Es la gente más urgida de ingresos la que está sufriendo mayormente los nocivos efectos de los irracionales bloqueos decretados por López y tolerados (quizá financiados) por las autoridades capitalinas.
La ilegalidad de este acto de protesta acarrea consecuencias nefastas para los ingresos familiares de los taxistas, los comerciantes en pequeño, los proveedores de servicios turísticos, meseros, cocineros, choferes de camión, personal de servicio en los hoteles, y así ad infinitum en una larga cadena de personas inocentes victimadas en forma por demás inmerecida.
Imaginen ustedes, lectores, un juego de beisbol por el campeonato en el que el jonronero estrella se PONCHA sin tirar con las bases llenas.
Y acto inmediato trepa a las gradas bate en mano tirando macanazos a los aficionados que lo apoyaban desde las tribunas, alegando que como el ampayer marcó un "strike" ellos tienen que obligarlo a cambiar su decisión.
Sería demencial, ¿no es cierto?
Nula diferencia existe para todo fin práctico entre este hipotético suceso y lo que está aconteciendo en las avenidas de nuestra Capital tras DOS DÍAS de bloqueos, en los que López ha decidido victimar ECONÓMICAMENTE a muchos ciudadanos que lo apoyaban.
Al trastocar el orden de la ciudad, imposibilitar el ciclo habitual de negocios y AHUYENTAR el turismo en forma por demás perjudicial para la economía de los capitalinos, López se ensaña cínica y despreocupadamente en contra de la fanaticada que lo apoyó y lo convirtió en "estrella".
Doce millones de dólares al DÍA en la cancelación de hoteles, más de CIEN MILLONES de pesos diarios de pérdidas en diversos comercios y más de CIEN MIL usuarios del transporte público afectados de tal manera que muchos de ellos no pudieron llegar a sus trabajos o llegaron tarde en perjuicio de la productividad: éste es el saldo parcial del DAÑO hasta hoy recabado por diversas asociaciones de negocios.
Cualquier pasante de economía sabe que en la cadena de la productividad el primer eslabón es el empleo y el último es la economía hogareña: al impedir el desarrollo normal de la vida productiva capitalina, López afecta directamente la bolsa de cientos de miles, quizá millones, de habitantes de la Capital que DEPENDEN de sus ingresos diarios para alimentar a sus familias.
¿Quién le restituirá a esta pobre gente la pérdida de ingresos y de tiempo perdido?
¿Quién va a compensarles a sus familias la pérdida de ahorros, oportunidades y flujos monetarios requeridos para saldar necesidades apremiantes?
Ciertamente que no será López: este hombre ya demostró que el pueblo le vale un cacahuate, que ídem le valen las leyes, la verdad y hasta su propio decir.
Su palabra es un blanco móvil, pues un día dice una cosa, otro día dice lo contrario y al tercero inventa algo nuevo que nada tiene que ver con la realidad que estruja a los SERES HUMANOS a quienes les está ESTROPEANDO la vida con sus bloqueos.
El Tribunal Federal Electoral, que es autónomo y es quien actualmente revisa el proceso y analiza las querellas presentadas, NADA tiene que ver con los ciudadanos, nada tiene que ver con los candidatos, ni con el Presidente, ni con nadie.
Si de acuerdo a las leyes que lo rigen, el Tribunal juzga procedente abrir paquetes y recontar votos, lo hará, si no, no. ¡Tan simple como eso!
De manera que, al presionar socialmente y victimar a personas que nada tienen que ver con lo que López quiere (aunque lo que quiere varía con su apetito) comete una gran y enorme INJUSTICIA.
Entrevistado por una agencia de noticias internacional, un vendedor atrapado en el caos citadino dijo haber votado por López, pero que con esto que estaba haciendo "ahora le daba miedo".
Ésta, creemos, es la reacción de una creciente masa de mexicanos, incluso aquellos que votaron por él. Ya les da miedo la conducta irresponsable de López, les imprime temor que no mida consecuencias, les causa terror que se muestre dispuesto a subordinar todo: leyes, el bienestar de sus conciudadanos, las instituciones y el futuro del País a las exigencias de sus caprichos y devaneos.
Nadie, salvo un tirano, se tomaría tales libertades.