebrar la ceremonia de los premios. Había cientos de personas y llegamos aparentemente demasiado tarde para conseguir un buen lugar en la alfombra roja. Simplemente nos detuvimos en un lugar donde pensamos no veríamos absolutamente nada –pero al menos estaríamos allí y disfrutaríamos de la atmósfera. Pero entonces Michael llegó y su limusina directamente paró frente a nosotras. Miró por la ventanilla, cerró la cortina y entonces salió. Estaba tan cerca que podíamos tocarle. Podíamos sentir la suave estructura de su chaqueta de terciopelo aún horas más tarde. Y estaba tan guapo y llevaba puesto un conjunto tan genial que nos quedamos sin palabras. Parecía resplandecer en la oscuridad una vez más. Entonces, hizo su camino a lo largo de la alfombra roja, paró varias veces para firmar autógrafos y pareció disfrutar con el aprecio de muchos fans. Después de que se metiera dentro, volvimos al hotel Adlon y aparcamos en el garaje subterráneo. Sabíamos que nada sucedería hasta el final del espectáculo pero se estaba más cálido que fuera. Llamamos a alguien a casa quien nos contó todo sobre la retrasmisión de los Bambi y así supimos sobre el bello discurso de Michael de esa noche tras otorgarle el Premio Millenium.


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Video del la entrega del premio:
Bambi Awards Germany 2002 - YouTube

Cuando Michael volvió de la ceremonia, lo escuchamos primero porque muchos fans corrían tras él dentro del garaje subterráneo del Adlon, siguiéndole hasta el ascensor. Solo le vimos brevemente salir de sopetón del coche, pararse un momento a saludar y desaparecer en el ascensor. Poco después, se asomó a la ventana y mostró el premio Bambi. Parecía muy orgulloso y feliz por ello. Tenía amigos con él que se asomaron también a la ventana y todos disfrutaron las vistas de la Puerta de Brandenburgo y la preciosa iluminación de Navidad del Boulevard Unter den Linden.

Video de regreso al hotel con el premio
MICHAEL JACKSON with fans - Berlin Nov 2002 - Part 3 - YouTube

El viernes, 22 de noviembre, no ocurrió nada durante el día. Lo pasamos esperando en nuestro coche para de alguna manera mantenernos calentitas. Toda la espera de los días pasados nos hicieron sentir tontas y nos reímos mucho. En la tarde, oímos rumores de que Michael quería visitar el castillo de Sanssouci. De hecho, los coches de Michael salieron pero cuando estábamos a mitad de camino de Sanssouci, recibimos una llamada de que en vez de eso, Michael estaba en una galería de arte.

Volvimos al hotel, aparcamos nuestro coche en el garaje y finalmente quisimos entrar en calor y comer algo bueno de la pizzería del otro lado de la calle, tras muchos días sin hacerlo. Acabábamos de comprar toda nuestra comida,, cuando un coche entró apresuradamente. Un momento más tarde, Grace salía del ascensor, yendo hacia el coche con Prince y Paris de la mano. Cuando se dieron cuenta de nosotras, Grace les dijo los niños que dijeran hola y ellos –siendo muy bien educados- lo hicieron y nos saludaron con la mano. Eran tan monos. No sabíamos dónde iban e incluso no queríamos saberlo porque lo que queríamos ¡era comernos nuestra pizza!

Poco después, volvimos a nuestro coche y esperamos a que Michael regresara. Volvió con los niños. Les ayudó a salir del coche, dándole al dormido Blanket a Grace. Permanecimos en calma hasta que los niños estuvieron en el ascensor, y entonces le cantamos “You are not alone”. ¡¡Qué cursi!! Pero pareció disfrutarlo. Se paró a escucharnos hasta que terminamos, entonces nos dijo “¡Gracias, os quiero!”. Esta fue la última vez que le vimos en Berlín. No se mostró más y dejó el hotel temprano a la mañana siguiente. Tras esa semana llena de emociones, todas estábamos cansadas pero extremadamente felices. Aunque todavía no habíamos logrado mostrarle nuestro espectáculo a pesar de haber estado frente a su puerta, nos sentíamos muy especiales como amigas y estábamos agradecidas por todo lo que Michael nos había dado.



 
Gracias Mahe!!! Que pena que al final no pudieran entrar en su habitación! Como no quiero extenderme demasiado sólo voy a decir que esta parte me encantó :eek:

Michael era una de las personas más encantadoras que podrías encontrar en este planeta, un alma bella. Había sido tan amable abriéndose a nosotras ese día y aún más humilde y agradecido por nuestro aprecio… No habíamos tenido la impresión de habernos encontrado con la más grande megaestrella del mundo. Se sentía más como encontrarte con alguien que has conocido desde siempre. Nos sentíamos tocadas por la magia de Michael y estábamos muy felices de que todas hubiéramos tenido este encuentro con él, juntas como verdaderos amigos. Él nos había reunido hacía muchos años y ahora, aunque fuera solo por un momento, de alguna manera estábamos completas con él, como si fuera el miembro de nuestro grupo que se había ido hacía mucho.

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Mil gracias Mahe, sis.....:eek:

Realmente estas chicas me dejan sin palabras. Termino cansada sólo de leerlas....:jajaja:

Qué amoroso siempre Michael ! Y qué dificil siempre su vida.....ainsssss.....
Me encantó cuando salió al balcón en bata y con la toalla en la cabeza ! :eek::):amores:


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No Lau, lo leí:

Al día siguiente era el gran día de Michael. Los premios Bambi tendrían lugar por la noche, la razón por la que Michael estaba en Berlín después de todo. Michael pareció estar emocionado durante todo el día –cuando quiera que se asomara a la ventana, llevaba algo diferente y se comportaba de forma inquieta. Empezó por saludar a los fans en pijama de pantalón color azul lavanda, luego más tarde en bata de baño blanca, con el cabello húmedo y una toalla en su cabeza. Luego de nuevo, con gafas de leer –algo que nunca le habíamos visto antes pero pensamos que estaba mono. Era una tarde maravillosa porque muchos fans habían llegado para ese único día y era divertido cantar y corear con tantos otros.
 
¡Qué adrenalina y cuántas emociones!!! Lo voy viviendo en carne propia, puedo sentir intensamente como si estuviera ahí, lo que ellas describen y las entiendo tanto, cada palabra que dicen, es así, lo que nosotros también sentiríamos, lo que haríamos, todo.

Cuando leo estos relatos así, tan mágicos, tan increíbles, parece que voy en una montaña rusa de emociones.

Cuando leí ésto, pegué un grito ¡je ,je !!! y eso que lo estaba esperando, sabía que él iba a hacer eso. ¡Qué pena que finalmente no pudo ser!!!!

Es ese justo momento, uno de los guardaespaldas de Michael –Chris- salió y nos dijo “Michael quiere saber si podéis hacer el espectáculo para él ahora”

¡¡Qué tristeza cuando termina la historia, qué suerte que ellas se sentían felices!!! Siempre me imagino el vacío que se sentiría cuando él se iba.

Michael es realmente increíble, no encuentro palabras, nunca va a dejar de sorprenderme, nunca voy a dejar de quererlo, y ellas, tan amorosas con él. Eso tampoco nunca deja de sorprenderme y conmoverme, el amor que le demostraron sus fans. Es algo único, la relación que él creó con nosotros y cómo sus fans se lanzaban felices al mundo para llevarle su amor. Es bellísimo!!!

Muchas gracias, Mahe!!!!!!!!!!!!!
 
Qué emocionante! No quiero que se acabe nunca esta historia :) Realmente es verdad que te deja agotada y más si ves los vídeos al mismo tiempo. Es increíble la locura que se desata alrededor de Michael. Los gritos, la multitud... es difícil imaginar cómo pudo convivir con eso a diario.

Estoy intrigadísima por saber si en la próxima entrega las Appleheads pueden por fin presentarle su espectáculo a Michael.
Aquí, en el minuto 2.36, sale Michael al balcón con el cartel de las Appleheads. El de los dos niños que decía: El futuro está en nuestras manos.

MICHAEL JACKSON with fans - Berlin Nov 2002 - Part 1 - YouTube

Gracias Mahe!! Esperando la próxima!! :):*)
 
Me ha gustado todo, pero al igual que laura, la parte que señalo es muy linda, tuvieron mucha suerte!!!
mi madre hace algún tiempo estaba viendo algo por tv, de un cantanto joven y actual, saludo a sus fans pero hasta ahí nada más, me pregunto si michael era así con sus fans, le dije oh no, este hombre es el más amoroso con los fans, no hay nadie como él, en las noches mandaba a los guardaespaldas y les llevaba pizza, frazadas, le mencione otras cosas y se sorprendió, él siempre ha sido tan cercano, muchos pueden ser famosos pero hay que tener esa humildad y amor que tenía a sus fans, se divertía y era muy agradecido, no importaba cuantas veces le cantaran YANA, si le daba el tiempo se paraba a oirlo hasta que termine como bien dice, y es un detalle increíble y seguro importante para él. En donde esta con la chaqueta "blanca" toda brillosa, creo que es del mismo momento, hay un vídeo donde se lo ve cantando de pasada the lost children junto a algunos fans. Gracias por esta historia.

La chica de "La Cena"(esto me causa gracia por que me hace acordar al cuadro jeje, fueron las elegidas) del anterior link en facebook, agregó unas fotos.

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Muchas gracias por este post que nos permite trasportarnos a lugares,momentos y situaciones que son nuestros sueños

Todo por Michael nuestro amor eterno!
 
Os dejo otra historia!!!

[FONT=&quot]THE DANGEROUS “BALCONY” SHOW IN TEL AVIV (1993)[/FONT]

[FONT=&quot]Por Julia Orendi, Birgit Hoffmann,[/FONT]
[FONT=&quot]Dagmar Wendel & Monika Reimann, Alemania[/FONT]

[FONT=&quot]Después de mucho reflexionar, razonar y bastantes cancelaciones de viajes causadas por la critica situación en Israel – y tras unas semanas muy estresantes – al final y a pesar de todo, nos fuimos a Tel Aviv, donde Michael iba a ofrecer dos conciertos. Tel Aviv nos recibió con un calor abrasador. Cogimos nuestro equipaje y fuimos directamente al hotel donde se alojaba Michael, que había llegado el día de antes. Cuando llegamos allí, ya estaban un montón de fans esperando delante de la entrada, sobre un gran cartel fijo que rezaba: “El Hotel DAN de Tel Aviv da la bienvenida a Michael Jackson y su Dangerous Tour 1993”. [/FONT]
[FONT=&quot]Esa tarde vimos a Michael en su autobús después de un año de gira “Dangerous” y casi no podíamos creer que lo veríamos en el escenario dentro dos días. Alrededor de la media noche, por suerte, encontramos una habitación en un hostal, donde las cuatro nos dormimos completamente agotadas. [/FONT]

[FONT=&quot]Al día siguiente hicimos la trayectoria de Michael por Jerusalén, donde visitó la ciudad antigua y las excavaciones arqueológicas. Al mismo tiempo fuimos a Hayarkon Park, donde se llevarían a cabo los conciertos, para ver las mejores entradas. Por la noche, comenzó toda la tensión con respecto a las entradas para el concierto, las cuales todavía no teníamos en nuestras manos debido a dos días de fiesta consecutivos que habían tenido lugar en Israel. Después algunas largas conversaciones telefónicas con la señora del organizador del local Haim Slutzky y con Marcel Avram de Mama Concerts, quién se quedó en el hotel de Michael, obtuvimos nuestras entradas al día siguiente sin más problemas y así nos encontramos a las 7 en punto de la mañana frente a las puertas de entrada esperando a la apertura de puertas. Eso sucedió a las tres y media de la tarde, tras largas horas de paciencia soportando un calor inaguantable. Nos las arreglamos para conseguir nuestros lugares en la primera fila. Tras el acto de apertura “Culture Beal”, Michael, como siempre, realizó una actuación incomparable, dejando a un lado nuestro “Working day and night” para convertirlo en “Dangerous”, lo que hizo que nosotras y las otras 60.000 personas enloqueciéramos por completo. El descomunal espectáculo terminó con unos fuegos artificiales increíblemente hermosos y fue muy aclamado por la prensa. [/FONT]

[FONT=&quot]Esa noche, todavía estábamos sentadas en la playa junto con algunos fans ingleses, cuando Michael apareció repentinamente en su balcón para observarnos. Aprovechamos la oportunidad para darle las gracias por tan único y espectacular concierto y cuando le dijimos que en “Billie Jean” estuvo brillante, nos saludó con entusiasmo. Esto fue sin duda la guinda del pastel de un día especial. [/FONT]
[FONT=&quot]El lunes compramos algunos periódicos y, mientras tres de nosotras nos pasamos el día de compras y nadando, Monika se quedó en el hotel de Michael. Cuando Michael salió del hotel, su camioneta fue rodeada por varios fans entusiasmados. Monika, que le había dado un libro con dibujos hechos por ella misma a su médico varios días antes, quería saber si Michael había recibido el libro. En una pancarta le preguntaba si tenía un libro con un título específico. Michael asintió con vehemencia, algo que por supuesto la hizo muy feliz. Monika siguió entonces a Michael, quién fue a un Hospital Infantil con el fin de hacer una donación. Por la tarde volvieron para sentarse cuando Michael, de forma absolutamente inesperada, salió a su balcón para ver la hermosa puesta de sol. [/FONT]
[FONT=&quot]Había cientos de aficionados en la playa que se volvieron completamente locos cuando Michael comenzó una actuación bastante inusual. En primer lugar se encaramó a la balaustrada de la terraza, sentándose en el borde y dejando sus pies colgando. Luego se acostó boca abajo y apoyó la cabeza entre las manos, sonriendo y riendo todo el tiempo. La gente no podía creer lo que veía, estaban completamente enloquecidos, pero cuando Michael empezó a balancearse sin temor por el borde, sus guardaespaldas aparecieron de la nada para tratar de poner fin a sus peligrosas maniobras. Tras un breve debate desaparecieron de nuevo y él continuó con sus acciones. Cuando el cielo estaba completamente oscuro, siguió mostrando y explicando las estrellas a los niños a los que se les permitía pasar la tarde con él. [/FONT]

[FONT=&quot]Esa noche alcanzó su cima cuando sus guardaespaldas regresaron para entregarle algo: un megáfono. Con él comenzó a hablar a los fans diciendo cosas como “Sanad el mundo”, “Os quiero” y “¿Puedo ir allí abajo?”, lo que creo la histeria entre los fans. [/FONT]
[FONT=&quot]Después de veinte emocionantes minutos apareció otro guardaespaldas, cogió el megáfono y nos dijo que ahora Michael tendría que ir a la cama. Aturdidas por las acciones de Michael, pasamos el resto de la noche en la playa. [/FONT]

[FONT=&quot]Al día siguiente, se llevó a cabo el segundo concierto y más de 100.000 fans estuvieron presentes para ver primero a “Culture Bear” y convertirse luego en testigos del gigantesco y perfecto espectáculo que ofreció Michael dejándonos a todos sin palabras. El calor era tan insoportable que debían rociarnos con agua para evitar desmayos. Después de un sorprendente espectáculo, Michael se despidió: “¡Te quiero Israel!”, “Heal the World” fue su última canción y Michael abandonó el escenario, con sus fans celebrando y acompañado por un interminable aplauso. Por desgracia, tuvimos que dejarle esa misma noche, así que cogimos nuestro equipaje y nos fuimos al hotel de Mike por última vez. Lamentablemente, no tuvimos la suerte de verlo. Más tarde nos dijeron que ya había abandonado Tel Aviv y se dirigía a Estambul. [/FONT]

[FONT=&quot]Después de esos cinco días de locura también dejamos Israel y volvimos a casa, ya teníamos en mente nuestro próximo concierto en Tenerife, donde una vez más experimentamos muchos más momentos increíbles y un espectáculo muy especial: el escenario, que se encontraba en el puerto rodeado de enormes cruceros, era mucho más bajo y fue posible ver a Michael de pies a cabeza, por lo general una visión muy rara desde la primera fila. Desde el principio tomó contacto visual con los fans de la primera fila, lo que nos hizo felices porque él continuó señalándonos de vez en cuando a lo largo de todo el concierto. [/FONT]

[FONT=&quot]Monika tuvo suerte ya que consiguió el sombrero de Billie Jean, que es hasta día de hoy uno de sus mayores tesoros entre sus objetos de recuerdo. [/FONT]
[FONT=&quot]Los conciertos en Tel Aviv y Tenerife fueron los primeros lejos de casa. Hemos asistido a muchos conciertos por todo el mundo desde entonces y nos hemos encontrado con Michael en varias ocasiones. [/FONT]
[FONT=&quot]Michael, muchas gracias por tu maravillosa música, tu influencia en nuestras vidas y tu misión de “Sanar el Mundo”. ¡Nunca te olvidaremos![/FONT]
 
Última edición:
Gracias Mariate!! Que miedo me da cada vez que lo veo colgando de un balcón, como en TDCAU :mareao:

Unas fotos de Michael en Tenerife

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JacksonTF25.jpg

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Las dos primeras fotos las saqué de este blog. Sabéis si es algún usuario del foro??
 
Otra nueva historia :)




Conocer a Michael – Cómo un solo día ha cambiado mi vida
Por Silke Milpauer, Alemania


Todo comenzó con una bonita voz saliendo de la radio. Mi corazón empezó inmediatamente a latir muy deprisa como si nunca antes hubiera escuchado algo así en mi vida. Sobrecogida, escuché la maravillosa melodía. Para mí, era como si un ángel estuviera cantando. Por eso me sorprendí aún más cuando el presentador anunció que habíamos estado escuchando la nueva canción de Michael Jackson “Heal the World”, de su nuevo álbum Dangerous.

Mi cerebro empezó a trabajar inmediatamente: Michael Jackson -¿no era ese el maniático chico que dormía en una cámara de oxígeno y tenía un chimpancé por mascota? Leía constantemente en la prensa sobre su extraño modo de vida y entendía que parecía vivir en una torre de marfil en lugar de en el mundo real. Pero si ese era efectivamente el caso, ¿por qué este hombre canta con tanta emoción e intensidad sobre curar el mundo? ¿Podría ser dicha persona indiferente a nuestro mundo y a otros sufrimientos de la gente? Pero ahí estaba, Michael Jackson, cantando con todo su corazón tratando de extender su mensaje. De modo que podía ser –un pensamiento audaz, realmente- podía ser que la imagen que transmitían los medios al público en general fuera verdaderamente errónea y no correspondiera a la verdad?

¿Había sido manipulada? No podía sacar este pensamiento ni su voz de mi mente. Ese mismo día fui a una tienda y compré “Dangerous”. Todavía recuerdo lo nerviosa que estaba cuando puse la cinta en el casette –imaginen que ni siquiera tenía mi propio casette hasta entonces- y presioné el botón de comienzo. También recuerdo el dolor de cabeza que me dio mientras lo escuchaba. Pero tenía que darle una oportunidad! Después de todo, nunca antes había estado realmente interesada en la música y tenía que acostumbrarme al estilo de Michael.

Les digo algo: Estoy tan contenta de no haber apagado el casette después de Jam! Mientras que algunas canciones me dieron un serio dolor de cabeza después de haberlas escuchado por primera vez, otras fueron una revelación. Pero después de escuchar “Dangerous” una y otra vez mientras leía las letras al mismo tiempo, me di cuenta de que me iba gustando más este álbum. Mucho. El libreto me informó de que Michael escribió todas las letras él mismo y básicamente, yo estaba bastante impresionada. Enseguida adquirí un gusto por Michael y por su música. Pronto, tuve mis propios álbumes, leía revistas de fans (como la popular Black & White), la autobiografía de Michael, Moonwalk y sobre todo, Dancing the Dream, que me ha encantado desde entonces.

Durante una estancia en Estados Unidos en el verano de 1993, descubrí la biografía de Taraborelli, La Magia y la Locura, y la devoré por completo en solo tres días. Entre otra información, me decía la localización del rancho de Michael, y después de tener que rogar a mis padres para que me llevaran allí, finalmente lo hicieron. Siempre estaré agradecida por la maravillosa experiencia de poder estar a las puertas de Neverland y estar tan cerca de Michael. Bueno, cuando pregunté si Michael Jackson vivía allí (por cierto, gran pregunta, eh?), el amistoso guardia de seguridad solo nos dijo que no le estaba permitido decirlo, pero que deberíamos tomar tantas fotos como quisiéramos y “ser felices”! y lo fuimos!

De modo que básicamente, en un par de meses y debido a mi intensa investigación del “hombre detrás de la máscara”, mi previa, mediatizada, distorsionada y falsa imagen de Michael Jackson había cambiado bastante. Empecé a pensar en él como Michael, o incluso como Mike. Ahora pensaba que tenía que ser un ser humano muy sensible y tímido, quien desinteresadamente –e incluso hasta el punto de olvidarse de sí mismo- se dedicó a preocuparse por las necesidades de los demás –por encima de todo, por supuesto, a las necesidades de los niños. Pensaba en él como en una persona amable que ha sufrido y que ha sido herido e incomprendido hasta un extremo tan alarmante que sintió necesario levantar un muro inmenso alrededor de su alma. Pensaba en él como en alguien que vive al margen de la sociedad, un ermitaño de quien se han reído a menudo y a quien han llamado demasiado a menudo “wacko jacko” a la cara.

Dejemos a un lado a Michael (de momento) y déjenme hablar un poco de mí misma. Tenía 14 años cuando “descubrí” a Michael por primera vez en 1991 y una adolescente bastante introvertida a la que fastidiaban muy a menudo por ser tan tímida. No me gustaba hablar de chicos –un pasatiempo favorito normalmente para las chicas de esa edad – ni salir con otros chicos de mi edad. En su lugar, prefería la compañía de mis libros. Siempre he amado los libros y podía desaparecer dentro de esos mundos de fantasía que me ofrecían durante horas. A ese respecto, Michael era alguien con quien podía identificarme e incluso imaginaba que sabía cómo se tenía que sentir. Conectaba con él muy bien.

De todas formas, su música y sus mensajes significaban mucho para mí y siempre me apoyaron durante esos momentos difíciles de mi vida. E incluso había más aspectos positivos, como que mi inglés empezó a mejorar. Bueno, eso no era sorprendente, considerando la cantidad de tiempo que pasé traduciendo canciones, letras y entrevistas, llevada por el deseo de comprender lo que él tenía que decir. Frecuentemente, Michael hablaba del poder de los sueños. La idea de “desear una estrella” tenía un significado especial para él, y pronto también lo tendría para mí.

Mi deseo de conocer a Michael y hablar con él se hizo más y más grande con el paso de los días. Para entonces, el otoño de 1993 había llegado –y no era un buen momento para Michael, eufemísticamente hablando. Era también una pesadilla infernal para sus devotos fans. No podía creer lo que estaba pasando y lo angustiada que estaba todo el tiempo. Atención, no porque considerase siquiera por una milésima de segundo que esas absurdas acusaciones podían ser verdad, sino porque estaba profundamente preocupada por Michael y por los efectos que eso podía tener en su tierna alma. ¿Cómo puede alguien utilizar su buen corazón y su amor por los niños como un arma contra él?

No pude entender eso, sin embargo, no pudieron encontrar un arma mejor para herirle profundamente.
Por entonces había descubierto una estrella particularmente brillante en el cielo, que siempre conseguía encontrar. Igual que Michael en “Moonwalker”, me centré en esta estrella cada mañana y rezaba muy intensamente: “Por favor Señor, haz que Michael salga de esto sano y salvo y bien.” Y además, un poco egoístamente: “déjame conocer a Michael y hablar con él!”Ese era mi ritual matutino durante algunas semanas. Mi mejor amiga por entonces se había enamorado de un luchador conocido y las dos nos imaginábamos lo que sería conocer a nuestros “amores”. “Solo tenemos que creer en ello al 100%, y sucederá”; Le decía una y otra vez.

Y, de hecho, sucedió: el 3 de diciembre de 1993, llegó una carta de “Bravo”, una popular revista juvenil alemana. Ellos habían apoyado a Michael y estuvieron a su lado durante sus momentos más difíciles, de tal manera que tenían buenas conexiones. Me dijeron que había ganado un encuentro con Michael y podía presentarle el premio que había ganado en la categoría de “mejor cantante de 1993”. ¿Y adivinen qué? Tres semanas después, mi mejor amiga recibió una carta similar, diciéndole que había ganado un encuentro con la estrella. De entre 80.000 participantes, habían extraído mi nombre y también el suyo de entre varios miles. Así que ambas, las mejores amigas desde hacía muchos años, de la misma ciudad y viviendo a tan solo dos calles la una de la otra, ¡habíamos ganado! ¿Se puede creer eso? ¿Cómo pudo ser eso una coincidencia? Desde ese día, creo puntualmente en los milagros.

Un largo, difícil y exhausto tiempo de espera comenzaba. A veces, todo me parecía un sueño, algo que solo estaba en mi mente. ¿Me lo había imaginado todo? Pero no, una llamada del periodista Alex Gernandt me sacó de mi sufrimiento más de un año después: me dijo que el encuentro tendría lugar en pocos días. En Chicago -¿tenía pasaporte? Afortunadamente, lo tenía. Mi alegría era enorme, pero por otra parte estaba bastante asustada: ¿Qué pasaba si Michael fuera totalmente diferente a como había imaginado que sería? ¿Y si no podía decir ni una sola palabra? Y, para poner las cosas peor, ¡tenía que comunicarme en un idioma extranjero! No me malinterpreten, me encanta el inglés y ya tenía un buen dominio del mismo por entonces, pero a pesar de todo: en algunas situaciones extremas, hay veces en que te equivocas en tu propia lengua… ¿y no sería vergonzoso si eso me pasara a mí?

Pero lo primero es lo primero. Antes de poder pensar en conocer a Michael, tenía que cumplir una serie de formalidades. Mis padres tenían que informar a la escuela y rellenar una solicitud para que me excusaran de las clases por una semana. Nadie lo entendía. Mi profesora de francés, por ejemplo, reaccionó como si la hubiera insultado personalmente: “Si conocer a Michael Jackson es más importante para ella que su examen de francés, bueno, ella sabrá…”, decía suspirando dramáticamente en mi ausencia. Sin embargo, no me importaba lo más mínimo. Todo lo que me importaba era que iba conocer a Michael, aunque admito que era un poco surrealista, sentada junto a Alex en clase business, bebiendo sorbos de champán y haciendo un test de una revista titulado “¿Qué harías si conocieras a Michael?” mientras el avión volaba sobre el Atlántico. Incluso más surrealista era la cara del pobre chico del aeropuerto, que me preguntó por las razones de mi visita a los Estados Unidos. Al principio, simplemente le dije: “por placer”. Pero él no estaba lo suficientemente contento con esa respuesta, insistiendo en más detalles. Así que contesté: “Para conocer a Michael Jackson.” Su cara me dijo plenamente que pensaba que yo era una lunática, sin embargo, me dejó pasar.

El siguiente par de días fueron un sueño perfecto. De hecho, me sentía como Cenicienta en el caro y lujoso hotel –el mismo hotel en que Michael vivía, por cierto. Además de hacer un poco de turismo, conocimos a mucha gente del entorno de Michael: Adrian Grant, por ejemplo, quien fue genial (incluso aunque no fuera amable de su parte mencionar la película “Speed” mientras subíamos por el ascensor). Pasamos mucho tiempo con Bob Jones, por quien sentí de inmediato un absoluto desagrado y que observaba hasta mi más mínimo movimiento de cerca. Supongo que trataba de anticipar mis reacciones a Michael, si me desmayaría o gritaría histéricamente cuando le viera.

De hecho, me había prometido a mí misma que no haría ni lo uno ni lo otro, porque no encuentro nada más perturbador que los fans que gritan con todas sus ganas cuando ponen los ojos en Michael u olvidan toda su dignidad (la suya y la de Michael!) o incluso le tocan sin permiso.

Siendo una persona muy empática, siempre me pregunté cómo se tenía que sentir Michael en esas situaciones. Por supuesto comprendía bastante bien los motivos para tales acciones y las emociones detrás de ellas. Pero incluso aunque Michael nos pareciera tan familiar, nosotros éramos extraños para él. ¿Y quién disfrutaba siendo tocado, mirado fijamente y recibiendo gritos de extraños? Por eso me prometí a mí misma no perder la calma y tratar a Michael como a cualquier otro ser humano. Ya gritaría y chillaría cuando él no pudiera verme ni oírme.

Haciendo turismo, comprando y metiendo la cabeza dentro del mundo de Michael, me encontré con una enorme cantidad de extraordinarias experiencias. Una vez, por ejemplo, el señor Jones nos llevó a cenar a uno de los restaurantes favoritos de Michael. Cuando estábamos preparados para irnos, el chef se acercó a nuestra mesa, con un regalo para Michael: había horneado un pastel de queso y chocolate gigante para él y le pidió al señor Jones que se lo diera con los saludos del chef. Desde luego, Michael era muy querido allí.
El tiempo pasa volando cuando te estás divirtiendo. Sentir tal proximidad a Michael era un sentimiento surrealista. Se “escapó” ayer por la noche y salió de compras por el hotel, nos dijo el señor Jones lleno de indignación durante el desayuno. Michael se atrevió a hacerlo a pesar de que él mismo se lo había prohibido, añadió y sonaba como si fuera su dueño. ¿Qué derecho tenía a tratar a Michael como si fuera un niño? Me preguntaba mientras me comía mis pancakes. Y lo que encontraba más triste todavía era el hecho de que Michael obviamente no tenía otra elección que escaparse al amparo de la oscuridad.

De acuerdo que la reacción de Jones pudo haber sido provocada por miedo por el bienestar de Michael; después de todo, no era nunca seguro para él hacer planes normales, cosas cotidianas, sin estar bien protegido. Sin embargo, me dio la impresión de que no era tanto el bienestar de Michael lo que predominaba en su mente, sino el dinero.

Después todo sucedió muy deprisa: nos pusieron en una minivan, y, al estilo de James Bond, comenzó nuestro viaje hacia un destino desconocido. Ni siquiera el conductor sabía a dónde nos llevaba e iba recibiendo las instrucciones mientras conducía. Y si esto solo no fuera suficientemente excitante, no saber si Michael estaría esperándome me destrozaba los nervios. No se pueden imaginar lo fuerte y rápido que latía mi corazón cuando entré al viejo almacén donde se suponía iba a conocer al hombre que lo significaba todo para mí. Era un lugar enorme, con viejas máquinas por todas partes. Michael había elegido ese lugar con la idea de hacer fotos para su libreto de HIStory, nos dijo el señor Jones.

En el lado izquierdo de la sala, se había construido un pequeño estudio fotográfico: Una pantalla blanca servía de fondo, a su derecha e izquierda, se situaron focos para proveer de suficiente luz. Y por supuesto estaba la cámara de Jonathan Exley justo detrás de todo. Disfruté hablando con él, ¡pero nada podía quitarme el nerviosismo! Y nadie podía decir cuándo llegaría Michael. Así que me puse a explorar, paseé por una pequeña habitación adyacente y no pude creer lo que vieron mis ojos: había dulces por todas partes. De hecho, el mayor buffet que había visto nunca –y todo eran dulces. En medio, se colocaron algunos juguetes. ¡Era fascinante!

Ahora comenzaba la larga espera. Decir que no hacía demasiado calor en el edificio habría sido quedarse corto. De vez en cuando sonaba el móvil del señor Jones, y finalmente, perdió la paciencia y salió de compras, murmurando cómo se atrevía Michael a hacerle esperar. Salió por un rato y cuando volvió, había hecho algunas compras de Navidad. Finalmente, todo el mundo empezó a ponerse inquieto. Eran las seis y media de la tarde y habían pasado tres horas. “Michael estará pronto aquí” –ese susurro llenó de repente el aire y entonces Wayne entró por la puerta y se aseguró de que todo estaba bien para Michael. Alex y yo nos levantamos de las sillas en el rincón derecho de la sala, mirando hipnotizadas fijamente a la puerta. Sentía frio y calor al mismo tiempo y temí desmayarme de puro nerviosismo. ¿Era posible sufrir un ataque al corazón a los 17?, me lo preguntaba porque mi corazón latía tan fuerte como si hubiera participado en una maratón.

De repente, un sonido de niños alegres llenó el almacén: algunos niños llegaron corriendo a la habitación arrojándose caramelos unos a otros. Aun siendo fascinante, mi mirada permanecía fija en la puerta por la que Michael pasaría solo un momento después. Parecía como si toda la atmósfera de la habitación cambiara de inmediato. Fue como si tuviera una visión, tan irreal me parecía el hombre que pasó a varios metros de mí. Que vistiera pantalones negros, una camisa de franela de cuadros rojos, una mascarilla negra y su sombrero; todos esos detalles se me escaparon. Mis ojos estaban únicamente fijos en sus rasgos y en sus maravillosos ojos oscuros. Debió sentir mis ojos en él, porque ahora su mirada cruzó la distancia entre nosotros y se encontró con la mía, mirándome interrogativamente. Avergonzada por haberme pillado mirándole directamente, aparté rápidamente la mirada. Por el rabillo del ojo pude ver que las comisuras de su boca hacían un gesto divertido. Mientras tanto, posó para varias fotografías. La siguiente vez que le miré, como si sintiera de nuevo sus ojos fijos en mí, fue él quien apartó la mirada rápidamente. Repetimos este juego una y otra vez.

“Ahora”, el señor Jones nos señaló a mí y a Alex y cruzamos la habitación en dirección a Michael. Para mí, todo parecía suceder a cámara lenta. De pronto, me paré frente a la cámara, directamente frente a Michael, que estaba ahora a solo unos tres metros de de distancia. Después, no pude ser capaz de decir cómo vestía Michael. Vi los detalles que he descrito antes –que llevaba mascarilla y sombrero, por ejemplo- en fotos un par de días después. Pero en ese momento, estaba demasiado hipnotizada por sus increíbles ojos oscuros, que hacían un fuerte contraste con sus finas y pálidas facciones. Su complexión no parecía ser la de una persona de raza blanca, sino más clara aún. Nunca había vista nada comparable. Su cara era tan simétrica y suave como la porcelana. Sus labios tenían un rojo natural, sin lápiz de labios. Como Blancanieves, no pude evitar pensar. Yo le miraba a él y él me estudiaba a mí también.

Después de que Jonathan tomara algunas fotos, alguien me empujó hacia Michael y yo traté de mantener el equilibrio y no tropezar con algunos cables. Como si fuera con el piloto automático, crucé los cinco pasos que nos separaban todavía y extendí mi mano. Le traté con normalidad, y no le miré fijamente, tan difícil como era algo así –ese pensamiento seguía rondando mi mente. Asombrada, me di cuenta de que se sobresaltó ligeramente cuando me acerqué para darle la mano, y que sus ojos se abrieron notablemente. Está asustado, pensé. Estaba tan nervioso como yo. El hecho de que él pensara que yo, una chica tímida e inofensiva de 17 años, pudiera atacarle o herirle a él de alguna manera me impactó profundamente. Lo que este chico debió haber experimentado en esta mirada… tengo que moverme lentamente, pensé, y hablar tranquilamente y con calma. En ese momento, Michael no parecía ser ya Blancanieves, sino un tímido cervatillo. Bambi.

Antes del encuentro, había practicado un pequeño discurso, ahora hice un esfuerzo, saludé a Michael y le di la mano. Él me devolvió el saludo amable pero firmemente. En ese momento, pasó algo asombroso: Todos mis miedos y nervios desaparecieron en el preciso instante en que me tocó. Después de presentarme, Michael contestó quedamente: “Hola, soy Michael.” Recuerdo que eso casi me distrajo, pero encontré este gesto increíblemente lindo. Para no perder el hilo, expliqué a Michael quién era y por qué estaba allí: “Que quería entregarle el “Golden Globo Award”, pues los lectores de “Bravo” pensaron claramente que era el que más se lo merecía. Entonces le ofrecí mis felicitaciones y alargué mi mano con el premio muy lentamente. Michael cogió el premio con mucho cuidado, (que tenía la forma de un pequeño indio, por cierto) y lo admiró largamente. “Oh, es muy mono!” exclamó y lo agradeció sinceramente. Tuve la impresión de que realmente significaba mucho para él. “Lo sé”, contesté y sonreí. “Quería quedármelo para mí, sabes”, bromeé y Michael lanzó una carcajada, y se mordió los labios.

No sabía qué hacer, pero me pareció que sinceramente sería la mejor solución. Así que admití que era muy tímida y que estaba muy, muy nerviosa por todo el mundo alrededor y las cámaras. No quería decirle que él era la principal causa de mi nerviosismo, eso habría sido muy violento. Michael abrió la boca, claramente sorprendido, y de improviso, me vi entre sus brazos. “No tienes que estar nerviosa. Lo lograremos juntos”, me susurró dándome palmaditas en el hombro. Como era el momento de las fotos, me rodeó con sus brazos. Mientras posábamos para Jonathan, me dijo en un susurro que él todavía no estaba acostumbrado a todo eso y que estaba muy nervioso y era muy tímido él también. “Ellos siempre están pensando que alguien quiere matarme”, añadió quedamente y girando los ojos, con sus mirada ahora fija en sus guardaespaldas, que estaban por allí cerca a cargo de los niños.

Ahora ya se había roto el hielo y en los siguientes minutos hablamos el uno con el otro. Me había prometido a mí misma que no le preguntaría nada personal y no le trataría como cualquier periodista amarillista. Por tanto me sentí aliviada de que pareciera interesado en mi vida y me preguntara un par de cosas. Le conté algunas cosas sobre mí y mi vida cotidiana. Cuando le dije que nuestro encuentro tenía que haberse producido en realidad un día antes, pareció incrédulo: “¿Cancelaste tu vuelo por MÍ?”, preguntó como si fuera difícil de creer que él era tan importante como para justificar una cosa así. Cuando añadí que había esperado más de un año para ese día, me miró aun más asombrado. “¿por mí?”, repetía. Su humildad era sorprendente.

“Ni siquiera sabía que iba a haber este encuentro… me lo dijeron hace unas horas tan solo”, me dijo. Después de eso, Michael tenía que posar para algunas fotos él solo y yo volví a mi sitio detrás de la cámara, disfrutando de ver a Michael en acción. De alguna manera, todo el mundo alrededor nuestra desapareció poco a poco hacia la habitación de al lado y de repente, me encontré sola con Michael. Yo estaba sorprendida y Michael parecía confuso por ello. Pero entonces una risa apareció en su cara y me llamó. En el camino hasta la reunión, el señor Jones me había dicho que no debía mirar fijamente a la nariz de Michael (¡como si fuera a hacerlo!) ni preguntarle nada, ni pedirle un autógrafo. Pero cuando estuvimos solos pensé que no le importaría, recobré la calma y lo hice, “¿te importaría firmar mi libreto de Dangerous?”, le pregunté educadamente y Michael sonrió resplandeciente. “!Por supuesto!” le di el libreto y un bolígrafo y él decidió espontáneamente que la piedra ancha y alta situada a la derecha del estudio fotográfico podría servirnos como sillas. Usó la manga de su camisa para quitar el polvo de la piedra y, muy caballeroso, me ofreció asiento. Yo estaba muy impresionada - era tan, tan educado! Agradeciéndoselo, me senté y le observé cómo se sentaba a mi lado y pasaba las hojas del libreto buscando una página adecuada para firmar. De algún modo, sentía que ya no había distancia –ni física ni emocional- entre los dos, y también admití que pensaba que el señor Jones no era muy simpático y que me daba bastante miedo porque parecía muy estricto y dominante. Michael solo rió de un modo bastante divertido y me dio palmadas en el hombro diciendo, “no debes tener miedo de él. Él es así. Incluso yo le llamo señor después de todo este tiempo, ¿te imaginas?”

Cuando terminó de escribir la dedicatoria en mi libreto, se levantó y cogió mi mano para ayudarme a levantarme. Miré por la habitación donde una de las niñas que jugaban llamó mi atención: “Oh, es tan linda!”; exclamé y señalé su bonito pelo rizado. “¿Cómo se llama?” Michael siguió mi mirada y rompió a reír. “!Es un chico!”; dijo y sentí como mis mejillas enrojecían. “Oh, yo… no lo sabía”, balbuceé bastante avergonzada. “lo siento!”, me disculpé, y de repente, Michael se puso más serio. “Son todos chicos”, dijo, y su voz era… no sé bien cómo describirla. ¿Dura con intención, quizás? Yo estaba en silencio, porque no sabía qué contestar a esa afirmación. Llena de horror, me di cuenta de que los ojos de Michael estaban ahora llenos de lágrimas. Entonces susurró: “De verdad quiero a los niños. ¿TÚ me crees?” El modo en que enfatizó ese “tú” implicando que mucha gente no le creía, me desgarró el corazón. Parecían rondarle los demonios de su pasado y no le dejaban en paz. Ahora sabía con absoluta certeza lo que solo había podido imaginar antes: Habían herido profundamente a este hombre, le clavaron un puñal en su corazón y se lo retorcieron bien. Habían cometido con él una gran injusticia…

Yo tenía solo 17 años, y él era el hombre que significaba todo para mí, el hombre de quien me sentía más cerca. Estaba perdida sin saber qué hacer. Mi primer impulso fue abrazarle fuertemente y reconfortarle, pero luché contra él porque asumí que eso sería desagradable para él. Tampoco quería destruir la frágil banda de confianza entre nosotros. Mirando en retrospectiva, me arrepiento profundamente de no haber seguido lo que me dictaba el corazón. Lo que hice fue devolverle su inquisitiva mirada y asentir con fuerza, “lo sé, Michael. Lo sé”, susurré. Estuve a punto de romper a llorar yo también, y él pareció notarlo, sacudió su desesperación y su tristeza y resplandeció de nuevo. Para distraernos los dos, me presentó a todos los niños que estaban por allí. Eran sus sobrinos, me dijo entre otras cosas.

“Michael, tienes que irte. ¡Los niños están esperando!”; dijo Bob Jones indignantemente, lo repitió varias veces y señaló a la puerta por donde los sobrinos de Michael habían salido. El momento temido había llegado y aunque no quería separarme de Michael, fui yo quien le alargó la mano para estrechar la suya, susurré un adiós, diciéndole que me había encantado conocerle y que esperaba que todos sus sueños se hicieran realidad. Me volví e intenté echar a andar, pero Michael agarró mi mano, me hizo volver, me abrazó entre sus brazos y me dio un beso en la mejilla izquierda. Me quedé tan perpleja que no me di cuenta de lo que estaba pasando. Así que, desgraciadamente, no me dio tiempo a disfrutar del momento realmente. Pasó demasiado rápido. Creo que le devolví el beso, pero no sé si Michael me dijo algo a mí o no. Estaba como en trance, volví a mi sitio y miré cómo Michael era conducido fuera de la habitación.

Después de que la puerta se cerrara detrás de Michael, dejé salir todos mis sentimientos. Toda la tensión emocional fue liberada. Más tarde, en la cena, el señor Jones me preguntó si estaba feliz por haber conocido al “Rey del Pop”. ¡Cómo odiaba que la gente se refiriera a Michael usando la tercera persona, como si no fuera un ser humano! Mis ojos estaban todavía ligeramente enrojecidos cuando le miré: “Estoy contenta de haber conocido a Michael”, le contesté y volví a poner mi atención en la comida.

Después de ese día, en los años siguientes, vi a Michael varias veces, continué siguiendo su vida y su carrera. Pero fue ese día el que cambió mi vida y el que me ha dado tanto. Mirando hacia atrás, puedo decir que, sin Michael, nunca me habría convertido en la persona que soy hoy. Por eso es por lo que he accedido a escribir mi historia: quería compartir mi experiencia, transmitir a los demás qué maravilloso, generoso y adorable ser humano fue Michael. Él no es –no era- como la gente lo imaginaba, y yo tengo mucho que agradecerle: Sin Michael, nunca habría estudiado inglés y nunca habría deseado trabajar con niños y jóvenes adultos. Sin él, la tímida joven de entonces no se habría convertido en una mujer segura de sí misma. Hoy día, trabajo como lectora en un colegio de Alemania, enseñando inglés y alemán a gente joven de entre 16 y 25 años. Entre los jóvenes, Michael es popular como nunca antes. Es absolutamente genial ser fan suya. Solo desearía que la razón fuera otra distinta…

Pero también sé que él está bien ahora, y aunque suene manido, está en un lugar mejor. ¡Gracias por todo, Michael! Nunca te olvidaré.



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Ainsssssss......No sé ni qué decir........:llorando:

Me produce tantos sentimientos conocer estos detalles de su vida, esa vida que nunca terminamos de discernir, de cuán distinta a toda vida imaginable fue. Y cuánto lo hizo sufrir muchas veces.

Muchas gracias mi Bluecita....:*)


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